Investigadores de varias universidades estadounidenses han
estudiado cómo se propaga la desinformación por las redes sociales y han
comprobado que la indignación moral que sienten las personas al leer
informaciones poco fidedignas contribuye de una forma decisiva a que se
propaguen bulos y datos erróneos.
Los resultados de este trabajo de investigación, que hoy se ha publicado en la
revista Science, sugieren además que los intentos de mitigar la
propagación en línea de información errónea animando a la gente a comprobar la
exactitud antes de compartirla pueden no tener éxito y resultar ineficaces.
El estudio concluye que las publicaciones en las redes sociales que contienen
información errónea provocan más indignación moral que las que contienen
información fidedigna, y esa indignación propicia y facilita la propagación de
la desinformación.
Los investigadores, según el extracto del estudio que ha publicado la revista,
también descubrieron que es más probable que la gente comparta información
errónea que provoca indignación sin leerla antes.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores realizaron ocho estudios
con datos estadounidenses de Facebook y Twitter a lo largo de varios periodos
de tiempo, junto con dos experimentos conductuales, para saber más sobre la
indignación relacionada con la difusión de información errónea.
En el estudio, la indignación se define como la mezcla de ira y repugnancia
provocada por la percepción de transgresiones morales.
La forma en que las plataformas de redes sociales clasifican los contenidos
para mostrarlos a los usuarios también puede influir en la propagación de la
desinformación, según los investigadores, que han comprobado que la indignación
se asocia a una mayor participación en Internet.
La desinformación que provoca indignación se propaga más debido a la
"amplificación algorítmica" de los contenidos que resultan atractivo,
según los investigadores.
EFE