Rocas que habitualmente permanecen bajo las aguas en los ríos de Europa están quedando a la vista a medida que la sequía golpea al continente con más y más fuerza. Francia y España, por ejemplo, ya han advertido a la población sobre los impactos del fenómeno.

En 2018, las llamadas “piedras del hambre” (Hungersteine, en alemán), comenzaron a emerger de su lecho acuático. Ahora, con la sequía apretando fuerte, aparecen en mayor cantidad.  

Las piedras en cuestión son una especie de registro rudimentario del caudal fluvial, y comenzaron a producirse en el siglo XV,  en regiones bañadas por los principales ríos del continente.

“Si puedes verme, entonces ponte a llorar”, se lee en alemán en una de las piedras, cuya inscripción está fechada en 1616, y que había permanecido desde entonces cubierta por las aguas del río Elba.

Otra de las piedras contiene una admonición similar, pero más antigua: "Si vuelves a ver esta piedra, llorarás. El agua estaba baja hasta aquí en el año 1417". Una tercera, más optimista, dice: "La vida volverá a florecer cuando esta piedra desaparezca".

Según UOL, un relevamiento llevado a cabo en República Checa registró piedras con inscripciones similares datadas en 1417, 1616, 1707, 1746, 1790, 1800, 1811, 1830, 1842, 1868, 1892 y 1893.

El nombre dado a las rocas no es antojadizo, ya que a lo largo de la historia de la humanidad -y especialmente desde el comienzo de la agricultura- la sequía siempre ha ido de la mano del hambre.