Las orcas (Orcinus orca), comúnmente llamadas ballenas a pesar de que son parte de la familia de los delfines, son madres que pueden sacrificar sus futuras posibilidades de reproducción para asegurar el éxito de sus crías. Así lo sugiere una investigación que ahondó en la interesante relación entre las orcas matriarcas y sus crías.
La pesquisa, publicada en la revista científica Current Biology, muestra que las madres no solo realizan sacrificios por sus hijos en la infancia, como es común entre muchas especies, sino que su actitud perdura en la vida adulta de las crías. Esta relación madre-hijo puede afectar las futuras posibilidades de reproducción de la matriarca, pero eso no parece molestarlas.
Esa relación fue evidente entre las 73 orcas que habitan las aguas alrededor del estado estadounidense de Washington y la provincia canadiense de Columbia Británica. Estos animales han sido monitoreados desde 1976, y la peculiar relación familiar entre ellos solo se ha notado recientemente. DFurante el trabajo, los científicos constataron que las madres incluso siguen cazando para ofrecer comida a su hijo adultos.
Las manadas de orcas son matrilineales, lo que significa que tanto los hijos como las hijas son parte de la comunidad de sus madres de por vida. Pero, como explica el autor principal del estudio e investigador del Centro para la Investigación de Ballenas, Michael Weiss, los cachorros machos son los que forman los lazos sociales más fuertes, y son más propensos que las hembras a permanecer junto a su madres de por vida.
Las hembras son expulsadas del sistema de división de presas por sus madres en cuanto alcanzan la madurez sexual, algo que ocurre, en el caso de las orcas, entre los 6 y los 10 años. Los investigadores señalan que ayudar a las hembras sería más costoso que ayudar a los machos a cazar y comer, ya que las nuevas crías estarían en el mismo grupo que la madre orca, lo que representaría una boca más que alimentar.
Los investigadores explican que esta actitud de cuidar a los descendientes, incluso durante la edad adulta, disminuye la probabilidad de que una orca pueda volver a dar a luz a una cría viable.