De sus 167 integrantes, la oposición tendrá un mínimo de 99 miembros, 46 el gobierno y quedan 22 diputados que no han sido asignados. Las diferencias pueden ser muy importantes pues si la oposición alcanza los 3/5 (101 diputados), que seguramente alcanzará o los 3/4 (111) bastante más difícil, las posibilidades de los opositores cambian en forma importante.
De todas maneras el otro dato elemental y básico es que el "madurismo" sufrió un importante revés electoral y político, como no había sucedido en las 15 elecciones anteriores y un altísimo porcentaje de ciudadanos votó en contra del gobierno. Y este es un dato político fundamental, lo que unió a la oposición, que va desde sectores de izquierda, del centro izquierda, del centro y de la derecha, incluso de la extrema derecha, es una sola causa, derrotar al gobierno.
Hay varias conclusiones que quiero compartir. El sistema electoral se demostró serio y confiable, con el doble mecanismo de voto electrónico y voto en las urnas. Esto vale para estas elecciones y las anteriores. Sería bueno que los que gritaron a voz en cuello al fraude reconozcan este hecho indiscutible. Si vale cuando se gana, vale también cuando esa misma oposición perdió las elecciones.
La discusión sobre el proceso electoral no era -entre gente seria- en lo fundamental, sobre el día de las elecciones y el sistema electrónico de doble o triple control, sino sobre el clima previo, las amenazas desde la Presidencia, el abuso del poder para influir en las elecciones. La larga y detallada carta de Luis Almagro se concentraba en ese tema y sobre los presos políticos.
Ahora deberíamos concentrarnos en dos aspectos, sobre todo para los compañeros que nos quieren sumergir las barbas hasta la coronilla y por diversos episodios electorales en la región. Insisto, cuando se está en el poder hay que tener siempre las barbas en remojo, y más se pasa el tiempo en el gobierno y más juiciosa debe ser la actitud de vigilancia de las propias barbas. Las causas de la derrota en Argentina como en Venezuela no me convocan a poner nada en remojo.
¿Por qué el Madurismo recibió una derrota tan contundente? En primer lugar por la situación económica y social del país, porque la inflación supera el 200% este año, porque los sueldos tienen valores ridículos medidos en términos reales, de 11 a 20 dólares mensuales, porque el dólar oficial tiene un valor de 6,4 bolívares y en el mercado negro cuesta 900 bolívares, porque el PBI este año caerá un 10%. Y prohibiendo la divulgación de los datos solo se hace el ridículo.
Perdieron porque hay un desabastecimiento impresionante, y la vida cotidiana y normal de los venezolanos y venezolanas incluye largas colas y una lucha a brazo partido para adquirir lo más elemental. Y echándole la culpa a los especuladores -que seguramente deben existir- la gente ni come, ni se lava, ni toma sus medicamentos, ni nada de nada. Y todo es porque el modelo petrolero dependiente de antes se agravó con una destrucción creciente de todo el aparato productivo nacional. Todo se importa, nada se produce. En un país con potencialidades muy grandes.
Perdieron porque la corrupción es conocida, vivida, ostentada en algunos casos y sufrida por la inmensa mayoría de los venezolanos. Porque se generó una casta gobernante y empresarial nueva y vieja más rica y más corrupta que antes, con miles de millones de dólares en bancos e inversiones inmobiliarias en Panamá, Miami y en cuanto paraíso fiscal exista en el planeta. Y me refiero también o sobre todo a gente vinculada al gobierno y a la petrolera oficial. Lo sabe todo el mundo.
Hasta ahora funcionó esa trágica frase de que "roban pero hacen", pero comenzó a agotarse la fuente de tanta riqueza mal habida y de la capacidad de seguir "haciendo": el precio del petróleo. Atribuirle la caída del precio del crudo solo o principalmente a la desestabilización de Venezuela, es un poco ridículo, aunque no tengo dudas que algunos lo incluyeron en su menú. Pero los mecanismos que rigen el precio del crudo son mucho más complejos.
Algo ya se anunciaba cuando en las elecciones presidenciales Nicolás Maduro obtuvo el 50,66% de los votos y Henrique Capriles el 49,07%. Pero la situación empeoró en todos los frentes.
Por último, la causa de la derrota del madurismo, es una profunda crisis de liderazgo. La vida lo demostró abrumadoramente, una cosa era Chávez y otra cosa el binomio Maduro-Cabello. Y los tres vivieron o viven en el Caribe...
Algunos discursos del presidente Nicolás Maduro no se pueden explicar con la referencia facilonga de su origen caribeño. Podría hacer una lista interminable de líderes, de intelectuales, de pensadores caribeños que no admiten la mínima comparación, con ese primitivismo, con el insulto elevado a la categoría de sentencia bíblica y de otras frases que mejor enterrar en el olvido.
El PSUV resistió con un importante 40% de los votos por la memoria de Chávez, por los cambios que se dieron en los primeros años de gobierno, por una inicial redistribución de la renta petrolera. Y ese proceso comenzó a cambiar radicalmente.
Hay una continuidad entre Chávez y Maduro, es la extrema polarización. Ahora con la mayoría absoluta del parlamento en contra, no será ni igual, ni fácil manejar el país de esa manera. Habrá o mejor dicho habría que negociar, buscar diálogos en serio, evitar ese clima de que todos se agrupen contra el gobierno por la propia prepotencia y arrogancia del gobierno.
En la oposición hay fuerzas políticamente muy diversas y hasta las próximas elecciones presidenciales de 2019 faltan muchos años, por Venezuela y por América Latina es necesaria una convivencia democrática y un diálogo institucional en serio.
Esperemos que ahora que cambiaron todas las condiciones a nadie, ni siquiera a Mauricio Macri se le ocurra la novedad de aplicarle a Venezuela la cláusula del tratado del Mercosur para pedir la exclusión del bloque por razones democráticas. Los venezolanos fueron a las urnas, sin violencia y se expresaron, y eso es democrático en serio.
Todos deberíamos apoyar y contribuir a que no sean los sectores más radicales e irresponsables los que impongan su lógica. Una derrota de la democracia desde cualquier lado en cualquier país de América Latina, es una derrota de todos.