La estrategia del Gobierno francés frente al cambio climático recibió este domingo un severo varapalo del órgano ciudadano que el propio presidente, Emmanuel Macron, había creado para dar una dimensión más democrática al diseño y al control de esa línea política.

La Convención Ciudadana para el Clima (CCC) suspendió al Ejecutivo en los seis grandes temas en su última reunión de trabajo, destinada precisamente a dar su dictamen sobre las medidas en que se habían concretado las propuestas hechas por estas 150 personas elegidas al azar.

Los 98 ciudadanos de la CCC que votaron le dieron una nota media global de 2,5 sobre 10, de acuerdo con los resultados publicados en su página web. Esa fue su valoración sobre si los dispositivos del Gobierno que adoptan sus sugerencias permitirán cumplir las metas de disminución de las emisiones contaminantes.

La nota fue de 3,4 en las medidas sobre vivienda, y de 3,7 tanto a las de producción y trabajo, como a las de alimentación y a las de desplazamientos.

Las calificaciones fueron algo más elevadas para los aspectos de consumo (4) o de gobernanza (4,1) pero se quedaron allí también por debajo del aprobado.

El juicio fue particularmente duro para algunas metas emblemáticas como limitar los efectos dañinos del transporte aéreo, que se quedó en un 2,8; o para la creación de un delito de "ecocidio", con un 2,7.

Los miembros de este órgano, diseñado por el jefe del Estado como forma de favorecer la participación ciudadana en la política frente al cambio climático, habían presentado sus proposiciones en junio de 2020.

Luego el Ejecutivo de Macron las tradujo en una serie de proyectos de ley, decretos o incluso iniciativas elevadas a la Unión Europea, que son los que ahora han sido evaluados.

El principal objetivo del dispositivo es reducir para 2030 en al menos un 40 % las emisiones de gases causantes del calentamiento climático respecto a las de 1990 y hacerlo con reglas de justicia social.

Fuente: EFE