Tras intentar desarrollar su propia aplicación en la división tecnológica del servicio de salud pública NHS, el Reino Unido dio un giro de 180 grados a mediados de junio y abandonó esa opción, que centralizaba los datos en servidores informáticos, alegando incompatibilidades con el iPhone.
Optó entonces, como hicieron otros países y también el gobierno autónomo escocés, por adaptarse a un modelo descentralizado desarrollado por Google y Apple.
La aplicación utiliza tecnología bluetooth para detectar los smartphones que han estado cerca de una persona diagnosticada con covid-19 y alertar a sus propietarios para que se pongan en contacto con las autoridades sanitarias.
"Tenemos que usar todas las herramientas a nuestra disposición para controlar la propagación del virus, incluyendo tecnología puntera", afirmó el ministro de Sanidad, Matt Hancock, en un comunicado.
Y celebró el lanzamiento de la aplicación el 24 de septiembre en Inglaterra y Gales como un paso "decisivo" que "nos ayudará a contener el virus en un momento crítico".
El Reino Unido, país más castigado de Europa con casi 42.000 muertes confirmadas por covid-19, se enfrenta a un aumento reciente de los contagios, ante el cual decidió imponer restricciones.
A partir del lunes estarán prohibidas todas las reuniones de más de seis personas, exceptuando escuelas, lugares de trabajo y de culto.
Asimismo, los bares y restaurantes tendrán que tomar datos de contacto de sus clientes para poder rastrear los contactos de las personas detectadas como infectadas.
El gobierno pidió a los establecimientos abiertos público, desde pubs a peluquerías, pasando por restaurantes y cines, que instalen en su entrada unos códigos QR que los identificarán en este dispositivo.
Escocia lanzó su propia aplicación el jueves e Irlanda del Norte lo hizo el 31 de julio.
afP