Cuando se empezaron a propagar rumores sobre la amenaza de las supuestas ondas electromagnéticas 5G sobre un árbol milenario de Sri Lanka, el más sagrado del país, el Gobierno no escatimó en medios para analizar la situación.
El presidente Ranil Wickremesinghe en persona envió un equipo de expertos al árbol de Bodhi, una ficus religiosa de 2.300 años en Anuradhapura, ciudad sagrada y antigua capital de la isla situada a 200 kilómetros al norte de Colombo.
Meses de visitas, investigaciones, análisis y observación del árbol por parte de numerosos expertos universitarios y de la administración llevaron a la conclusión de que no se había emitido ninguna onda 5G en la zona.
La anécdota refleja lo convincentes que pueden llegar a ser las informaciones falsas y el derroche de recursos necesarios para desacreditarlas, pero también la veneración hacia este árbol de parte de los 22 millones de habitantes mayoritariamente budistas de este país en bancarrota.
“Buda viviente”
Los budistas creen que brotó de la rama de una ficus religiosa de India que cobijó a Buda en el momento de su iluminación hace más de 2.500 años.
Bo, como lo llaman los locales, representa el “Buda viviente” y es venerado por miles de creyentes cada día.
Las primeras alegaciones aparecidas en una web local aseguraban que las radiaciones 5G emitidas cerca del árbol, cuyas hojas se ennegrecían, le hacían correr un “gran riesgo”.
En Facebook y en grupos de WhatsApp empezaron a circular memes y un presentador televisivo se hizo eco de las informaciones falsas en su canal de YouTube.
El monje que dirige el templo de Bomaluwa, donde se encuentra el árbol, fue acusado de recibir sobornos para autorizar la instalación de estaciones de 5G en las cercanías.
“No soy científico, ni botánico, así que traté la cuestión con el presidente en febrero”, explicó a la AFP el monje Pallegama Hemarathana, de 68 años. El mandatario “inmediatamente nombró un grupo de expertos”.
“El Gobierno y los budistas harán todo lo que haga falta para proteger el árbol de Bodhi”, añadió.
Hay cuatro estaciones a menos de 500 metros del árbol, pero según el director general de la Comisión de Regulación de las Telecomunicaciones, Helasiri Ranatunga, las ondas emitidas en la zona son netamente inferiores a los máximos fijados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“No hay cobertura 5G en la zona sagrada”, dijo a la AFP. Y los expertos en botánica consideran que la cobertura 2G, 3G y 4G no representa ninguna amenaza para el árbol, que también es símbolo de la soberanía nacional.
Los expertos recomendaron prohibir el uso de teléfonos móviles simplemente para mantener la paz en el templo, añadió, dado que los carteles empleados a tal efecto son ignorados por los visitantes.
Jóvenes hojas, con forma de corazón de color verde púrpura, recubren actualmente el árbol.
Máxima seguridad
De tamaño modesto a pesar de su larga historia, el árbol es sostenido por diez brazos de metal afirmados en el piso, y una ficus religiosa vecina más imponente ubicada a un metro de distancia amenaza eclipsarlo.
“Estoy en éxtasis por encontrarme tan cerca del Sri Maha Bodhi”, dice a la AFP G. Kusumalatha, una budista de visita por primera vez para venerar a Bo, y que mencionar el “buen karma” que le brinda esta oportunidad.
Pero nadie está autorizado a acercarse a menos de un metro. El árbol de Bodhi ya fue objeto en marzo de 1985 de un ataque de los separatistas Tigres Tamiles en marzo de 1985, que mataron a tres monjes y 25 peregrinos.
El árbol salió indemne, pero los agresores mataron a otras 100 personas antes de darse a la fuga.
Desde entonces, Bo goza de una seguridad digna de un aeropuerto y cada peregrino es sometido a detectores de metales y registrado antes de ingresar a la zona en la que se encuentra el árbol.
Por Amal Jayasinghe para AFP