No hay duda: el fútbol es el deporte rey o, al menos, el hegemónico en Uruguay. Más allá de que tengamos conocidos, parientes y amigos con poco interés en los pormenores de las ligas, campeonatos y equipos nacionales e internacionales en la cotidianidad, en cada Mundial ajenos y extraños se acercan a los televisores de sus trabajos, en los bares y en la calle, y corren tres millones. Este viernes, los celestes quedaron eliminados de la cita mundialista en Catar, tras quedar terceros en el Grupo H, a pesar de ganarle a Ghana por 2 a 0.
Es inevitable. Es el tema del que todos hablan y nuestro comportamiento gregario como seres humanos nos obliga a empatizar con el grupo que nos rodea, bombardeado de memes, referencias y noticias relacionadas al Mundial. Entonces, ¿qué sucede en nuestros cerebros cuando el equipo por el que simpatizamos —en este caso, la Celeste— queda eliminado de un mundial?
Según un estudio científico titulado “Testosterone Changes During Vicarious Experiences of Winning and Losing Among Fans at Sporting Events” ("Cambios en la testosterona durante las experiencias de ganar y perder entre los aficionados a los eventos deportivos"), en el que a 21 hinchas varones se les extrajeron muestras de saliva antes y después de la final del Mundial de Estados Unidos, en 1994, quedó demostrado que los niveles de testosterona se alteraron notablemente.
En el estudio publicado por el Centro Nacional para la Información Biotecnológica, que? es parte de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, una rama de los Institutos Nacionales de Salud, se plantea que la hormona disminuyó de forma notable entre los parciales italianos y se multiplicó entre los hinchas brasileños —Brasil se coronó campeón mundial tras ganarle por penales a Italia—, siendo mayor la disminución entre los italianos que mostraban una leve ventaja en el nivel de testosterona, ya que la azzurra se perfilaba como favorita antes del encuentro.
Es todo relativo: una cuenta de Instagram que explica temas cotidianos desde una perspectiva científica, intentó resumir lo más importante del estudio aplicado a hinchas del fútbol durante un Mundial.
“La testosterona es una hormona que tienen principalmente los varones y tiene funciones muy importantes en la dominancia, la competencia y el deseo sexual”, explica Matilda Ciganda, en relación a la mencionada publicación científica, en un video publicado en la cuenta de Es todo relativo.
A pocos minutos del final, la selección coreana anotó un gol que marcó el 2 a 1 sobre los portugueses en un encuentro que se disputó al mismo tiempo que el de Uruguay y Ghana. La noticia del gol cayó como una bomba en el ánimo de los hinchas uruguayos y el silencio se apoderó de las calles de Montevideo que, minutos antes, gritaban efusivas tras los dos goles de Giorgian De Arrascaeta en la primera parte del encuentro.
En la explanada de la Intendencia de Montevideo, cientos se congregaron para ver el partido por pantalla gigante. Si los científicos quisieran repetir el estudio realizado por los investigadores en 1994, posiblemente encontrarían las mismas variaciones en los niveles de la testosterona de una multitud de hinchas celestes cuyo ánimo cambió en cuestión de minutos. Una hormona que, como recuerda la publicación, regula el estado de ánimo y está más presente en los hombres que en las mujeres.
En el video publicado en la cuenta, co-creada por Ciganda y Valentina Gascue, dos estudiantes de Ciencias Biológicas de la Universidad de la República que se dedican a la difusión científica, se busca establecer un nexo en común entre las personas que les gusta y no les gusta el fútbol en Uruguay durante el fenómeno amalgamador que genera un partido decisivo de la selección.
“La gente que siente el fútbol, lo siente de verdad”, explica la divulgadora, que aclara que aunque desde afuera sea “muy difícil entenderlo, realmente tienen cambios fisiológicos en su cuerpo que los hacen sentirlo de manera muy fuerte”.