Por The New York Times | Elizabeth Paton
Desde materiales reciclados e hilos orgánicos hasta sueldos justos para los trabajadores, la moda está llena de afirmaciones acerca de cómo puede mitigar su impacto en el planeta. Sin embargo, a lo largo de la historia, la mayoría de las promesas de las marcas han sido voluntarias y su progreso, autorreportado. En otras palabras, la mayoría no han sido verificadas y es poco probable que enfrenten castigos si no cumplen con las metas.
No obstante, el cambio está en el aire. Parece que los gobiernos y legisladores se dan cuenta de que las compañías no se están reformando a un ritmo y escala que vaya a combatir de manera significativa el cambio climático. Como resultado, tanto en Estados Unidos como en la Unión Europea, una serie de nuevas propuestas regulatorias ha surgido este año, las cuales tienen como propósito impulsar una mayor sustentabilidad en las industrias textil y de la moda.
Si se aprueban, muchos de los proyectos de ley podrían cambiar lo que tú —el consumidor— ves en las etiquetas de la ropa, o incluso el diseño de lo que encuentras en los estantes de las tiendas. El cambio también refleja una transformación de la idea de que la responsabilidad de comprar mejor y menos debe ser principalmente de los consumidores.
“Los consumidores no son, no pueden y no deben ser la fuerza motriz para cambiar por completo una industria, entre otras cosas porque mientras sea fácil, rápido y barato comprar moda, el aspecto de sustentabilidad de la oferta siempre será opción secundaria”, explicó Michael Schragger, fundador de la Academia de Moda Sustentable de Estocolmo. A pesar del creciente grupo de compradores de moda con mentalidad más ecológica, las compras de ropa se han quintuplicado desde 1980 y la prenda promedio solo se usa siete veces antes de ser desechada. En parte, según Schragger, esto se debe a que las empresas no están obligadas por ley a cumplir los objetivos de responsabilidad social y empresarial.
“En la actualidad, solo tienen que ofrecer opciones más ecológicas a los clientes que las desean”, comentó. “Sin una mayor regulación, las marcas y los minoristas no tienen la presión o incentivos necesarios para cambiar radicalmente los modelos de negocio”.
Cualquier cambio impulsado por la regulación reverberará en toda la industria, no solo en Occidente, sino también en la potencia mundial de la producción de moda: Asia. Muchas propuestas podrían tener un impacto profundo allí, lo que conllevaría una mejora de las normas laborales y de los niveles de contaminación, pero también un aumento de los costos asociados a los trámites nuevos y al cambio a materiales certificados que exigen las leyes. Claire Bergkamp, directora de operaciones de Textile Exchange, un grupo del sector, sugirió que, a pesar de esa agitación, la legislación crearía condiciones equitativas para un mayor cambio.
“Actualmente, las marcas de moda que de verdad intentan ser mejores a menudo sienten que las castigan en términos comerciales por hacerlo y tienen dificultades para competir en el aspecto financiero con las que no toman las mismas consideraciones”, aseguró. Estas son algunas de las principales propuestas legislativas de este año en ambos lados del Atlántico.
Estados Unidos
Ha habido una avalancha de proyectos de ley recientes en Estados Unidos, con estados como California, líder desde hace mucho en la regulación ambiental, que aprobó hace poco un proyecto de ley que protege los derechos de los trabajadores de la confección. Desde entonces, se han presentado varios más y se están abriendo camino a través de los procesos legislativos.
La Ley FABRIC
¿Qué es? La Ley de rendición de cuentas sobre la moda y creación de un cambio institucional real, conocida como Ley FABRIC, por su sigla en inglés, es el primer proyecto de ley federal sobre la moda en Estados Unidos. El proyecto de ley tiene como objetivo mejorar los derechos laborales de los trabajadores de la confección y mantener a flote la industria estadounidense de fabricación de prendas de vestir después de décadas de deslocalización. En la actualidad, el proyecto de ley está a la espera de ser asignado a un comité de la Cámara para su estudio, lo que significa que podrían pasar años antes de que llegue al escritorio del presidente.
¿A quién afectará? La ley afectará a las marcas y minoristas de moda, así como a los fabricantes y proveedores estadounidenses de la industria de la confección. Uno de sus cinco puntos centrales es establecer una tarifa de pago por hora para los trabajadores de la confección y terminar con las “tarifas por pieza” (en la que a los trabajadores se les paga por artículo que fabrican, no por horas que trabajan) en los lugares de trabajo donde a los trabajadores no se les paga un salario mínimo. El proyecto de ley incluiría sanciones por infracciones laborales y establecería medidas de mantenimiento de registros, como un registro nacional de la industria de la confección. El proyecto de ley también alienta a las marcas a traer su fabricación de prendas de vestir a Estados Unidos a través de un esquema de crédito fiscal de relocalización del 30 por ciento. No está exento de críticas.
