La capital mexicana, una urbe con cerca de 9 millones de habitantes, alberga también 32 especies endémicas de animales, un patrimonio que el proyecto divulgativo "Fauna de la Ciudad de México" pretende ayudar a conservar.
"Es increíble que en una ciudad tan grande tengamos tanta biodiversidad", explicó este sábado a Efe la fotógrafa Tamara Blázquez, conservacionista de 30 años que está detrás de este proyecto.
Blázquez ha expuesto sus imágenes en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y en el edificio de la Secretaría federal de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), además de mostrar sus trabajos en varios colegios capitalinos.
"He tenido varios talleres con los niños donde platicamos (hablamos) sobre estas especies, jugamos, aprendemos qué se puede hacer para cuidarlas. Y aprendemos cómo pueden enseñarle a sus familias y a sus padres" a conservarlas, detalló.
Blázquez empezó con la iniciativa hace ya casi cuatro años, cuando encontró un ejemplar de marsupial tlacuache "envenenado" por alguno de sus vecinos y entendió que "la gente tiene miedo de ciertas especies por la ignorancia".
Ciudad de México alberga unas 2.254 especies distintas de fauna, de las que esta fotógrafa capitalina ha conseguido documentar cerca de la mitad con el objetivo de "llevar el mensaje a la gente del cuidado de estas especies, de estos ecosistemas, y que las conozcan".
"Muchas veces no conocemos las especies. No sabemos cómo son, cómo se ven. Y si no las conocemos, no las podemos cuidar. Esto es la premisa del proyecto", expresó.
México se considera uno de los cinco países con más biodiversidad del mundo, al concentrar entre 10 % y 12 % de las especies biológicas del planeta, según la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) del Gobierno.
Aun así, según la opinión de Blázquez, falta "muchísima" educación ambiental, un concepto que "no se fomenta" y sin el que "no puede haber conservación" de especies.
"Llaman mucho la atención las aves, sobre todo las migratorias. Recibimos una cantidad espectacular de aves migratorias cada año como garzas, pelícanos o aves pequeñitas", detalló.
Quizás por la poca educación ambiental, la gente que tiene acceso a las fotografías de la iniciativa se sorprende de "que haya especies tan raras y las puedan ver".
"Estamos muy acostumbrados a creer que al ser una gran ciudad, estar tan poblada y tan contaminada no hay vida. Entonces ha sido gratificante ver cómo con los eventos, con los talleres en las escuelas, la gente no solo sale informada sino emocionada por haber aprendido sobre estos animales", celebró.
Algunos de los participantes en los talleres de Blázquez, relató la fotógrafa, han llegado a "involucrarse en pequeños proyectos o incluso iniciar uno en sus propios jardines para ayudar a las abejitas, colibríes y otras especies pequeñas".
EFE
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