Un satélite ruso que ya no funcionaba se rompió esta semana y causó que cientos de restos se esparcieran por la órbita terrestre. Según reporta Extreme Tech, aficionados a la observación espacial atisbaron más de 100 piezas de basura espacial saliendo de la antigua ubicación del satélite.
El desastre causó que los astronautas de la Estación Espacial Internacional debieron refugiarse en varios vehículos espaciales, incluido el Boeing Starliner, que debía volver a la Tierra el 14 de junio, pero se retrasó por fugas de helio.
El satélite ruso Resurs P1 era usado para la observación terrestre y fue lanzado en 2013. Operó de forma continua hasta que fue descontinuado en 2021.
Pesaba unos 6.000 kilogramos y circulaba la Tierra a una altura de 355 kilómetros. Rusia no sacó de órbita el satélite, lo que se considera el enfoque más responsable, sino que permitió que su órbita decayera naturalmente.
Según la NASA, la nube de escombros representaba una posible amenaza para la ISS. El pasado 26 de junio, ordenó a la tripulación que se refugiara en sus respectivas naves espaciales como medida de precaución.
Por eso dos de ellos debieron subir al Starliner, que todavía está estacionado en la estación mientras los administradores de la misión buscan comprender mejor los fallos recientes del vehículo. A los astronautas se les permitió regresar a la estación aproximadamente una hora más tarde.