¿Cuál es la conclusión? El sector de la confección de Estados Unidos es una industria de 9000 millones de dólares que emplea a 95.000 personas. Los trabajadores de la confección que hacen tu ropa también son algunos de los peor pagados del país, con un salario neto de alrededor de 300 dólares por semana. Las infracciones de las normas salariales en virtud del proyecto de ley podrían dar lugar a que las víctimas reciban sumas para compensar los salarios perdidos, más la misma cantidad de nuevo por concepto de daños y perjuicios. Los empleadores que no cumplan podrían recibir multas adicionales de hasta 50 millones de dólares.
La ley de la moda
¿Qué es? La Ley de Responsabilidad Social y Sostenibilidad de la Moda es un proyecto de ley estatal que, si se aprueba, convertiría a Nueva York en el primer estado del país en exigirles a las marcas más importantes de la moda que rindan cuentas de su impacto ambiental y social.
¿A quién afectará? Prácticamente a todos los grandes nombres de la moda estadounidenses e internacionales, casi todos los cuales hacen negocios en Nueva York, desde el extremo más alto (LVMH, Prada, Armani) hasta los gigantes de la moda rápida. como Shein y Zara. El proyecto de ley requiere que las empresas de moda que generan más de 100 millones de dólares en ingresos divulguen sus cadenas de suministro en todos los niveles de producción y dónde crean el mayor impacto en ese proceso: pensemos en abusos laborales, gases de efecto invernadero y uso de productos químicos. Luego, deben reducir esos efectos de acuerdo con los objetivos descritos en el proyecto de ley, incluyendo, por ejemplo, la reducción de sus emisiones de gases de efecto invernadero para estar en línea con el Acuerdo de París.
¿Cuál es la conclusión? Si se aprueba, las principales marcas de moda deberán reducir su impacto negativo a un ritmo establecido no por las empresas, sino por los legisladores. El impacto de la Ley de la Moda podría no ser evidente de inmediato para los compradores, pero ciertas medidas, como una lista anual de empresas que violan la ley, publicada por el fiscal general del estado, les darán la confianza de que los actores importantes de la industria están siendo obligados a rendir cuentas.
La Ley de Trabajadores de la Moda
¿Qué es? La Ley de Trabajadores de la Moda, anunciada en marzo, tiene como objetivo regular las agencias de gestión y brindar protección laboral básica a los modelos, así como a los creativos detrás de escena, por ejemplo a los peluqueros, maquilladores, estilistas e influentes. Al igual que la Ley de la Moda, este proyecto de ley también debe someterse a votación la próxima vez que se reúnan los legisladores de Nueva York.
¿A quién afectará? Si se aprueba, la ley requerirá que los agentes paguen a los modelos y creativos dentro de los 45 días posteriores a un trabajo. También limitaría la ejecución de los llamados contratos de representación exclusiva y exigiría que los creativos reciban copias de sus contratos. Además, el proyecto de ley busca acabar con las malas prácticas, como que los agentes cobren tarifas superiores al mercado por alojamiento y comisiones superiores al veinte por ciento. Los agentes también estarían obligados a garantizar que los clientes no participen en discriminación o acoso contra el modelo o creativo.
¿Cuál es la conclusión? Se ha escrito mucho sobre agencias y agentes de manejo de modelos sin escrúpulos y su explotación de modelos y creativos independientes en la industria de la moda. Con multas civiles de hasta 3000 dólares por una infracción inicial, esta ley debería mejorar la transparencia financiera y la rendición de cuentas de un grupo de trabajadores visible pero vulnerable, aunque quizá estará sujeta a revisiones antes de su aprobación.
La Unión Europea
En Estados Unidos, gran parte de la legislación propuesta que afectará al negocio de la moda se dirige de manera específica a la industria. En la Unión Europea, sin embargo, el sector cae en gran medida bajo el alcance de cambios de política más amplios y expansiones por parte del bloque, pues busca mejorar la huella ecológica de Europa en los recursos del mundo.
En marzo, la UE publicó la “Estrategia de Textiles Sustentables para 2030”, un plan que abarca parte de la legislación explicada a continuación que afectaría directamente las industrias textil y de la moda. Según Luca Boniolo, de la consultora Ohana Public Affairs, con sede en Bruselas, se concentra en la circularidad textil y en hacer que las marcas sean más responsables de los residuos que envían a los vertederos.
