Seis instituciones financieras de Estados Unidos serían "cómplices" de la destrucción ambiental en la Amazonía brasileña, así como de la violación de los derechos de las comunidades indígenas de la región, denunciaron organizaciones no gubernamentales en un informe publicado este martes.

Un estudio elaborado por la Articulación Brasileña de los Pueblos Indígenas de Brasil (Apib) y la ONG Amazon Watch identificó las "conexiones" entre las corporaciones BlackRock, Citigroup, J.P. Morgan Chase, Vanguard, Bank of America y Dimensional Fund Advisors y once compañías brasileñas asociadas a conflictos ambientales e indígenas en la selva amazónica.

Los casos detallados en el informe, titulado "Complicidad en la destrucción III: cómo corporaciones globales contribuyen para violaciones de los derechos de pueblos indígenas en la Amazonía brasileña", están basados en "conflictos documentados", explicó Apib en un comunicado.

El estudio expone la financiación de grandes corporaciones, fondos y accionistas a once compañías estratégicas de Brasil: las mineras Vale, Anglo American, Belo Sun y Potássio do Brasil; los gigantes de la agropecuaria Cargill, JBS, y Cosan/Raízen, y las energéticas Energisa Mato Grosso, Bom Futuro Energia, Equatorial Energia Maranhão y Eletronorte.

"Desvelar esa red ayuda a mostrar cómo es problemática la vinculación entre empresas que actúan en la Amazonía con líderes financieros globales", señaló el informe.

El documento destacó especialmente la actuación de las seis entidades financieras estadounidenses, que juntas han aportado más de 18.000 millones de dólares entre 2017 y 2020 a las compañías mencionadas.

"Las investigaciones apuntan que grandes empresas del sector financiero, como BlackRock, Vanguard Y J.P. Morgan Chase, están usando el dinero de sus clientes para permitir acciones hediondas de empresas vinculadas a violaciones de derechos indígenas y a la devastación de la selva amazónica", destacó el director de programas de Amazon Watch, Christian Poirier, citado en un comunicado.

Pese a que muchas de esas corporaciones "han hecho promesas y compromisos públicos con cuestiones ambientales, sociales y, en algunos casos, con derechos indígenas", ellas "siguen invirtiendo en un modelo de negocio que apoya empresas que coleccionan violaciones de derechos ambientales", denunció el informe.

Esa "complicidad del sector financiero con la destrucción contradice los compromisos con el clima y derechos humanos" asumidos por algunas de esas empresas, así como "expone sus inversores a graves riesgos y colabora con las "crecientes crisis mundiales de la biodiversidad y del clima", afirmó Poirier.

El informe fue producido a partir del análisis de procesos judiciales en marcha y otros ya concluidos en la Justicia brasileña, complementados con datos de operaciones policiales y denuncias de líderes y entidades indígenas.

A partir de la base de datos, el centro de investigaciones holandés Profundo cruzó las informaciones para finalmente llegar a las "cadenas productivas, compradores e inversores internacionales" que actúan como accionistas e inversionistas de las compañías brasileñas.

Los responsables del informe denunciaron también la actuación del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, en materia ambiental y acusaron su retórica "antiambiental y anti-índigena" de "contribuir activamente" para el agravamiento de la crisis ambiental en la región.

"Los mercados globales tienen el poder de contribuir o moderar la agenda desastrosa de Bolsonaro para la Amazonía brasileña, permitiendo o evitando la destrucción del bosque tropical", remató el documento.

EFE