América Latina se está posicionando como la región de más rápido crecimiento en el mundo en lo que respecta a la financiación de empresas emergentes. Según la información recabada, los inversionistas de capital invirtieron en 2021 una cifra récord de 19 mil millones y medio de dólares en empresas nuevas con sede en Latinoamérica, más del triple de lo invertido en 2020.
Crunchbase, una empresa líder en información comercial, comunicó que las nuevas empresas latinoamericanas consiguieron en las dos primeras semanas del 2022 más de 450 millones de dólares y asegura que los inversionistas tienen pensado de que la cifra continuará aumentando, consigna una columna del medio estadounidense Miami Herald.
Andrés Oppenheimer, autor de la columna, indicó que los expertos le afirmaron que el año pasado “no fue un problema estadístico” lo que sucedió, sino que el aumento de la financiación de las nuevas empresas es “constante” en los últimos años, aunque reconocieron que ahora están viendo que está yendo “mucho más allá de sus expectativas anteriores”.
El presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Mauricio Claver-Carone, dijo al medio anteriormente mencionado que “nunca habían visto algo así” y que solo el año pasado tuvieron más capital de riesgo en inversiones tecnológicas en la región de lo que habían visto en los últimos diez años en conjunto.
Oppenheimer destaca que gran parte de las inversiones van dirigidas a firmas que están en etapas avanzadas en la captación de fondos y que ya están operando en varios países, sin embargo, a pesar de que América Latina ya tiene al menos 27 empresas denominadas “unicornios”, se está dando un aumento en empresas nuevas que están en su etapa inicial.
Por ejemplo, una de ellas tiene que ver con una startup cofundada por Mariana Costa Checa, que ofrece cursos gratuitos de programación informática de seis meses para mujeres en áreas de bajos recursos y luego las coloca en empresas de tecnología.
La parte negativa de esta historia tiene que ver con que estas empresas de rápido crecimiento son, casi siempre, historias de triunfos individuales que generan éxito cuando se mudan a ciudades como California o Florida en Estados Unidos porque sus países, a excepción de Chile, no brindan financiamiento, conocimiento o contactos internacionales.
La columna destaca, además, que la inversión en los países de América Latina es “lamentable” ya que destinan una fracción muy baja de su producto bruto interno anual en comparación con otros países como Corea del Sur, Israel o Estados Unidos, que destinan entre el 4,9 y el 2,8% de su producto. Además, según un estudio del BID, solo el 54% de los países de esta región entiende que la inversión extranjera es buena para su país.
En síntesis, las empresas latinoamericanas crecen más rápido que en cualquier otra parte del mundo, pero obtienen una pequeña fracción de inversiones mundiales en sus nuevas empresas, algo que, según el experto, “no están aprovechando los países de la región”.
Si se aprovechara el talento y se pusiera a la innovación en el centro de las agendas políticas, invirtiendo fondos y brindando contactos globales a jóvenes emprendedores, “la región podría aumentar drásticamente su crecimiento económico”.