Es urgente buscar alternativas al uso de mascarillas y guantes desechables. El llamamiento proviene de un equipo de científicos de la Universidad de Aveiro (UA) en Portugal, que en los últimos meses estudiado el aumento de residuos y el retroceso generalizado en la gestión sostenible de los residuos plásticos, dos enormes efectos secundarios derivados de la lucha contra la pandemia.
En un primero momento, el confinamiento que se extendió por buena parte del planeta trajo consecuencias positivas -lamentablemente efímeras- para el medio ambiente. De inmediato, las redes sociales se llenaron de postales: los canales de Venecia con aguas cristalinas, ciudades eternamente sumidas en smog, luciendo cielos despejados, animales silvestres atreviéndose a pisar zonas urbanas.
Pronto, sin embargo, quedó en evidencia que el medio ambiente sufriría. La cantidad de plásticos no reutilizables, entre máscaras, guantes y otros materiales protectores, que debían emplearse en la protección diaria para prevenir el contagio por el coronavirus, aumentó exponencialmente a medida que aumentaba el número de casos. Y muchos de estos materiales ya están esparcidos por el medio ambiente.
Alertados del problema, tras ver espacios públicos inundados con máscaras y guantes abandonados, Joana Prata, Ana Luísa Silva, Armando Duarte y Teresa Rocha-Santos, investigadores del Centro de Estudios Ambientales y del Mar (CESAM), una de las unidades de la investigación de la UA, publicaron tres artículos científicos. En el primer estudio, desarrollaron una serie de recomendaciones para el manejo colectivo, pero también individual, de esta nueva basura que amenaza con inundar ríos y mares. En el segundo estudio, alertan sobre la necesidad de buscar alternativas para el uso adecuado y manejo final de los equipos de protección. En la tercera publicación, que también contó con la participación de Amadeu Soares y Diana Campos, también de CESAM, los científicos abordan los impactos a corto plazo de la producción y uso de estos residuos y resumen una serie de recomendaciones de política para su correcta gestión.
Los artículos se realizaron en colaboración con la Universidad de Dalhousie (Canadá), el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (España) y la Universidad Normal de Beijing (China).
Espacios públicos inundados por plástico
"Nos motivó a advertir sobre este tema la cantidad de material de protección personal desechable que encontramos en los espacios públicos. Se descuidó la correcta disposición de máscaras y guantes desechables y estos residuos comenzaron a encontrarse en las calles y aceras", dice la investigadora Joana Prata en declaraciones publicadas por la UA.
Ana Luísa y Joana Prata, autoras principales de estos estudios, estimaron, basándose en estrategias de salud pública, que se necesitan 129 mil millones de mascarillas y 65 mil millones de guantes cada mes en todo el mundo. Cifras abultadas que no incluyen las batas desechables y otros materiales de protección, cuyo "manejo inadecuado resulta en una contaminación ambiental generalizada".
Para sortear el problema medioambiental, el equipo de CESAM dice que es urgente encontrar alternativas sostenibles para máscaras, guantes y plásticos de un solo uso. Que, en la medida de lo posible, estos materiales se reciclen después de la desinfección o cuarentena, que se utilicen preferentemente máscaras fabricadas con materiales reutilizables, y retomar el camino de la economía circular y rastreo de los materiales plásticos que se estaba haciendo antes de que surgiera la pandemia. Esas son solo algunas de las principales recomendaciones formuladas por los científicos en los tres estudios publicados.
Retrocesos en la economía circular
En muchas áreas del mundo, señalan, ha habido una revocación de leyes y regulaciones destinadas a reducir el uso de plásticos de un solo uso, como es el caso de las tarifas en las bolsas de plástico. "Los propios consumidores empezaron a buscar alimentos envasados en plástico debido a las preocupaciones sobre la posible transmisión del virus a través de objetos y una vida útil más larga", dicen los investigadores.
La gestión de los residuos plásticos también ha sufrido importantes cambios con la escalada de la pandemia: "en muchas zonas del mundo se ha detenido el reciclaje de plástico, en otras las entidades luchaban por el tratamiento adecuado de los crecientes residuos hospitalarios potencialmente infecciosos".
La pandemia trajo cambios en el uso del plástico, con aumentos y disminuciones en su uso según las aplicaciones. El aumento del consumo de plásticos "se observó en envases de alimentos, como comida para llevar, y en material de protección personal".
La pandemia trajo la urgencia de preservar la salud de inmediato y dejar las consecuencias ambientales para más tarde. "No debemos discontinuar una estrategia ambiental a largo plazo cuando sea compatible con las medidas actuales para combatir la pandemia y contribuya a la preservación futura de la salud humana. Por ejemplo, no hay evidencia de que el uso de guantes desechables sea más efectivo que la correcta higiene de las manos", ejemplifican.
Por tanto, los científicos recomiendan utilizar plásticos de forma responsable. Esto incluye optimizar su producción, el uso ponderado, sustitución de lo desechable por reutilizable y una gestión de residuos eficaz y sostenible, como dice la investigadora Ana Luísa.
"Las situaciones de emergencia, por los más variados motivos, se repetirán en el futuro", anticipan. Por tanto, "tendremos que idear estrategias para la producción y uso sostenible de materiales plásticos para esas circunstancias. Los plásticos pueden ser buenos o malos, todo depende de cómo se utilicen y descarten", explica.
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