Un famoso santuario de koalas de Australia, donde personalidades famosas como la cantante Taylor Swift o el extenista Roger Federer se han fotografiado con un koala en sus brazos, prohibió desde este mes a sus visitantes abrazar a estos emblemáticos marsupiales del país, con el fin de evitar exponerlos al estrés y cuidar de su bienestar.

La medida, que se aplica desde el lunes, permitirá que el santuario Lone Pine -situado al oeste de Brisbane (capital del estado de Queensland)- se centre en experiencias "más educativas y de inmersión", según un comunicado del popular centro de animales.

"Una vez que los ven de cerca y en su maravilloso estado natural, esperamos que nuestros huéspedes los amen y respeten aún más", dijo el director general de Lone Pine, Lyndon Discombe, al ensalzar un cambio en la demanda de los visitantes para observar cómo los koalas "comen, duermen y se relajan en su propio espacio".

El anuncio de Lone Pine, santuario fundado en 1927, ha sido elogiado por organizaciones animalistas como la oenegé Protección Mundial de Animales, que publicó en 2022 el informe "Too Close For Comfort" ("Demasiado cerca para sentirse cómodo") sobre la crueldad de los mimos a los koalas, unos marsupiales tímidos y nocturnos de pelaje suave que son una de las estrellas turísticas del país.

"Protección Animal Mundial ha abogado por el fin de los abrazos a los koalas, una experiencia estresante para estos animales (...) Esperamos que otros grandes recintos como Australia Zoo y Dreamworld se unan a Lone Pine", remarcó Suzanne Milthorpe, jefa de Campañas para Australia de la oenegé, en un comunicado publicado en Facebook.

En el estado de Nueva Gales del Sur, cuya capital es Sídney, está prohibido desde hace años abrazar a los koalas, pero esta práctica aún es común en otros lugares del sureste y el sur del país donde habitan estos animales.

El koala Phascolarctos cinereus, que en lengua aborigen significa "sin beber" -en alusión a que el 90 por ciento de su hidratación proviene de las hojas de eucalipto que come-, es endémico de Australia y está amenazado por la destrucción de sus hábitats debido a los incendios y la tala de árboles.

A esto se suman el impacto de la crisis climática, accidentes al cruzar carreteras, los ataques de otros animales salvajes y domésticos y la enfermedad de la clamidia, que les provoca lesiones en los genitales y los ojos, les causa infertilidad y ceguera, y los consume lentamente hasta la muerte.

Las cifras sobre la población de koalas salvajes varían mucho entre las divulgadas por las autoridades, que mantienen unos 450.000 en el sur y 180.000 ejemplares en el este, y las que publican los activistas como la Fundación Australiana Koala, que cree que solo hay entre 50.000 y 80.000 ejemplares en todo el país.

EFE