La crisis climática provocará que las aguas que rodean a Nueva Zelanda sean inhóspitas para las ballenas azules y los cachalotes, obligando a estos cetáceos a desplazarse a zonas más meridionales en busca de mares más fríos, según un artículo científico publicado este jueves.
Los cachalotes (Physeter macrocephalus) y las ballenas azules (Balaenoptera musculus) se desplazarán a latitudes más bajas, es decir hacia el sur, indica el estudio basados en modelos matemáticos para predecir la potencial respuesta a la crisis climática para finales de este siglo, que fue publicado hoy en la revista The Conversation.
Además, el grado del desplazamiento hacia al sur de estos mamíferos marinos, una de las grandes atracciones turísticas de Nueva Zelanda y que son considerados como unos "ingenieros" de los ecosistemas marinos, dependerá principalmente del incremento de la temperatura de la superficie de los océanos.
"Las ballenas azules muestran un desplazamiento más marcado hacia el sur que los cachalotes, especialmente en el peor de los casos, probablemente porque se alimentan en la superficie, donde el calentamiento del océano será más exacerbado que en las profundidades", indicaron los autores del estudio, Frédérik Saltré, Karen Stockin y Katharina Peters, en la revista The Conversation.
En el peor escenario hipotético por el cambio climático y otros factores, aumentaría en cinco veces la pérdida de hábitat de las ballenas, apunta el estudio publicado este mes en la científica Ecological Indicators.
Los desplazamientos a otras latitudes tendrán "importantes consecuencias ecológicas para los ecosistemas marinos de Nueva Zelanda y las personas que dependen de ellos", alertaron los autores de este estudio.
Sakltrem Stockin y Peters recordaron que la modificación o creación de otros hábitats para las ballenas crean nuevas condiciones en su entorno, ya que las ballenas transportan nutrientes como el nitrógeno y el hierro a través de sus heces, que son cruciales para el fitoplancton (un tipo de plancton vegetal) y otros organismos.
"Esto es muy importante porque el fitoplancton aporta aproximadamente la mitad de todo el oxígeno a la atmósfera y también captura alrededor del 40 por ciento de todo el dióxido de carbono liberado. Al ayudar al crecimiento del fitoplancton, las ballenas contribuyen indirectamente al sumidero natural de carbono del océano", remarcaron.
EFE
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