Reglamento de Ecodiseño para productos sustentables
¿Qué es? El ESPR, como se conoce al reglamento propuesto, se publicó en marzo y establece un marco para mejorar, entre otras cosas, la circularidad de los productos. Un “pasaporte de producto digital” podría almacenar información como cuál es la durabilidad y reparabilidad del producto, identificar sustancias que podrían impedir que un producto sea reciclable o incluso decir cuánto hilo reciclado se usa en un suéter. La regulación también requeriría que las empresas divulguen públicamente la destrucción de los bienes no vendidos.
Para que la propuesta sea aprobada, el Consejo Europeo y el Parlamento Europeo deben acordar un enfoque. Si se adopta, lo más pronto que se espera que se establezcan normas específicas sobre textiles es 2025.
¿A quién afectará? La mayoría de los fabricantes, importadores y minoristas de la Unión Europea, incluidos los del sector textil y de la moda.
¿Cuál es laconclusión? Los “requisitos de diseño ecológico” adoptados dentro del marco ESPR serían los mismos en toda la Unión Europea. Pero debido a que cada Estado miembro establecería las sanciones, la efectividad podría diferir de un país a otro. Los requisitos específicos del producto se establecerían en la legislación secundaria y se desarrollarían solo una vez que se promulgue el ESPR. Sin embargo, cualquier producto que no cumpla con los requisitos no podrá venderse en el mercado de la UE, por lo que es muy probable que las regulaciones tengan un impacto significativo en la forma en que se diseñan y fabrican las prendas.
Diligencia debida de sustentabilidad corporativa
¿Qué es? En febrero, la Comisión Europea adoptó una propuesta que requeriría que las empresas que operan en los Estados miembros identifiquen y rindan cuentas de las protecciones de los derechos humanos y reduzcan la contaminación y la pérdida de biodiversidad. Las empresas serían responsables no solo de sus propias operaciones, sino también, de manera crítica, de las de cualquier subsidiaria o proveedor en sus cadenas de suministro. Si se adopta la propuesta, los Estados miembros tendrían dos años para transponer la directiva a la legislación nacional.
¿A quién afectará? Todas las empresas con más de 500 empleados y 150 millones de euros en ventas a nivel mundial. Para las empresas con más de 250 empleados y 40 millones de euros en ventas, las reglas entrarán en vigor dos años más tarde que las del primer grupo. Las autoridades designadas por los Estados de la UE estarán autorizadas a imponer multas. Las víctimas también podrán emprender acciones legales por daños y perjuicios.
¿Cuál es la conclusión? La moda tiene una de las cadenas de suministro más complejas y sombrías del mundo. Muchas marcas simplemente no conocen la información solicitada por la UE en esta legislación. Al convertirlo en una necesidad para hacer negocios en la región, obligará a muchas empresas, y consumidores a comprender mejor de dónde proviene su ropa y quién la fabrica.
Directiva sobre prácticas comerciales desleales
¿Qué es? En marzo, la Comisión Europea publicó una nueva propuesta con enmiendas a la Directiva sobre prácticas comerciales desleales para regular mejor lo que las empresas pueden y no pueden decir a los clientes, con un enfoque particular en el ecoblanqueo. Las empresas no podrán utilizar etiquetas relacionadas con la sustentabilidad como “ecoamigable”, “verde” o “eco” en su producto o empaque si no hay certificación o reconocimiento por parte de una autoridad pública para poder hacerlo.
¿A quién afectará? Cualquier vendedor de bienes de consumo, como moda y productos de belleza, en la Unión Europea podría enfrentar multas. Las reglas solo pueden estar en vigor desde finales de 2025 o principios de 2026.
¿Cuál es la conclusión? Difícilmente podemos salir de compras sin que nos bombardeen con etiquetas de moda, alimentos o productos de belleza que afirman ser “limpios”, “orgánicos” o “totalmente naturales”. Una regulación más estricta y reglas actualizadas permitirán a los compradores en Europa evitar engaños y tomar decisiones más informadas cuando gastan dinero en bienes de consumo, así como entablar litigios y demandas por daños y perjuicios contra empresas que hacen afirmaciones inexactas. La moda no puede dejar de hablar de sustentabilidad; ahora tal vez deba hacerlo con justificación, pues los reguladores ponen la lupa en la industria. (Ben Denzer/The New York Times)