El sueño de todo político, apostador, científico, analista, corredor de bolsa, campesino, periodista, o de la mitad de las profesiones del planeta es la de disponer del diario del día después, mucho mejor si es el diario de seis años para adelante. Todo sería una Jauja.
Hoy, con el país creciendo a tasas desconocidas, con una mejora sustancial del consumo a todos los niveles, una desocupación histórica - por lo baja - con un número récord de viajeros desde el exterior y hacia el exterior, con los más altos niveles de inversión que se tenga recuerdo y registro, es muy fácil ensañarse, juzgar y tirar barro a voluntad.
En el 2006, cuando PLUNA terminaba su desastrosa aventura con Varig, con aviones inservibles, un DC10 alquilado a precio de oro para hacer sus viajes de cortesía a Madrid, con el servicio de mantenimiento de los aviones - que Varig había transferido a Brasil - a tres veces los costos locales, con la red de ventas de la Primeras Líneas Uruguayas de Navegación Aérea PLUNA virtualmente inexistentes y con 150 mil pasajeros, había que tomar decisiones en esas circunstancias. No con el diario de hoy, julio del 2012.
Tomar decisiones durante el primer gobierno de izquierda, con más de 800 trabajadores de PLUNA en peligro serio de quedar desocupados, en un país que tenía todavía tasas de desempleo de dos dígitos y que salía de una terrible crisis económica y estaba ordenando, "emprolijando", pero sobre todo cambiando su política económica y social, ¿quién se animaba a cerrar PLUNA?
Los interesados en una pequeñísima empresa aérea eran muy escasos. Si la feroz oposición y algunos periodistas dicen que había varios interesados, que nos hagan conocer los nombres de esas empresas, serias, impecables, con enormes recursos y dispuestas a comprar PLUNA. Es más, que nos hagan conocer el nombre de cualquier interesado.
La oposición, que le huye a la palabra herencia como el diablo al agua bendita, nos quiere hacer creer que se trata de algo turbio, oscuro, de errores imperdonables; que ni siquiera la autocrítica vale, pues en definitiva lo que pretenden es que renuncien para siempre a conducir gobiernos o actividad alguna en la que ellos, los blancos y colorados están siempre interesados en reasumir.
La justicia, ésa que en el Uruguay no se compra aunque se pueda equivocar, tiene las herramientas para investigar a fondo, convocar a todos los involucrados y obligarlos a comparecer, y dispone de los recursos legales y la imparcialidad para ir a fondo, hasta donde sea necesario. Imaginen por un segundo los tonos de la declaración de la UNA si un legislador frenteamplista hubiera dicho la barbaridad pronunciada por una legisladora colorada...pero ahora son aliados de fierro.
Si el FA tiene mayoría parlamentaria, y ellos lo saben perfectamente y lo han criticado en forma constante, ¿no es más imparcial y directo, que sea el Poder Judicial el que investigue? Cualquiera que tenga cola de paja, le huye en primer lugar a la Justicia, por ello las Comisiones Investigadores que detectan irregularidades siempre proponen el pasaje a la Justicia. Ahora se hizo directamente. ¿Por qué? Porque lo que los blancos y colorados querían era un buen circo, durante todo el tiempo posible. Hablemos claro. Les interesa un rábano la conectividad, los trabajadores de PLUNA o los pasajeros que no pudieron volar, les interesa utilizar este tema como caballo de batalla. Están en todo su derecho, pero el gobierno tiene otras responsabilidades, incluso hay temas que se deben tratar con mucho cuidado para no generar nuevos problemas. Y ellos lo saben y se aprovechan.
Desde ya declaro solemnemente que de aquí en adelante hablaré en todos lados, con datos y con pasión y con razón, de la herencia maldita que nos dejaron. Por dos motivos: porque sigue siendo una fuente inagotable de enseñanzas sobre lo que no hay que hacer y para que no vuelvan los responsables del terrible testamento que nos dejaron a más de 3 millones de uruguayos. No a todos, porque para algunos fue la paponia permanente. El Uruguay de las "carteras pesadas" y de los "bancos ligeros".
