El Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) analizó muestras de agua del río Queguay recolectadas el pasado mes de enero por vecinos de Guichón (Paysandú).
Las muestras tomadas fueron enviadas a la estación experimental “La Estanzuela” del INIA. Previamente, desde La Estanzuela, en forma colaborativa con el colectivo por la preocupación manifestada públicamente por la calidad y coloración de las aguas del Río Queguay, y con el objetivo de comparar con muestras tomadas en la zona de Colonia, se les envió a los tomadores de muestras los frascos para los muestreos y los conservantes necesarios para las determinaciones de cianobacterias y cianotoxinas.
Las muestras fueron ingresadas en el Laboratorio de Suelos y Aguas de La Estanzuela para sus análisis fisicoquímicos, y enviadas al Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU) para los análisis de cianobacterias y cianotoxinas.
Un informe publicado por el INIA señala que “el pH de las muestras mostró valores en el límite o apenas superior al límite establecido en el decreto 253/79”. Esto es esperable dado que el pH puede ser más elevado en cuerpos de agua con floraciones. Además, los valores de nitrato (N-NO3) fueron” muy inferiores al establecido como máximo en el decreto, y coincide con lo esperado para cursos de agua con caudales como los del río Queguay”.
El fósforo total (P total) mostró “valores superiores al decreto; es muy frecuente en cuerpos de agua de Uruguay que se encuentren en un rango de valores similar al encontrado”, señala el informe del INIA.
El trabajo señala que “las cianobacterias presentes encontradas, Merismopedia tenuissima (3.200 cel/mL), Pseudanabaena catenata (10.500 cel/mL) y en general las cianobacterias potencialmente tóxicas (3.493 cel/L) presentaron concentraciones que se consideran bajos”.
“Niveles de cianobacterias superiores a los 100.000 cel/mL se consideran como una alerta moderada a la salud para aguas recreacionales”, dice el trabajo.
Sin embargo, Dolichospermum viguieri fue “la especie con mayor concentración y con una concentración considerada alta (335.600 cel/mL)”. Respecto a los análisis de cianotoxinas en las muestras colectadas, el INIA informa que “se analizaron cuatro tipos de cianotoxinas y todas estuvieron por debajo de los límites de cuantificación establecidas por las técnicas utilizadas por el LATU”. Por lo tanto, la producción de cianotoxinas por las cianobacterias habría sido muy baja o nula.