El apareamiento entre ranas es un fenómeno en el que el consentimiento entre los especímenes involucrados no suele tener lugar. Por el contrario, se produce cuando el macho lo dispone, y este somete a la hembra.
Para colmo de males, en la mayoría de las especies la temporada de celo dura unas pocas semanas en el año, circunstancia que hace que en ese tiempo cada hembra se vera perseguida por numerosos machos.
Sin embargo, las ranas desarrollaron una herramienta defensiva de “resistencia no violenta” para librarse de semejante predicamento: hacerse las muertas
Carolin Dittrich, científica del Museo de Historia Natural de Berlín, constató junto a su equipo que las batracias ponen en marcha esa estrategia ya sea porque no les gusta un macho en particular, o porque no se sienten aptas para la reproducción. no se sienten preparadas para la reproducción.
En el estudio, publicado recientemente en la revista Royal Society Open Science, se detalla el trabajo de los autores.
Según consigna el
periódico ABC, durante el experimento se recogieron 9 hembras y 48 machos
durante la temporada de apareamiento.
Luego se colocó un macho y dos hembras de diferentes tamaños en una caja con cinco
centímetros de agua. Posteriormente se permitió a las ranas moverse libremente
durante una hora mientras el equipo registraba su comportamiento. Para su
sorpresa, de las 54 hembras que participaron en el experimento, el 83% se dio
la vuelta cuando un macho se acercaba con intenciones de apareamiento.
Además, los autores se percataron de que el 46% de las hembras que fueron montadas lograron escapar a través de volteretas, gruñidos y fingimiento de muerte.
Sin embargo, los investigadores señalan que no tienen claro de momento si este comportamiento se produce de forma consciente o inconsciente, algo que quizá salga a luz en futuras investigaciones.