Es momento especial para que desde cada trinchera se exacerben los ánimos y se crucen acusaciones entre los representantes de los diferentes partidos. Nosotros no tenemos dudas de que la norma propuesta por el partido de gobierno es inconstitucional; lo es porque establece efectos retroactivos violando el principio de la no retroactividad de las leyes y lo es, también, porque invade las competencias del Poder Judicial estableciendo, por vía legislativa, la tipificación de conductas delictivas lo que es materia exclusiva del Poder Judicial.

Sin embargo, más allá del calor del debate, hay límites que no se deben trasponer; y particularmente no lo deben hacer quienes pretenden asumir funciones de liderazgo de sus respectivos partidos.

Por eso las declaraciones del Senador Bordaberry son particularmente graves. Sostuvo que tenía dudas de que el Frente Amplio, ante la eventualidad de perder una elección, no entregara el gobierno. Gravísimo agravio, gratuito y carente de fundamento.

Podemos tener las diferencias más fuertes con los demás partidos, pero jamás podremos dudar de la voluntad democrática de las colectividades políticas de este país. Sobre todo después de haber vivido la horrenda noche de la dictadura, que se generó precisamente cuando el Presidente de turno decidió no cumplir con su mandato constitucional.

Uno pensaba que había sido un "desborde verbal", un error no pensado del senador colorado; pero su ratificación posterior demuestra que se trata de una posición asumida. Lo que nos lleva a preguntarnos ¿qué busca el Dr. Bordaberry lanzando al ruedo semejante acusación, sin fundamento y sin prueba alguna?

Parece evidente que está buscando radicalizar la política, "prender fuego el campo", apostar a la polarización. Está claro que busca alimentar los extremos políticos de este país, que busca "tironear" a la opinión pública hacia las puntas.

No podrá hacerlo. Todos los uruguayos sabemos muy bien lo que pasa en un país cuando predominan los extremos. Todos conocemos y sufrimos los resultados de la lógica de la descalificación y de la confrontación. Los uruguayos sabemos lo que pasa cuando las posturas extremas se fortalecen.

Por eso es muy bueno que, desde todos los partidos, se hayan levantado voces de condena a una acusación injusta, anacrónica y falaz. Con independencia de las diferencias que nos separan a las diferentes colectividades políticas, tenemos que aislar a quien pretende radicalizar o polarizar la opinión de la ciudadanía.

El Dr. Bordaberry debería reconocer su error y pedir disculpas a la ciudadanía por generar este tipo de dudas o de sospechas sobre el cumplimiento de las bases fundamentales de la convivencia democrática.

El país no volverá jamás a las viejas lógicas perversas de confrontación y polarización que llevaron al triunfo del autoritarismo y la intolerancia. La enorme mayoría de los que nos dedicamos a la política trabajaremos con energía y convicción para evitarlo, aunque algunos crean que pueden "medrar" con la polarización