La producción de alimentos es la principal causa de pérdida de biodiversidad a nivel mundial y un estudio ha identificado que alrededor de un tercio de toda la agricultura se produce en zonas consideradas de alta prioridad para su conservación.

La producción de alimentos como la carne de res puede tener gran huella en emisiones de carbono, pero no hay la misma información sobre los efectos de los alimentos básicos en la pérdida de biodiversidad. Un equipo de investigadores publica en PNAS un estudio que aborda este problema.

Los expertos de Noruega, los Países Bajos y Japón usaron modelos espaciales en 197 países que incluían 48 productos agrícolas y datos sobre conservación de 7.143 especies para evaluar los conflictos entre ambas variables.

Un patrón que se puso de manifiesto fue que algunos productos básicos, como la carne de vacuno, el arroz y la soja, tendían a producirse en zonas de alta prioridad para la conservación.

Además, otros productos básicos, como el maíz, la caña de azúcar y el caucho también son problemáticos y merecen más atención por parte de los responsables políticos.

Sin embargo, productos de sustitución, como la cebada y el trigo, procedían predominantemente de zonas de menor riesgo.

Además, es poco probable que los productos básicos de bajo impacto, como la remolacha azucarera, el mijo perla y el girasol, se cultiven en lugares que entren en conflicto con los objetivos de conservación.

“Lo que más me sorprendió fue lo mucho que puede variar el impacto de un mismo cultivo en función de su procedencia”, indicó uno de los firmantes del estudio Daniel Moran, de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología.

La carne de vacuno y la soja se cultivan en zonas de alta prioridad de conservación en Brasil, pero no en Norteamérica. Del mismo modo, el trigo se cultiva en zonas menos prioritarias para la conservación en Europa Oriental que en Europa Occidental.

La soja y el ganado dañan las prioridades de conservación en mayor medida en América Central y del Sur que en América del Norte y África, mientras que el café y el cacao se cultivan principalmente en áreas de alta prioridad de conservación en las naciones ecuatoriales, pero se consumen en gran medida en las naciones más ricas.

A nivel global, China, con su alta demanda de múltiples productos básicos, tiene la mayor influencia en la producción de alimentos en áreas de conservación de alta prioridad.

“La producción de alimentos sigue siendo la principal causa de pérdida de biodiversidad”, recordó Keiichiro Kanemoto, del Instituto de Investigación para la Humanidad y la Naturaleza de Kioto (Japón).

Los autores esperan que estos resultados ayuden en la formación de políticas que protejan la diversidad biológica al tiempo que preservan la seguridad alimentaria mundial.

“Nuestro estilo de vida está causando daños alarmantes a la atmósfera y al abastecimiento de agua. Los agricultores y los gobiernos de todo el mundo están buscando políticas que mantengan la prosperidad mientras minimizan el daño irreversible al medioambiente”, destacó Morán.

EFE