Me gustan las consignas afirmativas. Más que las pedigüeñas. Pero en estos días en que, los muros de Montevideo proclaman enfáticamente que en el Frente Amplio habrá cambios obligatoriamente y un poco más adelante se pinta que el Frente Amplio somos todos o no seremos, me entran algunas tímidas dudas. Sobre todo porque tienen la misma firma
Como estoy medianamente enterado de que es lo que se está discutiendo en el FA hacia las elecciones del 27 de mayo, las dudas pierden totalmente su timidez. Se desbordan.
Para discutir algo, los uruguayos nos sentimos obligados a tomar un largo impulso histórico. En la eterna sabiduría de nuestros antepasados están todas las respuestas. ¿Será tan así?
Si a gente mayorcita se la invita a votar para elegir algo, en este caso nada menos que al presidente o la presidenta de la principal fuerza política del país, la que gobierna y la que tiene la mayor intención de voto, se deposita en esos ciudadanos todo el peso de la responsabilidad. Para eso es el voto.
Son ellos o ellas que deben elegir si es legislador, si tiene que tener experiencia o no, si debe ser de un sector, debe ser independiente o un peregrino entre los sectores, a qué generación pertenece y cuál es el color de piel. ¿O talvez de sus ideas? No hay un Plenario por encima de todos y de todo, que nos indicará los primeros pasos del camino para que no nos extraviemos por los oscuros senderos de la democracia.
Si a los candidatos se les permite ser carpinteros, canillitas, profesores, obreros textiles, colchoneros o rey de bastos, ¿Por qué les debería estar impedido ser senadores o diputados? Parece que se acepta que en el 2014 la presidenta o presidente podrá ser candidato en todas las listas al parlamento pero en el intermedio, deberá pasar al ostracismo. Parece una medida con nombre y apellido. ¿La candidata podrá ser médica?
Nosotros, los frenteamplistas que nos enorgullecimos porque nuestro presidente era el primer magistrado de la Nación y simultáneamente seguía siendo médico, ahora le prohibimos al presidente del FA que sea Senador de la República. O Senadora.
Una hipótesis: la gente vota el 27 de mayo y elige, le da la mayoría a una senador ¿Qué Plenario se a va a atrever a no aceptar su nominación? Seamos serios.
Y hay más noticias para este boletín. Se presentan cuatro, cinco, seis candidatos o candidatas ¿quién determinará los que pasan y los que no pasan? Los integrantes del Plenario volverán -como en el Congreso del 2008- a votar uno, dos, tres candidatos? Habrá candidaturas para todos o para ninguno.
Parece que la idea de un candidato único se ha desdibujado en los últimos días, sería un contrasentido. Si se elige un solo candidato, ¿Por qué no se pusieron de acuerdo en las cúpulas y se eligió al presidente y nos evitan el rito de las urnas? ¿Cuál será el próximo paso? ¿La renovación por cooptación de las autoridades? ¿Los títulos nobiliarios, las baronías?
No hay duda que el Frente Amplio tiene que cambiar. No por problemas generacionales - solamente - sino por lo más importante: por graves problemas políticos.
No se espera que todos los problemas sean resueltos por el nuevo presidente, incluyendo a sus vices y a toda la estructura compleja y pesada, sino que exista un cambio de actitud, una profunda actualización de todo. De la visión estratégica, discutida y construida entre todos; de los métodos de comunicación, organización y participación; de los procesos de renovación permanente y los cambios en las estructuras de representación.
Como en todos los casos estamos hablando del poder, es decir del motivo y desvelo de la política, todo es complejo, entreverado y muy masticado. Por eso hay que tener claras las referencias. Y creo que para nosotros la referencia debe ser nuestro pueblo, nuestra gente, nuestra misión política.
Nuestra gente hace tiempo que le dio la espalda a las estructuras, los actos, los aniversarios. Todavía nos vota ¿Por cuánto tiempo más?
Si el 27 de mayo no se inicia un franco proceso de cambios, de nuevas participaciones, de debates y elaboraciones, de una forma más correcta de relación con el gobierno, nuestro gobierno y nuestros gobiernos, con la sociedad civil y las organizaciones sociales, con los diversos poderes y con la cultura ciudadana, nos jodimos. Y lo peor: jodimos al país.
En medio de tanto entrevero, es posible que alguien crea que entre las políticas de Estado debemos asegurarle a los blancos y colorados que retomen el gobierno nacional, el de Montevideo, Canelones y todas las intendencias para que el fuego purificador del llano nos devuelva pureza, energía y sueños. Amalaya...
No olvidemos la frase de un profundo pensador progresista, Ronald Reagan cuando dijo que "La política es la segunda profesión más antigua del mundo. A veces creo que se parece mucho a la primera" Y de eso sabía mucho.