Volvamos a PLUNA. En el 2006 había dos alternativas de hierro. Cerrar la empresa y que fuera el mercado en aquella situación de incipiente salida de la crisis quien se ocupara de resolver a los tumbos la situación, o que el Estado se hiciera cargo de PLUNA, la estatizara e invirtiera para ponerla en pie. Estaba totalmente postrada.
¿Cuál de las dos "no equivocaciones" era la mejor?
Si cerrábamos la empresa, no tengan dudas que no hubiéramos alcanzado los 3 millones de turistas del año pasado, la duplicación de los ingresos por turismo, el aeropuerto hubiera sido un bien suntuario y relativamente inútil, y muchas de las inversiones en diversos rubros no se hubieran concretado. Además del pequeño detalle de que 700 personas hubieran quedado en la calle. Y repito, en otra situación que la actual.
Los manifestantes que con una vela fueron a la casa de Astori, con algún declarante a la cabeza que durante la gestión de Campiani fue si fiel escudero, supongo que le habrán agradecido el "error" a Astori, de haber tenido trabajo durante los últimos seis años, en PLUNA.
La otra alternativa, la total estatización, que ya en el plebiscito de 1992 dejamos afuera por la consulta popular, hubiera sido un desastre todavía peor. Un punto y medio o dos del PBI de déficit fiscal sólo para PLUNA (no menos de entre 30 y 40 millones de dólares de déficit anual), sin grandes inversiones (como sucede con Aerolíneas Argentinas). Toda la política económica fiscal afectada en sus prioridades y en su diseño.
Nadie importante se compromete hoy con la estatización, con el pedido de estatización. El propio sindicato busca un inversor para formar una cooperativa, el PIT CNT no acepta el delirio estatista de COFE, que si por ellos fueran estatizarían los carritos de clasificadores de basura. Es un avance político y sobre todo ideológico de la sociedad uruguaya en su conjunto.
¿Qué tiene de progresista que el 100% de los uruguayos tengan que financiar a PLUNA? Nada. Imaginemos cuántas otras actividades podrían tener prioridad en la propiedad de estado, antes que una empresa de aviación.
Es una empresa de alto riego: en los últimos años decenas de grandes, medianas y pequeñas empresas aéreas quebraron y cerraron y es notoriamente una empresa de alta especialización y alto riesgo.
En algunas semanas habrá una o dos subastas. Una al alza y otra a la baja. Por la cantidad de interesados que se han manifestado hasta ahora, todos esperamos que se obtenga la mayor cantidad de recursos. Para hacer el balance de este aspecto, hay que tener un poco de paciencia.
¿Por qué la oposición y algunos voladores se apresuran a sacar conclusiones? Porque tienen miedo de que la realidad los obligue a un piadoso silencio. Los siete aviones, las 60 frecuencias operadas por PLUNA son un capital valioso y las garantías contra hipoteca de los siete aviones es el principal reaseguro que tiene el estado, inclusive para recomponer la conectividad aérea con una empresa de bandera nacional. Tengamos un poco de paciencia.
Es una actitud republicana y sobre todo de izquierda reconocer errores. La autocrítica es de izquierda, la derecha nunca se equivoca, ellos son víctimas de la fatalidad. La actitud de Astori y Vázquez de mirar con sentido autocrítico la situación de PLUNA enfureció a la derecha.
No pueden soportar que se exhiba de una manera tan evidente que somos diferentes, que nuestros dirigentes son capaces de reconocer o de reflexionar sobre sus errores. Es un problema ideológico profundo. Una diferencia total y absoluta.
¿Alguien hizo autocrítica, reconoció errores por la crisis del 2002, la peor de nuestra historia, por los bancos basura vendidos a banqueros piratas? La derecha no conoce ni siquiera la palabra. Ellos son infalibles. Los que nos equivocamos somos las víctimas.
Para sacar las conclusiones definitivas de todo este proceso, incluyendo de cómo la oposición se lavó totalmente las manos de esta situación, yo voy a esperar sólo algunas semanas.
Eso sí, entre los diferentes errores que teníamos en el horizonte en el 2006, creo que éste no es para nada el peor y que la situación del 2012 es muy diferente y mejor que hace 6 años, inclusive en el caso del transporte aéreo y sus perspectivas.
¿Nos equivocamos?