La Guerra en Ucrania mostró una nueva fase de la industria armamentista, en la que los teléfonos celulares han cobrado una relevancia nunca antes vista. Es que los dispositivos pueden ser mortales en medio de una guerra, debido a su uso para rastrear al enemigo.
En los hechos, el ejército de Ucrania lanzó un conjunto de ataques a larga distancia que fueron posibles a partir de celulares pertenecientes a integrantes de los comandos rusos.
Uno de esos ataques ocurrió el 31 de diciembre sobre una base rusa en Makíivka, en la región de Donetsk, luego de que los equipos de inteligencia de Ucrania lograron divisar uno de sus objetivos a partir de que soldados rusos habían prendido sus celulares, lo que permitió que los ucranianos los localicen. Una vez con la ubicación, el ataque fue más preciso, según explicó un reportaje del sitio Business Insider.
Rusia informó que murieron al menos 89 soldados en el ataque. Según el ejercito ucraniano, las víctimas fueron unas 400 personas.
Además de señales, las fotos también pueden ser otra pieza clave. En el caso de la Guerra en Ucrania, algunas selfies de soldados rusos fueron utilizadas para identificar sus posiciones, a través de datos de geolocalización.
Estos elementos, basado en los trabajos de inteligencia, se combinan con el uso del Sistema de Misiles de Artillería de Alta Movilidad (Himars, por sus siglas en inglés). El sistema permite lanzar misiles de larga distancia a partir de un dispositivo instalado en la parte trasera de un camión y que, por su facilidad para moverse, genera mayor dificultad para tenerlo como blanco de ataques del enemigo.
También, según describe el artículo de Business Insider, los ucranianos han interceptado y publicado llamadas que las tropas rusas realizan a través de redes no seguras para hablar entre sí y con sus familiares.