Contenido creado por Gerardo Carrasco
Ciencia

Están majaretas

La “aldea irreductible” no estaba en Galia, sino en la Península Ibérica

Una pequeña población situada en la actual España resistió una década al embate romano, hasta que una traición la perdió.

26.11.2018 08:40

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2018-11-26T08:40:00-03:00
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Montevideo Portal

Junto a la autopista española A 60, que une las ciudades de Léon a Valladolid, la antigua aldea de Lancia tiene una extraordinaria historia para contar. Recuerda al caso de la aldea gala de Astérix y Obélix, que "resiste ahora y siempre al invasor". Sin embargo, el caso de Lancia es un episodio muy real - y dramático -, donde después de diez años de reñidas batallas, una traición -otra más en una larga serie- fue su ruina. Fue el último reducto de la resistencia de los pueblos ibéricos a la ocupación romana, que se prolongó por más de 150 años.

Después de dos décadas de excavaciones arqueológicas en una extensa área de la antigua Lancia, que trajeron a la luz del día esta y otras historias de la vida de la aldea, situada a pocos kilómetros de la ciudad de Léon, las autoridades de la región decidieron abrir la zona a las visitas del público a partir del próximo año, según informa el periódico matritense El País.

Situada en una colina inexpugnable, Lancia cayó ante Roma en el año 19 a. C., cerca de cuatro décadas después de que los lusitanos, un poco más al suroeste, sucumbieran al mismo invasor. Tal como sucedió a los líderes lusitanos, sólo una traición hizo caer a los irreductibles de Lancia.

Fue esa última batalla, en 19 aC, que la historia recuerda como especialmente sangrienta, con más de 80 mil muertos del lado de las tribus locales y no muchos menos entre las legiones romanas, puso fin a la legendaria resistencia ibérica. En el año 1996, las excavaciones de Lancia pusieron al descubierto más de 50.000 piezas arqueológicas y estructuras de edificios arruinados, que ocupan un área de cerca de 30 hectáreas, y que en este momento están cubiertas por tierra, para su protección.

En declaraciones al citado diario español, el arqueólogo Jesús Celis, director de las excavaciones y técnico para el patrimonio cultural en la Cámara de Léon, adelantó que la decisión de abrir ese espacio arqueológico al público fue tomada en julio pasado y que el proyecto, con un presupuesto cuyos detalles se están ultimando, pero que sería de 210.000 euros para el año próximo.

"Encontramos allí vestigios de la era pre-romana, desde el siglo III aC hasta el siglo V de nuestra era", explica Jesús Celis. Allí está el antiguo pueblo de los cantábricos en la cima de la colina, sobre el cual los romanos edificaron después su propia ciudad. Y alrededor, todas las construcciones de la Lancia Romana, donde los conquistadores instalaron sus termas, un mercado y viviendas. Un centro de interpretación reunirá las piezas de esta historia de resistencia que asumió proporciones épicas entre los pueblos ibéricos que se distribuían por los macizos montañosos de la península.

"Los pueblos ibéricos tenían enorme poderío bélico"

"La Península Ibérica fue una de las primeras regiones fuera de la península itálica donde los romanos llegaron, pero fue prácticamente la última que lograron conquistar, convirtiéndose a partir de ahí en un imperio", explica el arqueólogo y especialista en la historia de Roma Guillermo Cardoso.

Esta resistencia de los pueblos ibéricos al avance de las legiones romanas, plasmada en las ruinas de la antigua Lancia, sólo fue posible "porque estos pueblos estaban muy avanzados en sus técnicas bélicas", narra Cardoso. "Muchos eran guerreros mercenarios, que iban a combatir fuera, incluso llegaron a Oriente Medio, según algunos autores, y estaban por eso al tanto de las técnicas bélicas más avanzadas de su tiempo.

Los guerreros tenían, por tanto, una capacidad de combate "idéntica, si no superior, a la de los romanos", apunta el científico, explicando que una de sus principales características fue la espada corta, muy manejable y eficaz, que sirvió de inspiración y modelo al gladio, la icónica espada de las legiones romanas. "Vieron que era eficiente y copiaron el modelo", dice Cardoso.

La naturaleza difícil del territorio montañoso, que era prácticamente inexpugnable y al que los "pueblos duros de la región estaban muy acostumbrados", es otro factor que ayuda a explicar la larga resistencia de casi dos siglos que las legiones romanas encontraron en la Península Ibérica.

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