Jugamos ayer el primer partido del repechaje contra Jordania y el resultado favorable por 5 a 0, en términos reales, asegura la clasificación de Uruguay.

Ahora tenemos la revancha el miércoles próximo en Montevideo y debe ser un partido para disfrutar y no para sufrir, como lo ha sido en otras eliminatorias.

El 5 a 0, de todas maneras, puede llamar a engaño y hacernos pensar que Uruguay jugó a voluntad durante todo el partido, cosa que no es cierta. Jordania luchó siempre y si hubiera logrado concretar alguna de las dos oportunidades que tuvo al principio, podría haberse tornado un adversario peligroso.

El partido constituyó una experiencia interesante. En lo previo me preocupó un poco la integración del equipo, no porque no esté de acuerdo poner más énfasis en el ataque, sino porque hace mucho tiempo que no veía un equipo de Tabárez haciéndolo. La pregunta que se me presentó es la obvia e inevitable: si el rival consiguiera rápidamente atacar con peligro, o nos convirtiera un gol, ¿nos animaríamos a seguir atacando así o pasaríamos rápidamente a poblar el medio campo?

Fue una experiencia interesante. Uruguay jugó bien en general, sin defecciones individuales, y se basó en el juego de dos hombres que hace tiempo que andan muy bien (Arévalo Ríos y Cristian Rodríguez) y en la presencia de sus grandes figuras (Suárez y Cavani) cuya sola presencia complica a cualquier defensa.

 Como esta vez Uruguay ocupó todo el frente de ataque, a pesar de la férrea marcación que hizo Jordania sobre Suárez aparecieron oportunidades para otros jugadores y así fueron apareciendo los goles.

En particular quiero resaltar que esta vez Lodeiro aprovechó muy bien la oportunidad que se le brindó y que me alegra mucho la actuación de Álvaro Pereira: ojalá se estabilice en su nivel de Sudáfrica y de la Copa América.

Esperemos entonces, el miércoles, disfrutar del juego y festejar la clasificación.