Un artículo de la revista Nature publicado este lunes 7 de marzo destaca el trabajo de Lucía Spangenberg, licenciada y magíster en bioinformática, doctora en biología, e investigadora del Institut Pasteur de Montevideo.
El artículo publicado esta semana aparece en la sección "Where I work" (Dónde trabajo) y fue escrito por la periodista Patricia Maia Noronha.
En el artículo se ve a Spangenberg usando un MinION Mk1C, una máquina de secuenciación de ADN portátil, económica y fácil de usar, para detectar el SARS-CoV-2 en un hisopo nasal. “Esto es parte del trabajo que realiza el Instituto Pasteur de Montevideo para combatir el coronavirus en Uruguay. Nuestro equipo ha estado analizando muestras de ADN de todo el país para detectar grupos del virus y sus variantes”, expresó la investigadora al citado medio especializado en ciencia.
“Hacer la secuenciación genética con esta facilidad sigue siendo emocionante para mí. Hace unos 20 años, este trabajo requería mucho tiempo y el precio de la secuenciación del genoma humano completo rondaba los 3.000 millones de dólares. Hoy, se puede hacer en una semana por alrededor de 1,000. Eso significa que la tecnología está cada vez más disponible y puede ayudar a más personas en todo el mundo”, agregó.
Spangenberg sostuvo que en 2002, cuando terminó el liceo estaba entre estudiar biología e informática. “Entonces, busqué en Google ´informática y biología´ y apareció el término ´bioinformática´. No era algo de lo que hubiera oído hablar nunca, pero combinaba los dos temas que más amaba”, relató.
“Este campo tiene un enorme potencial para ayudar a las personas con enfermedades raras, que de otro modo pasarían años sin un diagnóstico correcto. Esta ciencia puede ayudar a orientar a los pacientes hacia mejores tratamientos”, añadió.
La investigadora contó que con dos colegas formaron una empresa llamada GenLives. “En Uruguay, la secuenciación genética todavía se utiliza principalmente con fines de investigación. El objetivo de GenLives es ponerlo a disposición de cualquiera que lo necesite. Desde que comenzamos en 2015, hemos ayudado a cientos de pacientes”, afirmó.
“Todavía hay enfermedades que siguen siendo un misterio: alrededor del 50 % de nuestros casos siguen sin resolverse, lo cual es bastante estándar en este tipo de trabajo. Por eso, en este campo, compartir tus datos es tan importante. Los datos de un paciente podrían ayudar con el diagnóstico de otra persona. Las bases de datos internacionales de ADN están creciendo rápidamente y espero que, pronto, todos los casos restantes se resuelvan”, concluyó Spangenberg.