Las canciones y melodías instrumentales tradicionales existen en todas las culturas, pero además comparten unos patrones transculturales: Son considerablemente más lentas, tienen un tono más agudo y estable y un ritmo más lento que el habla.
Un grupo de 75 investigadores, entre ellos Martín Rocamora y Juan Gómez-Cañón, de la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona), fueron los protagonistas de un estudio, en el que se cantaron, se interpretaron versiones instrumentales y se explicó el contenido de canciones tradicionales, en 300 grabaciones, además de examinar 418 ya documentadas.
Uno de los motivos que explicaría las similitudes interculturales sería que las canciones son más previsiblemente regulares que el habla porque se utilizan para facilitar la sincronización y el vínculo social.
"Las melodías lentas, regulares y predecibles nos facilitan cantar juntos en grandes grupos", sugirió Patrick Savage, de la Universidad de Auckland (Nueva Zelanda), uno de los firmantes de la investigación, con la que han querido “arrojar luz sobre la evolución cultural y biológica de dos sistemas que nos hacen humanos: la música y el lenguaje".
El descubrimiento de estas diferencias globales entre el habla y el canto modernos podría ayudar a explicar los orígenes evolutivos de cada modo de comunicación, según los investigadores.
Los autores evaluaron cada grabación contextualizándolas mediante hipótesis registradas en torno a seis variables: altura del tono, velocidad temporal, estabilidad del tono, brillo tonal, intervalo del tono y declinación del tono.
El resultado fue que, globalmente, las canciones tenían tonos más altos, velocidades más lentas y tonos más estables que el habla. Por otra parte, las canciones y el habla tenían intervalos de tono y brillo tonal similares en todas las culturas.
Los investigadores que en conjunto hablaban 55 lenguas de Asia, África, América, Europa y el Pacífico eran desde expertos en etnomusicología, psicología musical y lingüística hasta biología evolutiva.
EFE