Por The New York Times | Amanda Morris
Patrick Perdue, un entusiasta de la radio que es invidente, solía comprar equipos regularmente a través del sitio web de Ham Radio Outlet. El código del sitio web le permitía moverse con facilidad por las diferentes secciones de cada página con su teclado, mientras su lector de pantalla pronunciaba el texto.
Todo eso cambió cuando la tienda comenzó a utilizar una herramienta de accesibilidad automatizada, a menudo llamada superposición de accesibilidad, la cual es creada y vendida por la empresa accessiBe. De repente, el sitio se volvió demasiado complicado de navegar para Perdue. La superposición de accessiBe introdujo un código que se suponía iba a corregir los errores de código original y a agregar funciones más accesibles. Pero lo que hizo fue reformatear la página y algunos módulos interactivos (“widgets”) —como los botones de pago y del carrito de compras— quedaron ocultos del lector de pantalla de Perdue. Las etiquetas de las imágenes y botones fueron codificadas de forma incorrecta. Perdue contó que ya no podía encontrar el cuadro de búsqueda del sitio o los encabezados que necesitaba para navegar por cada sección de la página.
Perdue es una de los cientos de personas con discapacidades que se han quejado de tener problemas con los servicios web de accesibilidad automatizada, cuya popularidad se ha incrementado de forma considerable en los últimos años debido a los avances en IA y las nuevas presiones legales a las empresas para que brinden accesibilidad en sus sitios web.
Más de una docena de empresas ofrecen estas herramientas. Dos de las más grandes, AudioEye y UserWay, cotizan en la bolsa y reportaron ingresos de millones de dólares en sus estados financieros recientes. Algunos cobran tarifas mensuales que oscilan entre los 50 y los 1000 dólares, según sus sitios web, mientras que otros cobran tarifas anuales en el rango de varios cientos o miles de dólares. (Los precios por lo general se presentan en niveles y dependen de la cantidad de páginas que tenga un sitio). Estas empresas enumeran entre sus clientes a corporaciones importantes como Hulu, eBay y Uniqlo, así como hospitales y gobiernos locales.
Muy a menudo, su presentación de ventas incluye la garantía de que sus servicios no solo ayudarán a las personas invidentes o con problemas de visión a usar internet con mayor facilidad, sino que también evitarán que las empresas se enfrenten a los litigios que pueden surgir si no hacen que sus sitios tengan opciones de accesibilidad.
Pero no está funcionando de esa manera. Usuarios como Perdue afirman que el software ofrece poca ayuda y algunos de los clientes que utilizan AudioEye, accessiBe y UserWay están enfrentando acciones legales de igual manera. El año pasado, más de 400 compañías con un “widget” o superposición de accesibilidad en su sitio web fueron demandadas por problemas de accesibilidad, según datos recopilados por un proveedor de accesibilidad digital.
“Todavía no he encontrado una sola que mejore mi vida”, aseguró Perdue, de 38 años, quien vive en Queens, Nueva York. “Paso más tiempo intentando descifrar estas superposiciones que realmente navegando por el sitio web”.
El año pasado, más de 700 defensores de la accesibilidad y desarrolladores web firmaron una carta abierta pidiéndole a las organizaciones que dejaran de utilizar estas herramientas, alegando que el valor práctico de las nuevas funciones estaba “en gran medida sobreestimado” y que las “propias superposiciones podrían tener problemas de accesibilidad”. La carta también señaló que, al igual que Perdue, muchos usuarios invidentes ya tenían lectores de pantalla u otro tipo de software que les ayudaba a navegar por internet.
AudioEye, UserWay y accessiBe afirmaron que compartían el objetivo de hacer que los sitios web fueran más accesibles y reconocieron hasta cierto punto que sus productos no eran perfectos. Lionel Wolberger, director de operaciones de UserWay, afirmó que la compañía se había disculpado por los problemas con sus herramientas y había hecho esfuerzos para solucionarlos, además de comprometerse a hacer lo mismo con cualquier otra persona que señalara problemas. AccessiBe se negó a responder preguntas sobre críticas específicas de su producto, pero Josh Basile, vocero de la compañía, criticó la carta abierta contra las superposiciones pues aseguró que estaba “empujando la conversación en la dirección equivocada”. Sin embargo, afirmó que la compañía estaba dispuesta a aprender de las críticas.
