Hace dos años y medio el entonces presidente, José Mujica, nos aseguró a todos los uruguayos que su gestión de gobierno dejaría "tres paquetitos bien atados". ¿Se acuerdan?
Cuando ya parecía evidente que ningún cambio ocurriría en materia educativa y ante la evidencia de que la situación de seguridad seguiría empeorando, nos anunció con "bombos y platillos" que su legado sería el puerto de aguas profundas, el resurgimiento del ferrocarril y la planta regasificadora.
Pues bien, estamos esperando los paquetitos. . . Nada de nada. Ni siquiera la piola para atarlos.
El puerto de aguas profundas sigue siendo el mismo proyecto pendiente de siempre, no hubo un solo avance que implique la posibilidad de su efectiva realización. Habría que recordar los sucesivos anuncios, las ofertas chinas que no fueron otra cosa que un "cuento chino", la certeza de que Brasil apoyaría su impulso, lo que resultaba a todas luces insólito, o el "bolazo" de que Paraguay y Bolivia invertirían en esa idea. Resultado final: cero en toda la banda.
Del resurgimiento del ferrocarril ni hablemos. También se anunciaron inversiones chinas, tan cuento chino como el anterior. Mientras tanto, ninguna iniciativa exitosa y la inercia más espantosa. Lo único que creció fue el número de accidentes producidos por los pocos movimientos ferroviarios en nuestro desvencijado sistema vial. No sé si alguien hizo la cuenta, pero seguramente deberemos ser un record en número de accidentes con relación a los kilómetros recorridos. Un desastre vergonzoso que financiamos desde hace décadas todos los uruguayos a cambio de nada.
Y finalmente, el único proyecto que parecía alcanzar un eventual resultado positivo, la regasificadora, se cayó como un castillo de naipes, con graves costos para el Estado. La empresa encargada de construir la planta se retiró repentinamente dejando la tarea interrumpida.
A tal punto es el fracaso que incluso se está revisando (cuando el buque regasificador ya está casi pronto) si no se habrá sobredimensionado el proyecto, en la medida en que, efectivamente, la capacidad de producción de gas es infinitamente superior a nuestras necesidades, por lo que el proyecto requiere de un mercado firme que demande el gas producido, lo que es absolutamente incierto. Básicamente el proyecto se sustentó en la necesidad argentina, lo que hoy aparece como dudoso.
En fin, toda una síntesis de la gestión del gobierno de Mujica. A estos fracasos hay que agregar que, como hemos dicho en otras oportunidades, los mismos temas de la agenda electoral de 2009 siguieron pendientes en la agenda electoral 2014, prueba fehaciente de que ninguno de tales asuntos habían sido resueltos durante la administración Mujica.
En efecto, las cuestiones principales pendientes de solución para el nuevo gobierno son la educación, la seguridad y la infraestructura. El déficit de nuestra caminería y estructura vial se agudizó enormemente durante el gobierno de Mujica que no dio respuesta al problema.
A ello se agrega ahora la catástrofe administrativa de ANCAP, que le representó al Estado uruguayo una pérdida de centenares de millones de dólares, enancado en una permisividad insólita apañada y prohijada por el propio Presidente de la República.
Y además la crisis de PLUNA, que le representó al país una pérdida de al menos trescientos millones de dólares, de la que el propio Mujica se ha hecho responsable repetidas veces, golpeándose el pecho pero tolerando que los procesados sean los que actuaron bajo su orden.
A estas pérdidas habrá que agregar los costos corrientes de un seguro de paro eterno que financiamos todos los uruguayos para sostener las consecuencias de la caída de la aerolínea de bandera uruguaya. Sin contar las enormes dudas que genera el proyecto, también impulsado por el inefable expresidente, de una nueva aerolínea que nadie sabe si finalmente algún día volará, en cuyo caso será un nuevo incremento del déficit que nos provocó esta historia.
Finalmente, el legado de Mujica también incluye el enorme déficit fiscal con el que culminó su gestión que trepó hasta el 3.5% del PBI (cuatro veces y media mayor al proyectado), lo que afectó la posibilidad de atender el cambio de viento de nuestra economía con mayores posibilidades de manejo político.
Cuesta entender que, sin embargo, la popularidad de José Mujica siga siendo elevada, porque lo que queda bien claro es que el gran "paquetazo" fue la propia gestión de gobierno de Mujica. Ese sí que fue un "paquete" para todos los uruguayos.
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