Por The New York Times | Tiffany Hsu and Sapna Maheshwari
Los detalles de lo que pasó con el RMS Titanic difieren dependiendo de la persona que cuente la historia.
El iceberg que colisionó con el transatlántico de lujo fue avistado a las 23.40 horas, según la Woods Hole Oceanographic Institution, o a las 23.35 horas, de acuerdo con una exposición sobre el barco en Nueva York. Los Museos Reales de Greenwich en el Reino Unido afirman que en el buque fallecieron 1503 personas, mientras que el Smithsonian de Estados Unidos señala que murieron 1522 pasajeros y miembros de la tripulación.
Los historiadores le han atribuido la discrepancia a factores como listas imperfectas de pasajeros y recuentos apresurados de personas que se transmitieron usando señales débiles. Sin embargo, las generalidades no se cuestionan. Todos los expertos creíbles coinciden en que el 15 de abril de 1912, menos de una semana después de su viaje inaugural, el Titanic acabó en el fondo del norte del océano Atlántico.
Más de un siglo después, en TikTok, ha circulado una versión diferente. En una publicación que consiguió más de 11 millones de vistas antes de que la quitaran este año, un usuario escribió: “¡¡¡el titanic nunca se hundió!!!”.
En la aplicación de videos de formato corto, hechos sobre el accidente que se establecieron hace mucho tiempo se están poniendo en tela de juicio y los rumores se mezclan con nueva tergiversación y contenido manipulado; una demostración de la potente capacidad de TikTok para sembrar el revisionismo histórico, incluso sobre los casos más investigados a fondo.
Una publicación de 32 segundos comienza con un dramático dibujo en blanco y negro del Titanic, con la popa erguida sobre las olas repletas de gente, acompañado de una melodía siniestra de sintetizador. Un hombre con sudadera y gorra de béisbol al revés aparece gracias a un truco burdo con pantalla verde, y plantea una idea repetida (acompañado de un emoji de una cara gritando): “El Titanic NUNCA se hundió en realidad”. Mirando a la cámara, explica la llamada teoría del “canje”, refutada hasta el cansancio: que las ruinas que están en el fondo marino pertenecen al viejo y decrépito barco gemelo del Titanic, el Olympic, hundido para cometer fraude contra la aseguradora.
Otro video postula la teoría conspirativa de que el naufragio fue un “asesinato por encargo” ideado por el financiero J. P. Morgan —cuyo verdadero nombre era John Pierpont Sr.— para eliminar a quienes se oponían a la Reserva Federal.
El escepticismo sobre el Titanic ha irritado a los estudiosos de la tragedia desde su hundimiento. En diciembre se cumplió el 25 aniversario de la película “Titanic”, de 1997, una epopeya costosa y creadora de artistas rompecorazones que ubicó un romance apasionado en medio de una representación ficticia de la catástrofe.
La celebración incluyó el reestreno de la película en los cines justo antes del día de san Valentín. También hubo una oleada de noticias sobre James Cameron, el director, que trabajaba con científicos y especialistas para resolver un debate incesante sobre una escena crucial de la película: cuántos novios sobrevivirían en una puerta que flota en el agua helada del océano. (Las pruebas demostraron que, de hecho, los dos podrían haberlo logrado).
Parece que los experimentos de Cameron echaron más leña al fuego de las teorías conspirativas de TikTok sobre el Titanic real, muchas de ellas confeccionadas a partir de un montón de suposiciones y pruebas distorsionadas que se publican en ocurrentes entregas por internet.
“Resulta un poco desalentador ver cómo sale a la luz tanta basura”, afirmó Charles A. Haas, uno de los fundadores de la Titanic International Society, que lleva seis décadas estudiando el funesto navío. Ha escrito cinco libros sobre el tema, ha buceado dos veces en el lugar del naufragio y ha desmentido más teorías conspirativas de las que quisiera contar.
“Me siento como una de las pocas voces que claman ante el fragor de un huracán”, dijo.
La Titanic International Society, una de las varias organizaciones históricas de todo el mundo dedicadas al estudio del Titanic, tiene cuentas en Instagram, Facebook y Twitter, pero no está presente en TikTok. Haas atribuyó la decisión en parte al temor de que la reputación de TikTok como “un lugar un poco salvaje y lioso” empañara alguna de las investigaciones serias que se podrían compartir en la plataforma. “Lo triste es que muchos de los que siguen este tipo de cosas son adolescentes, y lamentablemente no están dispuestos a investigar”, señaló.
