El tratado de Tordesillas, por el que las coronas de Castilla y Portugal se repartieron la influencia mundial, ha sido presentado hoy en el Archivo de Indias de la ciudad de Sevilla (sur de España) tras ser restaurado.
En 2007 la Unesco consideró este documento como parte de la Memoria del Mundo porque, entre otros valores históricos, era la primera vez que un acuerdo de esa trascendencia para el devenir de la Humanidad se alcanzaba por la diplomacia en vez de por las armas.
El acuerdo entre Castilla y Portugal, las dos grandes potencias de la época, parecía imposible, pero se consiguió el 7 de junio de 1494, dos años después de la llegada de Cristóbal Colón a América.
Aquel acuerdo situó a España y Portugal en el centro geográfico y político del mundo, a la vez que estableció una demarcación que delimitaba la influencia de ambos en los dos hemisferios, según destacó hoy el jefe de Conservación del Archivo de Indias, Manuel Álvarez.
El documento está integrado por cuatro bifolios de pergamino, unidos por una trenza de hilos de seda que, a su vez, lo une con un sello de plomo con el escudo de Portugal, ya que el original que se conserva en Sevilla es el ejemplar de Portugal y está escrito en portugués y firmado por el rey Juan II de Portugal.
El ejemplar español de este acuerdo que supuso perdurables consecuencias políticas, geográficas y para la navegación, suscrito en castellano por los reyes Isabel y Fernando y por el príncipe Juan se conserva en un archivo histórico de Portugal.
Las hojas de pergamino del Tratado están unidas a través de un óculo perforado en su ángulo inferior por unos hilos trenzados de seda que, a su vez, atraviesan un sello de plomo, y esa trenza, por el paso del tiempo, se había quedado reducida en una de sus partes a, literalmente, dos hilos.
Por el efecto del roce, la trenza de hilos había producido un desgarro en las hojas de pergamino, que además se hallaba erosionado y agrietado en alguna de sus partes.
En el trabajo de restauración intervino más de una treintena de especialistas, encabezadas por Ana Ros, la experta en textil Ester Galiana y la experta en documentación gráfica Carolina Ortega.
Los restauradores diseñaron una "caja segura" para conservar el documento, a la vez que permite su manipulación, puesto que según los historiadores, aún es susceptible de ser estudiado.
EFE