Por The New York Times | Sarah Kessler
Durante los casi tres años desde que las precauciones derivadas de la pandemia hicieron que el trabajo a distancia se convirtiera en algo habitual, las empresas han estado negociando una “nueva normalidad” en un entorno que, según algunas personas, les brinda una ventaja a los trabajadores: la contratación no ha sido fácil, las renuncias han sido frecuentes y los empleadores habían estado en una buena situación para adaptarse a lo que los empleados preferían.
Esa época ya terminó. Aunque el mercado laboral sigue cerca del empleo pleno, incluso cuando muchas personas pronosticaron que Estados Unidos caería en una recesión, la mayoría de los economistas esperan que haya más despidos y menos ofertas de empleo en los próximos meses al mismo tiempo que las empresas reconsideran su manera de trabajar. Esta última semana, Amazon señaló que eliminaría 18.000 empleos, o cerca del seis por ciento de su personal, y Salesforce señaló que pensaba despedir al diez por ciento de sus empleados, o cerca de 8000 trabajadores. Goldman Sachs se está preparando para despedir hasta 4000 personas.
A medida que cambia la situación laboral, algunos destacados directores generales ven la oportunidad de que sus empleados regresen a las oficinas. En mayo de 2021, David Solomon, director general de Goldman Sachs, les dijo a sus empleados que se prepararan a regresar el mes siguiente para incentivar más conocimientos compartidos y una mayor colaboración presencial. Después de adquirir Twitter el año pasado, Elon Musk puso fin a la política de “trabajar desde cualquier parte” cuando en su primer correo electrónico a los empleados les dijo que tendrían que trabajar al menos 40 horas a la semana en la oficina. Bob Iger estuvo a punto de exigir que los empleados volvieran a la oficina cuando regresó a Disney como director general, pero supuestamente les dijo: “Me preocupa el impacto negativo a largo plazo en las personas que han decidido no pasar mucho tiempo en la oficina”.
Pero, ¿está a punto de terminar el experimento del trabajo a distancia derivado de la pandemia? Los economistas que estudian el cambio a situaciones laborales más flexibles afirman que es poco probable pese a la presión ejercida por algunos de los directores generales más destacados del mundo.
El trabajo híbrido se ha instalado como la nueva normalidad.
De acuerdo con la información recopilada por un grupo de investigadores de la Universidad de Stanford, la Universidad de Chicago y el Instituto Tecnológico Autónomo de México, el año pasado, el trabajo a distancia se ubicó muy por encima de los niveles previos a la pandemia.
De acuerdo con los datos del censo, en 2019, alrededor del cinco por ciento de los días laborales totalmente pagados en Estados Unidos fueron cumplidos a distancia. Pero cuando los grupos de investigación comenzaron a recabar información para la Encuesta Estadounidense de Acuerdos y Actitudes Laborales (SWAA, por su sigla en inglés), una encuesta mensual de los trabajadores, ese porcentaje aumentó a más del 60 por ciento en mayo de 2020. A lo largo del año pasado, el porcentaje ha estado rondando aproximadamente el 30 por ciento.
“En cuanto a las compras por internet, todos volvimos a las tendencias anteriores a la pandemia, pero en lo que respecta al trabajo en línea, la tendencia sigue de manera permanente hacia arriba”, señaló Nick Bloom, profesor de Economía en la Universidad de Stanford y coautor de la encuesta mensual.
De acuerdo con la SWAA y muchas otras encuestas, ahora la situación más común del trabajo a distancia es el trabajo híbrido, en el cual los empleados van algunos días a la oficina y otros trabajan a distancia. Las empresas, las industrias y las situaciones individuales varían mucho en las preferencias y la factibilidad del trabajo a distancia, pero, en promedio, ambas partes tienen ideas parecidas sobre la cantidad ideal de tiempo que hay que estar en la oficina.
En la encuesta SWAA de diciembre, los trabajadores que podían realizar su trabajo desde casa dijeron que ellos preferían trabajar a distancia más o menos 2,8 días a la semana. Sus empleadores pensaron permitirles trabajar desde casa alrededor de 2,3 días a la semana, lo cual no está muy lejos de las expectativas.
