La aparición y derribo de un globo chino en los cielos estadunidenses fue uno de los temas que marcaron la agenda noticiosa global, y un asunto que tuvo impacto en las relaciones bilaterales entre ambos países.
China aseguró desde un principio que el aerostato cumplía funciones de investigación meteorológica, y consideró excesivo el abatimiento llevado a cabo por las fuerzas armadas del país norteamericano.
¿Se puede hoy en día espiar desde dirigibles, como se hacía en las guerras de la primera mitad del siglo pasado? ¿Qué potencial militar tienen estos objetos voladores y que riesgos suponen? A esas y otras preguntas responde el experto español Guillermo Pulido Pulido, politólogo y máster en Seguridad y Defensa, en un extenso y pormenorizado artículo publicado en Revista Ejércitos.
Pulido señala en su nota que el globo intruso sobrevoló sitios estratégicos de Estados Unidos. Por ejemplo, la base de Malstrom (Montana), en la que se despliegan 150 silos de misiles ICBM. Ese detalle “indica que la incursión no fue ninguna clase de accidente, sino que estaba deliberadamente dirigida al núcleo fundamental del sistema defensivo de cualquier superpotencia: el arsenal de disuasión nuclear”, expresa.
Además, y tal como lo señaló el Pentágono en su momento, el supuesto artefacto meteorológico no era un globo sonda ni nada parecido, y tenía capacidad de maniobrar.
Así, aunque el globo espía chino salió del territorio estadounidense con sus paneles solares para propulsión y sus cámaras y equipo de vigilancia, al día siguiente estaba de regreso, según dijeron las autoridades de EE. UU.
Con la tecnología actual, es posible construir globos no propulsados que tengan capacidad de maniobra gracias al manejo del big data climático, subiendo y bajando para aprovechar el flujo de corrientes. “Es posible construir globos que pueden navegar aproximadamente hasta zonas concretas”, como parece ser el caso del que causó recientes dolores de cabeza diplomáticos, considera el autor. Por otra parte, “la capacidad de merodear y patrullar parece ser una característica algo más inédita, pero que de algún modo este globo tiene”, subraya.
El ingenioso modo de vuelo y operación de estos aerostatos no es algo totalmente nuevo, ni ajeno a los Estados Unidos. De hecho, “la empresa Stratollite ofrece globos estratosféricos a las Fuerzas Armadas estadounidenses”, explica Pulido. Según la empresa, sus globos “ofrecen dos capacidades únicas que los hacen interesantes para los clientes militares: la alta calidad de las imágenes, incluido el video de movimiento completo; y la capacidad de merodear en un área durante un período de tiempo muy largo”.
Estos globos pueden proporcionar imágenes con una resolución de cinco centímetros por píxel desde una altura de 50.000 pies (15.250 metros) con una persistencia en el aire de hasta 45 días.
En ese caso “se trataría de globos realmente grandes, con un volumen del tamaño de un estadio de fútbol universitario. Pero debido a que están hechos de plástico de polietileno, su firma térmica es reducida. Por otra parte, dado que vuelan a muy baja velocidad son más difíciles de detectar con sensores de radar, electroópticos e infrarrojos, de lo que uno podría pensar y, por lo tanto, no son necesariamente objetivos sencillos de detectar”, describe el autor.
Espacio áereo
La Organización Internacional de Aviación Civil establece que el espacio aéreo de Clase A llega solamente a lo 60.000 pies, es decir, 18.288 metros, por lo que por encima de esa altitud no existiría el espacio aéreo. “Además, ese acuerdo es solo una convención a la que los estados se adhieren voluntariamente, careciendo del valor vinculante de las leyes internacionales o los tratados”, enfatiza el experto. El globo espía chino sobrevoló los EE. UU. por encima de esa altitud, por lo que su derribo — que finalmente se concretó— podría considerarse, en cierto contexto, “como un acto de agresión, como lo sería atacar un buque en aguas internacionales”.
Los globos también tienen la ventaja de ser mucho más baratos que los satélites de observación, que necesitan cohetes para alcanzar su órbita, por lo que por la misma cantidad de dinero que cuesta un satélite se pueden adquirir una superior cantidad de globos. “Esto contradice absolutamente las primeras declaraciones que provenían del Pentágono y la administración Biden, relativas a que los globos no ofrecen capacidades superiores a las de los de los satélites. De hecho, horas más tarde, el propio Secretario de Estado de los EE. UU., Antony Blinken, suspendió el viaje que tenía previsto realizar a China, lo que indica que el asunto es mucho más grave de lo que quisieron admitir en un primer momento”, añade Pulido.
El mayor riesgo que a largo plazo suponen estos globos (así como dirigibles y drones) sobre bases de misiles balísticos intercontinentales (ICBM) americanos es que nada impide que, en lugar de cámaras o radares, llegasen a transportar armas nucleares. “El sentido estratégico de detonar una o varias ojivas nucleares sobre estas bases no es que puedan destruir físicamente los misiles, algo que sería imposible, sino que los pulsos electromagnéticos de la detonación atómica inutilizasen la electrónica de los misiles y de sus puestos de mando, dejando los misiles inservibles hasta que fueran reparados (un trabajo que podría durar años)”, refiere.
“En el caso que el Ejército chino convierta en costumbre poner globos sobre bases de ICBM sin que haya consecuencias o duras represalias, nada impediría que en una situación de crisis entre China y EE.UU. (como una futura guerra en Taiwán), esos globos portaran armas nucleares para dejar inutilizados los ICBM americanos. Un ataque de ese tipo no causaría muertos de forma directa ni destruiría ciudades, pero dejaría a los EE. UU. con cientos de misiles intercontinentales inutilizados”, plantea como posible escenario.
Zeppelin vive y lucha
En contra de la opinión general, los globos y dirigibles no son una reliquia de la Primera Guerra Mundial, sino que desde hace años se anticipa que pueden tener un brillante futuro militar (además de civil y económico). “No obstante, debe recalcarse que esta tecnología aún está en sus albores, aunque es cierto que pueden tener mucho potencial”, puntualiza Pulido.
“Por ejemplo, podrían situarse varios globos sobre un área (no solo uno), de forma que vayan rotando aprovechando las corrientes de aire, para conseguir una vigilancia constante durante los meses que estén es estación. El propio Pentágono está probando los globos Thunderhead, de la empresa Raven Aerostar, para ese cometido”.
Asimismo, los globos también pueden transportar misiles y pequeños drones kamikaze, “que podrían atacar objetivos de oportunidad sobre el campo de batalla”.
“Esto implica que, a largo plazo, las grandes potencias enfrentadas puedan situar drones y globos sobre territorio enemigo sin que legalmente estén violando su espacio aéreo”, sostiene Pulido.
Acerca de los comentarios
Hemos reformulado nuestra manera de mostrar comentarios, agregando tecnología de forma de que cada lector pueda decidir qué comentarios se le mostrarán en base a la valoración que tengan estos por parte de la comunidad. AMPLIAREsto es para poder mejorar el intercambio entre los usuarios y que sea un lugar que respete las normas de convivencia.
A su vez, habilitamos la casilla [email protected], para que los lectores puedan reportar comentarios que consideren fuera de lugar y que rompan las normas de convivencia.
Si querés leerlo hacé clic aquí[+]