TikTok, que presume de tener 150 millones de usuarios estadounidenses y es sobre todo popular entre los jóvenes, se ha convertido en un vector muy potente de desinformación, sobre el pasado y el presente. Hace poco, un periodo de una dictadura violenta en Filipinas sucedida hace décadas se presentó en TikTok como una época boyante de crecimiento económico. El año pasado, el propietario de una casa de empeños afirmó en la aplicación que tenía un álbum de imágenes inéditas de la masacre de Nankín en 1937, pero más tarde dijo que las inquietantes fotografías, que recibieron casi 52 millones de visitas, en realidad eran “reproducciones de recuerdos” de Shanghái.
Al igual que otras plataformas de redes sociales, TikTok ha intentado reprimir algunas falsedades históricas perjudiciales, como los esfuerzos por negar el Holocausto, al tiempo que trabaja para combatir mentiras más modernas sobre elecciones, “trucos” para gozar de buena salud y otros temas. La empresa, propiedad de una compañía china de internet, ByteDance, también ha estado luchando por su futuro en Estados Unidos en medio de preocupaciones por la seguridad nacional.
“Nuestra prioridad es proteger a nuestra comunidad, por eso eliminamos la desinformación que pueda causar un daño significativo y trabajamos con verificadores de datos independientes para ayudar a evaluar la exactitud del contenido en nuestra plataforma”, dijo Ben Rathe, portavoz de TikTok. Según sus directrices, la empresa impide que algunos videos con teorías de la conspiración aparezcan en los perfiles de los usuarios, como los que afirman que “grupos encubiertos o poderosos” hicieron ciertos acontecimientos. Pero la aplicación no bloquea estos videos por completo.
Aunque muchos de los usuarios jóvenes de TikTok reconocen y se burlan de las teorías conspirativas, a esta generación también le cuesta entender el pasado. El nivel de conocimientos de historia de Estados Unidos entre los alumnos de octavo grado ha disminuido cada año desde 2014, según un indicador federal. En una encuesta del año pasado se preguntó si los astronautas de la NASA habían llegado a la Luna; casi la mitad de los participantes nacidos después de 1997 dijeron que no lo habían hecho o que no estaban seguros. Los expertos en desinformación afirman que el algoritmo de TikTok y las configuraciones personalizadas que crea para los usuarios lo hacen muy eficaz para difundir teorías conspirativas. Con el fin de mostrar contenidos a los usuarios, el sistema se basa menos en las conexiones sociales y los seguidores, como en Twitter y Facebook, y más en la participación, explicó Megan Brown, ingeniera de investigación del Centro de Medios Sociales y Política de la Universidad de Nueva York.
“Si alguien pasa tiempo viendo un video, no importa si realmente cree que J. P. Morgan hundió el Titanic, o si piensa, ‘oye, este es un video gracioso, alguien está diciendo que J. P. Morgan hundió el Titanic’”, dijo Brown. “Es la misma señal en lo que respecta a TikTok, así que recomiendan más contenido de ese tipo”.
Morgan, cuya White Star Line era propietaria del Titanic, ocupa un lugar destacado en la leyenda del Titanic. Los videos de TikTok repiten afirmaciones de hace décadas de que el millonario se echó atrás en un viaje planeado en el Titanic minutos u horas antes de que zarpara porque iba a usar el barco para asesinar a poderosos enemigos a bordo que se oponían a sus esfuerzos por crear un sistema bancario centralizado. (En algunas versiones, los creadores de TikTok han convertido en villanos a la acaudalada familia Rothschild o incluso a la orden católica de los jesuitas).
Los expertos señalan que el registro histórico y el sentido común no apoyan tales afirmaciones. Las pruebas sugieren que Morgan no pudo abordar el Titanic porque tenía que hacer frente a una situación inesperada relacionada con su colección de arte europeo. Además, el empresario habría tenido que asegurarse de que el Titanic chocara contra un iceberg con fuerza catastrófica y de que sus adversarios no estuvieran entre las más de 700 personas que sobrevivieron al choque. Las teorías conspirativas sobre el Titanic quizá parezcan relativamente inofensivas, sobre todo en un entorno moderno en el que las mentiras en línea han posibilitado daños en el mundo real, como un atentado en el Capitolio o un pistolero en una pizzería. Los rumores falsos sobre un naufragio de hace 111 años son una especie de laguna para las empresas de redes sociales, que ya están luchando para hacer frente a las falsedades contemporáneas con moderadores de contenido.
Brown dijo que la preocupación es una erosión a más largo plazo de la verdad y la idea de que “las personas que creen en al menos una teoría de la conspiración tienden a creer en mínimo una más”.