No se sabe si seguirá usándolo luego de las internas partidarias, que para el ex presidente serán sólo una anecdóta, pero el leit motiv parece demasiado débil como para sostener un discurso electoral.
En un acto realizado la semana pasada en Young, Vázquez mostró por dónde van los tiros. Dijo que el país va bien "de verdad" y que eso preocupa a "la derecha". "Cuando digo a la derecha digo a la oposición", aclaró el ex presidente.
Resultaría un ejercicio inútil preguntarle a Vázquez si piensa en serio que todo lo que no está en el Frente Amplio es "derecha". La respuesta podría ser tan inverosímil como la explicación que dio en Código País sobre su burla a Jorge Larrañaga. Por lo pronto, ningún politólogo ni analista medianamente serio catalogaría al conjunto de partidos y sectores opositores como "derecha".
Vázquez se lanzó a la campaña apelando a dos ideas-fuerza que jamás matiza ni desvincula: la crisis del 2002 y la bonanza posterior al 2005. La primera obra exclusiva de "la derecha" y la segunda mérito excluyente del oficialismo. Como los números y la memoria colectiva obran, en términos generales, a su favor, el candidato y sus seguidores festeja sus ocurrencias.
Sin embargo, si se le pregunta a la gente cómo la está pasando, lo que dice no es "vamos bien". Probablemente, esa respuesta pueda recogerse entre votantes de Suiza o Nueva Zelanda, y aún con ciertas reservas. Aún viviendo mucho mejor que hace una década, muchos ciudadanos sienten que hay varios asuntos centrales que están demasiado mal en sus vidas, como la seguridad, la atención de salud, la educación pública, el costo de los productos y servicios básicos. Incluso sienten que muchas cosas están injustificadamente mal o que no están todo lo bien que podrían.
Pero además, es evidente que la competencia de Vázquez ("la derecha") ha renovado su elenco, su discurso y buena parte de su visión sobre la economía y las políticas sociales. No es de extrañar: así como el Frente dio un giro copernicano en su visión sobre la para alcanzar y mantener el electorado de centro, la oposición aprendió la lección y no parece dispuesta a regalarle al Frente los beneficios que perciben los electores en políticas sociales, negociación colectiva y otros asuntos igualmente sensibles.
Los votantes saben que el país nunca está tan mal como dice la oposición ni tan bien como proclama el gobierno, pero Vázquez optó por negar la realidad de la peor manera: omitiendo la parte que no le conviene o minimizando problemas que todos vemos en otra magnitud.
Es un esfuerzo tan vano y contraproducente como motejar de derechistas a todos los que expresan ideas y propuestas diferentes, sobre todo porque en algunos casos no lo son tanto. Un esfuerzo que exhiben las flaquezas del slogan y las debilidades y temores de una candidatura cuya fortaleza relativa recién podrá medirse camino a octubre. De las desmesuradas expectativas que tenían los simpatizantes de Vázquez sobre su reaparición como candidato, no quedan rastros. No todo parece ir tan bien.
¿Tan bien?
¿Tan bien?
Tabaré Vázquez ha lanzado su campaña presidencial con el slogan "Vamos bien".
30.04.2014
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