El explorador puede ser cualquiera: Yahoo, Mozilla Firefox, Safari, Internet Explorer, Opera, Chrome. Se escribe en la misma barra, donde se pondría la URL de una web, cualquier cosa. Cualquier palabra, cualquier símbolo, cualquier frase. La mayoría de las búsquedas, de forma predeterminada, se harán en Google.

Esto sucede porque Google paga millones de dólares anuales para que los exploradores pongan a su motor de búsqueda como predeterminado.

La pregunta que se hizo el Departamento de Justicia de Estados Unidos durante las últimas semanas de la Administración Trump fue esta: si Google no fuera el motor de búsqueda predeterminado en tantos dispositivos, ¿los consumidores lo utilizarían para el 90% de sus búsquedas web?

El juez federal Amit P. Mehta sentenció la semana pasada que Google monopolizó ilegalmente la búsqueda y la publicidad en internet, pagándoles a empresas como Apple y Samsung para que Google sea su motor de búsqueda predeterminado.

Según declaró, Google abusó de su dominio en el mercado, limitando a la competencia y perjudicando a consumidores. Es que, además, los anuncios que aparecen en el motor de búsqueda le valen a Google más de 300 mil millones de dólares en ingresos anuales. Todo el negocio está en ser el motor de búsqueda más usado.

Para Uruguay, esta sentencia “podría tener algunas implicancias, pero sobre todo indirectas”, explica Leandro Fagúndez, CEO de OGreat Comunicación & Marketing, consultor político y magíster en Marketing Online y Estrategia Digital. Aunque todavía hay que esperar un poco para tenerlo más claro, el experto cree que hay que estar atento, por ejemplo, a políticas globales y locales.

Según el juez Mehta, “Google es un monopolista y ha actuado como tal para mantener su monopolio”, informó USA Today el pasado 6 de agosto.

“Si Google es obligado a cambiar sus prácticas comerciales globales, como dejar de pagar para ser el motor de búsqueda predeterminado, esto podría generar cambios en su modelo de negocio y estrategias en Uruguay. Podrían surgir nuevas oportunidades para motores de búsqueda alternativos, o incluso emprendimientos locales en el presente o en el futuro”, dice Fagúndez a Montevideo Portal.

Agrega que, además, este caso podría servir como referencia para regulaciones. “Las decisiones judiciales en Estados Unidos pueden servir como precedente o inspiración para las políticas antimonopolio en otros países, incluyendo el nuestro, en el que tenemos muchos vacíos legales ante las nuevas tecnologías y las plataformas digitales en Uruguay”, analiza.

A su vez, Fagúndez considera que si “Google debe modificar su enfoque en los anuncios publicitarios debido a la sentencia, podría haber un reequilibrio en el mercado publicitario digital en Uruguay. Esto podría permitir que plataformas publicitarias locales o regionales ganen terreno frente a Google”.

Incluso, con respecto al acceso a ciertas tecnologías, “dependiendo de las medidas correctivas que se impongan a Google, es posible que ciertos servicios o productos de Google cambien o dejen de estar disponibles en ciertas formas, lo que podría afectar a los usuarios y empresas en Uruguay que dependen de ellos”.

Aunque, quizá, la consecuencia más visible esté cerca de la experiencia del usuario: si, cuando se realiza una búsqueda, el motor predeterminado es Google o no. En ese sentido, Víctor Villar, codirector de Montevideo COMM, cree que difícilmente Uruguay vea cambios en ese sentido. “La sentencia no cambia nada”, por ejemplo, si no se cambia el hecho de que la barra del navegador Chrome oficie de buscador.

Si eso sucediera, explica Fagúndez, “podría generar cierta incomodidad, o una curva de aprendizaje mientras se adaptan a nuevas interfaces y resultados de búsqueda. Sin embargo, también podría dar lugar a una experiencia más diversificada y posiblemente más personalizada, dependiendo de las nuevas opciones que se presenten. Además, si se limitan ciertas prácticas publicitarias de Google, los usuarios podrían experimentar menos anuncios dirigidos, lo que podría ser percibido como una mejora en la privacidad”.

Sin embargo, en línea con Villar, cree que aunque Google deje de ser el motor de búsqueda predeterminado por defecto, los usuarios van a seguir eligiéndolo y buscándolo de manera manual. “Hoy sabemos cómo funciona, es amigable, es fácil, es rápido. Creo que realmente debería de surgir otra plataforma que ofrezca mejores condiciones que Google en la actualidad, y eso de por si, ya es toda una odisea”, dice.

Esta sentencia significó una enorme victoria para el Departamento de Justicia, que podría cambiar radicalmente la forma en que Google hace negocios, y la forma en que usamos Internet y buscamos información.

“No es nuevo esto, ya sucedió con Microsoft”, explica Federico Revello, estudioso del mundo digital y la inteligencia artificial, y director de Kordenada36. No se había visto un caso así desde 1999, cuando el juez estadounidense Thomas Penfield Jackson sentenció que el dominio por parte de Microsoft del mercado de sistemas operativos de computadoras era un monopolio, y que la empresa había accionado para terminar con las amenazas a dicho monopolio.

Y, de hecho, en junio de 2023 la Unión Europea presentó una denuncia contra Google por infringir las leyes antimonopolio abusando de su posición dominante en el mercado de la publicidad digital. La solución, según el demandante, sería obligar a Google a vender una parte del negocio si la compañía es declarada culpable.

Aunque el fallo el juez el lunes pasado no incluyó soluciones, las acciones de Alphabet, la empresa matriz de Google, cerraron con una baja de casi 5% el 5 de agosto. Google ha declarado que apelará a la decisión del juez federal, y es probable que las soluciones vengan luego de esta instancia.

“La mayoría de la gente no sabe qué otros buscadores hay, y ya está en Google y se acostumbró a eso”, dice Revello, en coincidencia con Villar y Fagúndez. Sin embargo, plantea que la sentencia está sucediendo en un momento en que inteligencias artificiales como ChatGPT están sacando sus propios buscadores, como ChatGPT Search, cuyo eslogan es “Búsqueda de Google desde ChatGPT”. 

El gigante de Silicon Valley, además, ha argumentado que sus acuerdos de distribución son comunes en el mundo empresarial y que los dispositivos electrónicos permiten cambiar el motor de búsqueda predeterminado a otros como Bing de Microsoft o Yandex.

“Creo que es un precedente súper interesante que da una importante señal de que, no por tener mayores recursos económicos, se puede tener la potestad de eliminar el libre comercio y la 'igualdad' de oportunidades, incluso para nuevas tecnologías o nuevos emprendimientos”, opina Fagúndez, y concluye: “Debe de ser bastante desolador tener un proyecto o una idea de negocios vinculada a motores de búsqueda en el mundo si sabés que desde el punto de vista económico no tenés posibilidad alguna de competir”.