Existen razones obvias por las que los empleados afirman que les gusta trabajar a distancia: quieren ahorrase el tiempo y el costo del traslado, se concentran mejor sin el parloteo de la oficina y sienten que estar en casa es mejor para su bienestar. Cuando, el año pasado, la consultoría McKinsey les preguntó a 12.000 solicitantes de empleo acerca de las razones por las que querían un nuevo empleo, la “flexibilidad en el trabajo” se ubicaba apenas detrás de “más horas o salario” y “mejores oportunidades de crecimiento en mi trayectoria profesional”.
Lo que con frecuencia se pasa por alto —y un motivo por el que algunos economistas creen que una recesión tendría poco impacto para que se cambien las modalidades de trabajo— es que permitirles a los empleados trabajar fuera de la oficina también puede beneficiar a las empresas.
En una encuesta realizada por ZipRecruiter, un sitio de búsqueda de empleo, el promedio de quienes están buscando empleo señaló que aceptaría una reducción salarial del catorce por ciento con tal de trabajar a distancia.
Pese a que el mercado laboral sigue estando sólido, la economía se está desacelerando y las empresas están buscando maneras de que sus empleos sean más preciados sin tener que aumentar el salario. Además, muchas de ellas afirman que están usando el trabajo a distancia para poder hacerlo.
“No es que los trabajadores no vayan a perder cierto poder de negociación”, comentó Steven Davis, profesor de la Universidad de Chicago y coautor de la SWAA. “Es solo que muchos empleadores tienen sus propias razones para pensar que el cambio, el cambio parcial, al trabajo a distancia también les beneficia a ellos”.
A los directores les está costando trabajo dar marcha atrás en los cambios.
Para un documento de trabajo publicado por el Buró Nacional de Investigación Económica, Bloom, Davis y otros investigadores les preguntaron a los cientos de altos directivos empresariales que el Banco de la Reserva Federal de Atlanta encuesta cada mes si habían extendido el trabajo a distancia como una manera de “tener contentos a los empleados y disminuir las presiones salariales”. El 38 por ciento dijo que eso habían hecho los últimos doce meses, incluyendo a la mitad de los ejecutivos que trabajaban en sectores como finanzas, seguros, bienes raíces y servicios profesionales, y el 41 por ciento dijo que piensan hacer eso el próximo año.
Los autores usaron los cálculos de los directivos relacionados con su ahorro en salarios al permitir el trabajo a distancia y concluyen que esto reduciría el importe destinado a sueldos y salarios de la empresa en un dos por ciento durante dos años.
“No es muchísimo, pero lo que implica es que hay beneficios importantes para muchas empresas que se derivan del trabajo a distancia”, afirmó Davis.
Una recesión podría hacer que el trabajo a distancia fuera todavía más complicado, no menos. Reclutar más ampliamente, incluso en ciudades en las que el costo de la vida es menor que donde la empresa tiene sus oficinas centrales, podría implicar pagar menores salarios (aunque en algunas industrias, como la tecnológica, hay datos de que los salarios coinciden en diferentes ciudades).
Es posible que los trabajadores que tienen la opción de trabajar de manera remota también tomen menos días de incapacidad o decidan trabajar a distancia cuando antes habrían tomado un día libre para asistir a alguna boda o para extender sus vacaciones. “En los últimos meses, muchísimas empresas han insistido en que los empleados regresen a la oficina cinco días a la semana, solo para dar marcha atrás en esa exigencia en una semana luego de escuchar que perderían a sus mejores empleados”, señaló Julia Pollak, economista jefa de ZipRecruiter. Pollak añadió que el trabajo a distancia “no solo se usa como una especie de beneficio en un mercado laboral cercano al empleo pleno que desaparecerá en un mercado laboral con más vacantes”. A medida que la economía se desacelera, algunos directores generales han intentado eliminar el trabajo a distancia, pero algunos economistas afirman que incluso en un mercado laboral con más vacantes, es probable que esta modalidad de trabajo siga siendo habitual. (Jared Oriel/The New York Times)
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