Por The New York Times | Alex Marshall
Una vez al mes, Anna Lapwood acude al Royal Albert Hall de Londres para ensayar en su gran órgano desde la medianoche hasta las 6 de la mañana, un extraño espacio de inactividad dentro de la apretada agenda del recinto.
Con frecuencia, los únicos que la escuchan ensayar son los guardias de seguridad del lugar, pero hay otro público que puede verla más tarde: los más de 420.000 seguidores de Lapwood en TikTok.
Al comienzo de cada ensayo, Lapwood apoya su teléfono contra la consola del órgano para que pueda captar todos sus movimientos: sus dedos moviéndose con rapidez por los cuatro teclados del órgano, sus pies deslizándose sobre los pedales y una expresión de deleite que se extiende por su rostro cuando los sonidos emergen de los 9999 tubos del órgano.
Cuando Lapwood termina el ensayo de la noche, elige varias secciones divertidas o interesantes de la grabación (como una enérgica interpretación de la banda sonora de una película o el momento en el que estornuda a mitad de una pieza) y después las publica en TikTok.
Tocar el órgano puede ser una actividad solitaria, aseveró Lapwood en una entrevista reciente. “Estás sentada a solas en el escenario y puede parecer que estamos apartados del mundo de la música clásica”, señaló, pero cada vez que recuerda que la gente “se entusiasma mucho” con su instrumento en TikTok, “siento que ‘quizá no tenga que ser tan solitario’”.
Las estrellas del pop llevan mucho tiempo utilizando TikTok para hablar directamente con sus fanáticos, mostrarles imágenes sinceras de sus vidas o promocionar lanzamientos; Lapwood está utilizando las mismas técnicas para inspirar a los usuarios de TikTok a enamorarse de la música clásica. Aunque esta forma de arte se considera a menudo intimidatoria o inalcanzable, Lapwood intenta darle un aire fresco y divertido.
Lapwood, de 27 años, comentó que quiere usar TikTok para “iniciar a los jóvenes” en la música clásica y añadió que continuamente experimenta con distintos tipos de publicaciones para ver cuál funciona. Esos videos incluyen explicaciones detalladas del funcionamiento de los órganos y tomas breves de ella trabajando con los pedales del instrumento en pantuflas cuando hace frío. “Es lo mejor que he hecho en mi carrera para acercar a la gente al instrumento”, dijo.
Esa misión también se extendió más allá de la aplicación. Lapwood ha sorprendido a los viajeros británicos tocando un órgano que se instaló en un vestíbulo de la estación de tren London Bridge en julio y se ha presentado en conciertos de música pop. En mayo, los músicos de Bonobo, un popular grupo de música electrónica, estuvieron una noche en el Royal Albert Hall mientras Lapwood ensayaba. Quedaron tan impresionados con su interpretación de la Tocata y fuga en re menor de Bach que le pidieron que actuara con ellos la noche siguiente en un concierto con todas las entradas agotadas que se llevaría a cabo en el mismo lugar.
Unas 18 horas más tarde, Lapwood estaba tocando acordes potentes sobre los ritmos electrónicos de Bonobo mientras un público de 5000 personas los animaba enloquecido. Cuando publicó un clip de ese momento en TikTok, obtuvo más de 5 millones de reproducciones.
Cameron Carpenter, un organista estadounidense conocido por su estilo extravagante, dijo en una entrevista telefónica que era “un gran admirador de Lapwood”. Lapwood tocaba el órgano como un bailarín, “con fluidez y libertad”, dijo Carpenter, en contraposición a la forma rígida que se esperaba. Con razón se había convertido en “la organista más visible del mundo”, añadió.
La violinista Hilary Hahn, que también es usuaria de TikTok, afirmó que se había sentido atraída por las publicaciones de Lapwood y las comentaba con regularidad. “Todo lo que hace lo hace con alegría”, dijo Hahn. “Te emocionas con las cosas que a ella le emocionan”.
Durante los últimos seis años, Lapwood (quien empezó a tocar el órgano como a los 15 años) ha sido directora musical del Pembroke College, perteneciente a la Universidad de Cambridge, donde sus funciones incluyen dirigir dos coros. Justo antes de que comenzara la pandemia de coronavirus, se dio cuenta de que algunas de las coristas estaban grabando una rutina de baile para sus propias cuentas de TikTok. “¿Qué demonios están haciendo?”, recuerda que preguntó y ellas la animaron a probar la aplicación.
Sus primeras publicaciones fueron tímidas. (En una de ellas tocaba una pieza de Bach con los pedales del órgano. Tituló el video “Día de pierna”), pero pronto empezó a experimentar con clips de música contemporánea y otros temas más bobos, como un video en el que mostraba su postura perfecta al tocar una alegre sonata de Bach con rollos de papel higiénico apilados en la cabeza. Uno de sus primeros videos que se hicieron virales la mostraba simplemente contando los últimos 90 segundos antes de la grandilocuente entrada del órgano en la Sinfonía número 3 de Saint-Saëns.
Últimamente, Lapwood ha ampliado sus opciones musicales más allá del repertorio clásico. En febrero, publicó un clip de sí misma tocando la banda sonora de Hans Zimmer de la película “Interestelar”. La reacción fue tan positiva, dijo, que empezó a escribir sus propios arreglos de música para películas, algo que le había encantado hacer de adolescente, pero que dejó de hacer mientras estudiaba órgano en la universidad porque pensó que “ya no era algo respetable”.
Gracias a TikTok, dijo Lapwood, estaba volviendo a “una versión más auténtica de mí misma” y ahora se sentía más libre para experimentar con “la idea de lo que es tocar el órgano, qué sonidos se esperan y qué espera la gente escuchar en un concierto de órgano”.
“La consola del órgano es mi patio de recreo y antes no era así”, añadió. A medida que la popularidad de Lapwood en TikTok ha ido creciendo, su carrera se ha fortalecido más allá de la plataforma. Se presentó en los Proms, una serie anual de conciertos de música clásica retransmitidos por la BBC, publicó un aclamado álbum de debut y la nombraron artista asociada del Royal Albert Hall. En primavera tiene prevista una gira por Estados Unidos.
A pesar de ello, se le sigue conociendo como “la organista de TikTok” por encima de todo.
Lapwood aseveró que en algún momento esa etiqueta la había molestado, porque podía “considerarse como algo despectivo, desde cierta perspectiva”. Ahora, dijo, la acepta. “Me emociono mucho cuando la gente se me acerca y me dice: ‘Tus tiktoks me han ayudado a superar un mal momento’ o ‘Ahora toco el órgano gracias a ti’”, señaló.
“Así que soy la organista de los tiktoks”, concluyó, “y eso está bien”. La organista Anna Lapwood en el Royal Albert Hall de Londres, el 21 de diciembre de 2022. (Suzie Howell/The New York Times) La organista Anna Lapwood en el Royal Albert Hall de Londres, el 21 de diciembre de 2022. (Suzie Howell/The New York Times)
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