Las tres empresas afirmaron que sus productos mejorarían con el tiempo y tanto AudioEye como UserWay dijeron que estaban invirtiendo en investigación y desarrollo para mejorar las capacidades de la inteligencia artificial.
David Moradi, director ejecutivo de AudioEye, afirmó que su servicio automatizado y otros similares eran la única forma de corregir los millones de sitios web activos de internet, la gran mayoría de los cuales no tienen opciones de accesibilidad para las personas invidentes o con problemas de visión. “La automatización tiene que entrar en juego. De lo contrario, nunca solucionaremos este problema y este es un problema enorme”, afirmó.
Sin embargo, los expertos en accesibilidad prefieren que las empresas no utilicen superposiciones de accesibilidad automatizadas. Afirman que lo ideal es que las organizaciones contraten y capaciten a empleados de tiempo completo para supervisar estos esfuerzos. Pero lograr esto puede ser complicado.
“Sin duda alguna existe la necesidad por personas con experiencia en accesibilidad, y los empleos están allí”, aseguró Adrian Roselli, quien ha trabajado como consultor de accesibilidad digital durante dos décadas. “La cantidad de personas con esas habilidades todavía no cubre esa demanda porque ha sido una industria de nicho durante demasiado tiempo”.
Esta brecha, afirmó, les ha proporcionado a las empresas que venden herramientas de accesibilidad automatizadas la oportunidad de proliferar. Les ofrecen a los sitios web soluciones aparentemente rápidas a sus problemas de accesibilidad y a veces, al mismo tiempo, le dificultan a las personas invidentes la navegación web.
En el sitio web de accessiBe, por ejemplo, la compañía afirma que en “máximo 48 horas” después de instalar su código JavaScript, la página de un cliente será “accesible y cumplirá” con la Ley de Estadounidenses con Discapacidades, la cual el Departamento de Justicia, a través de directrices recientes, dejó claro que aplicaba para todos los bienes y servicios en línea ofrecidos por empresas y organizaciones públicas.
Moradi, de AudioEye, aseguró que la compañía les aconseja a sus clientes que, ademas de una herramienta automatizada, utilicen expertos en accesibilidad para corregir manualmente cualquier error. Pero AudioEye no tiene control sobre si los clientes siguen o no su recomendación, afirmó. Moradi aboga por una solución híbrida que combine la automatización y las correcciones manuales y espera que las capacidades de automatización mejoren gradualmente.
“Tratamos de ser muy transparentes al respecto y decimos: ‘La automatización hará mucho, pero no lo hará todo. Mejorará cada vez más a medida que pase el tiempo’”, afirmó.
Las personas invidentes y con problemas de visión afirman que no es razonable que les pidan que esperen a que los productos automatizados mejoren cuando el uso de sitios web es cada vez más necesario para las tareas cotidianas. Errores comunes, como botones e imágenes que no están etiquetadas a pesar del uso de una superposición, pueden evitar que Brian Moore, de 55 años, quien es invidente y vive en Toronto, pueda ordenar una pizza, afirmó. Moore contó que había tenido problemas para completar tareas como comprar una computadora portátil, obtener sus beneficios de empleado, reservar transporte y completar transacciones bancarias en sitios web que tenían superposiciones.
“Si el objetivo es brindar mayor accesibilidad y no puede corregir ni los problemas básicos, ¿qué valor está agregando?”, preguntó. Patrick Perdue asegura que solía comprar equipos de radio en línea antes de que el nuevo software de accesibilidad de su sitio web preferido le complicara —en vez de facilitarle— la navegación. (Don Brodie/The New York Times) Patrick Perdue asegura que solía comprar equipos de radio en línea antes de que el nuevo software de accesibilidad de su sitio web preferido le complicara —en vez de facilitarle— la navegación. (Don Brodie/The New York Times)
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