Referente intelectual de millones y figura consular del antimperialismo durante décadas, Chomsky era —es— a los 95 años una de esas figuras cuya longevidad produce un curioso efecto de inmortalidad: todos sabemos que su edad hace que su muerte sea algo inminente, pero a la vez parece que nunca morirán.

De inmediato las redes se llenaron de condolencias, salutaciones, responsos, ditirambos, epitafios y homenajes.

Sin embargo, poco más tarde la verdad obligó a enjugar las lágrimas: el intelectual había sido internado en un hospital en San Pablo, Brasil, por un quebranto de salud. Sin embargo, estaba tan vivo como siempre y ayer mismo recibió el alta médica.

La muerte y resurrección de Chomsky se convirtió en tendencia en redes y generó una catarata de memes y humoradas.