Los bosques de todo el mundo protegen contra el calor y otros fenómenos extremos, pero son los tropicales los que más contribuyen a enfriar el planeta, de forma que sin su existencia la temperatura global sería un grado más alta.

Un equipo encabezado por la Universidad de Virginia (EE.UU) ha estudiado los beneficios no relacionados con el dióxido de carbono de determinadas zonas forestales y concluye que todo el planeta se beneficia mayoritariamente de la franja de bosques tropicales que abarca América Latina, África Central y el Sudeste Asiático.

La investigación que pública Frontiers in Forest and Global Change indica que los bosques mantienen al planeta, al menos, medio grado celsius más fresco cuando se tienen en cuenta los poco estudiados efectos biofísicos, que van desde los compuestos químicos hasta la turbulencia y la reflexión de la luz.

Tan solo en los trópicos, estos efectos suponen un enfriamiento planetario de un tercio de grado, que cuando se combinan con la absorción de dióxido de carbono, el efecto de es de más de un grado.

“El corazón de los trópicos coincide con el corazón del planeta, y estos bosques son fundamentales para nuestra supervivencia”, señaló la autora principal de estudio, Deborah Lawrence.

A nivel local, en todas las latitudes, los efectos biofísicos de los bosques superan con creces los efectos del carbono y promueven la estabilidad climática local, ya que reducen las temperaturas extremas en todas las estaciones y horas del día.

Las métricas actuales centradas en el carbono “no reflejan adecuadamente la importancia de los bosques en la mitigación del cambio climático global y la adaptación local de las especies humanas y no humanas, especialmente en un contexto de calentamiento climático en el futuro”, agregó.

Los científicos ya tienen un conocimiento bien establecido de cómo la deforestación tropical contribuye al cambio climático global debido a la emisión de carbono y la reducción de la capacidad de los bosques para extraer en mayor medida la contaminación que el carbono genera en la atmósfera.

Este estudio aporta nuevas pruebas de cómo la deforestación tropical tiene repercusiones climáticas que van más allá del carbono.

La deforestación aumenta inmediatamente el calor y el calor extremo a nivel local, y disminuye las precipitaciones regionales y locales.

La pérdida de bosques también altera el clima en lugares lejanos, por ello son aún más valiosos para los esfuerzos climáticos de lo que se ha tenido en cuenta en los planes y las proyecciones climáticas internacionales, según los investigadores.

El estudio revisó la literatura disponible sobre esta ciencia emergente para determinar que los bosques hasta los 50 grados de latitud norte aportan beneficios a escala global que, “acumulativamente, mantienen a todo el planeta más fresco en 1 grado Celsius”.

Eso significa que cualquier esfuerzo de protección o restauración de los bosques que tenga lugar entre los 40 grados de latitud sur y los 50 grados de latitud norte ayuda tanto a nivel local como a nivel global.

Por ejemplo, la destrucción de los bosques tropicales en la franja de 10 grados al sur del ecuador podría calentar el planeta medio grado.

Sin embargo, la restauración de los bosques en la franja de 10 grados justo al norte del ecuador proporcionaría un 25 % más de enfriamiento global de lo que se espera, teniendo en cuenta solamente la absorción de CO2.

Incluso los bosques que están fuera de esta franja aportan una serie de beneficios que justifican su protección, agrega la investigación.

El enfriamiento por los bosques se debe a una serie de efectos biofísicos. Todos ellos emiten unas sustancias químicas denominadas compuestos orgánicos volátiles biogénicos (BVOC).

Estos compuestos crean aerosoles que reflejan la energía entrante y forman nubes; ambos con efectos de enfriamiento, pero además provocan la acumulación de ozono y metano, que son gases de efecto invernadero, lo que crea un efecto de calentamiento.

En conjunto, el enfriamiento supera al calentamiento. Estos complejos compuestos químicos que emiten los bosques representan una nueva frontera en la comprensión de cómo los bosques mantienen el planeta fresco en zonas cercanas y lejanas a ellos, indica la investigación.

Otros aspectos de los bosques que les permiten minimizar la sequía asociada al calor extremo son sus raíces profundas, su alta eficiencia en el uso del agua y su elevada “rugosidad” superficial, que les permite disipar el calor y trasladar la humedad a la parte superior de la atmósfera.

EFE