De derrota en derrota nadie tiene asegurada la victoria final y de confusión en confusión nadie nos garantiza la seriedad y una buena política. Hace 9 meses que gobernamos, tenemos por delante otros 51 largos y complejos meses para culminar el segundo mandato de la izquierda. ¿Es tiempo de interrogarnos sobre el 2014 y la suerte que correremos? ¿sobre los posibles candidatos del Frente Amplio?

Para algunos puede ser el sucedáneo de una estrategia para mí es un pantano donde el barro del poder es la referencia absoluta y dominante.

Antes, mucho antes del 2014 está la obligación de hacer un buen gobierno de izquierda, cumplir con la promesa de construir sobre los cimientos sólidos del primer gobierno de izquierda un país de primera y profundizar los cambios. Las síntesis electorales, las consignas tienen ventajas y desventajas, pueden transformarse en conceptos tan vagos que sirven para un lavado y un fregado.
Pero la inmensa mayoría de los uruguayos y de los frenteamplistas sabemos perfectamente a que se refiere esa consigna. Queremos seguir creciendo en todos los frentes y disminuyendo en otros.

Que se cumpla el objetivo de un crecimiento en el quinquenio del 25%, porque acumulado con el 31% del periodo anterior representa para el Uruguay un PBI de más de 40.000 millones de dólares. Queremos seguir creciendo en la inversión, pública, privada, nacional y extranjera y generando nuevos puestos de trabajo de mayor calidad y con mejores sueldos. Ese es el Uruguay productivo e innovador, de primera.

Para que esto se cumpla necesitamos dar un salto importante en varios frentes: en la infraestructura de carreteras, de puentes, del ferrocarril, de puertos, de nuevos aeropuertos, de generación de energía con una matriz diversificada y sobre todo necesitamos un amplio, ambicioso y eficiente proceso de formación contante de los actuales y los futuros trabajadores. La educación no puede ser sólo eso, pero el trabajo es un valor fundamental de los cambios y los avances en la educación. Esa es también una clave de la redistribución de la riqueza, porque es la redistribución de las oportunidades.

Queremos y exigimos un estado a la altura del proyecto nacional, en la eficiencia y la relación con los ciudadanos, en los procesos transparentes y democráticos, en la constante capacitación de sus funcionarios y dirigentes. Y eso duele, porque nos falta mucho. Mucho.

Queremos que también se sigan reduciendo muchas cosas. Los niveles de pobreza e indigencia, la desocupación, la deserción estudiantil, la inseguridad, la mortalidad infantil y mejoren todos los indicadores sanitarios.

Para todo eso necesitamos un proceso constante de equidad. No es sólo porque somos de izquierda y por lo tanto la justicia social es parte fundamental de nuestra identidad, sino porque la vida ha demostrado que no hay proyecto nacional sin una sociedad más integrada, si no derrotamos a la desintegración y la fractura social. Por eso necesitamos 51 meses de  políticas sociales mucho mejores y más claras. Tenemos paciencia, pero no tanta. Eso implica un conjunto grande de políticas que deben actuar en forma integrada, el aumento de salarios y jubilaciones y por lo tanto la porción de torta que corresponda a los trabajadores; la estructura tributaria, la calidad y dirección del gasto público, las inversiones en educación, salud y cultura.

Un país de primera es una sociedad con un clima cultural, de circulación de las diversas expresiones culturales a nivel de todo el país, utilizando todos los medios con gran creatividad y audacia. Y con orden y cuidado. Tenemos un patrimonio que el desorden y el descuido no deben afectar. El acceso a la cultura es también una forma imprescindible de brindar igualdad de oportunidades.

También necesitamos una estrategia nacional muy clara en nuestras relaciones internacionales. Tenemos clara nuestra profunda vocación a la integración en el MERCOSUR  en la UNASUR y abiertos al mundo. Lo que también debemos atender en forma especial es a nuestros vecinos, hoy por hoy avanzamos en el frente del levantamiento de los piquetes, pero muy poco más. Todo lo demás con Argentina está en alta mar o alto río. Y no alcanza con que reconozcamos que hay miles y miles de compatriotas que viven en Argentina, tengo la leve sensación de que las cosas van muy lentas. Tendremos que buscar alternativas.

La pregunta no puede ser si por esta ruta ganamos de nuevo las elecciones en el 2014, eso es mezquindad, eso es dejar jirones de la izquierda por el camino,  la preocupación es como gobernaremos en estos años, como transformaremos al país y la sociedad para hacerla mejor, más justa y más libre. El 2014 no sólo está lejos, sino que está a 51 meses de la vida cotidiana de los uruguayos, de sus sueños y sus realidades.

Cuando los políticos confunden sus ambiciones legítimas, pero acotadas al poder con las profundas tendencias y necesidades de la gente, perdemos todos. Y la izquierda pierde su identidad.