Por The New York Times | David Yaffe-Bellany
Logan Paul dirigió un mensaje a sus seis millones de seguidores en Twitter: estaba invirtiendo “con todo” en una nueva criptomoneda llamada Dink Doink.
Según el creador del proyecto, los inversionistas de Dink Doink serían dueños de acciones de un personaje de caricatura, lo cual les daría acceso a una parte de las regalías si la figura de ojos saltones aparecía en un programa de televisión o una película. En junio del año pasado, Paul, un boxeador e influente de redes sociales de 27 años, elogió a Dink Doink en Twitter y en un chat público de Telegram, antes de promoverlo de nuevo en su pódcast, “Impaulsive”.
Pero para mediados de julio, el precio de Dink Doink había caído a una fracción de un centavo y Paul se enfrentó a una reacción negativa en línea. En sus labores publicitarias, había omitido un detalle relevante: era amigo del creador del proyecto y habían concebido la criptomoneda juntos. También había recibido una cuantiosa dotación de monedas Dink Doink cuando esta se lanzó al mercado.
“No sé en qué momento la situación tomó un rumbo absurdamente malo”, dijo Paul en una entrevista. “Ese proyecto es del infierno, yo me lavé las manos y me deslindé de todo eso”.
El colapso de los precios de las criptomonedas ha renovado el escrutinio en torno a los promotores famosos que les venden divisas virtuales a las masas. En el transcurso del año pasado, el actor Matt Damon y el comediante Larry David han aparecido en comerciales televisivos de alto perfil que anuncian criptoplataformas y proclaman que los activos digitales son una oportunidad imperdible para generar dinero. Esos anuncios fueron criticados por los escépticos de las criptomonedas, pero estaban vinculados a empresas convencionales con ingresos de cientos de millones de dólares.
Ahora ha surgido una forma mucho más sórdida de promoción de criptomonedas en las redes sociales, en la que cunden los conflictos de interés encubiertos y las afirmaciones exageradas sobre ganancias exorbitantes. Las celebridades influentes como Kim Kardashian y Floyd Mayweather han ganado millones de dólares con la promoción de criptoinversiones específicas, y a menudo sospechosas, motivando a sus seguidores a comprar monedas desconocidas que pierden su valor casi de inmediato o promocionando colecciones poco conocidas de tókenes no fungibles, archivos digitales únicos conocidos como NFT, por su sigla en inglés.
En algunos casos, los promotores como Paul han admitido que omitieron sus vínculos personales o financieros con los proyectos que publicitaron en sus perfiles en línea, una posible violación de las leyes federales de la comercialización. Incluso antes de la reciente baja del criptomercado, una serie de estos proyectos respaldados por influentes sufrió colapsos rotundos, lo cual afectó a los operadores aficionados y desató varias demandas que podrían obligar a algunas celebridades a compensar a los inversionistas por sus pérdidas.
“Estamos viendo un mercantilismo descarado por parte de celebridades y otros actores, que no son para nada desinteresados o imparciales”, afirmó John Reed Stark, exdirector de la división de cumplimiento en internet de la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por su sigla en inglés). “Hay mucho potencial para que la gente salga afectada”.
Los criptoemprendedores contratan a influentes para apuntalar el valor de sus monedas digitales, con la esperanza de despertar el tipo de revuelo en línea que, por un breve momento, hizo que Dogecoin, una moneda de broma basada en un meme, se convirtiera en una de las criptoinversiones más valiosas.
Algunos promotores no son muy conocidos fuera de la criptoindustria, pero cuentan con muchos seguidores en redes sociales, donde ofrecen consejos del mercado, intercalados con contenido patrocinado. Otros son famosos de alto perfil como Kardashian, quien enfrenta una demanda de inversionistas a raíz de que publicitó una criptomoneda desconocida llamada EthereumMax.
Las sumas que se les pagan a los criptopromotores pueden ser astronómicas. Un proyecto de NFT llamado Hive Investments ha estado reclutando influentes, con ofertas de hasta 400.000 dólares de remuneración, según una presentación que revisó The New York Times. La promoción de criptomonedas se encuentra en un área gris en términos jurídicos. Conforme a la ley federal, las personas que promocionan valores deben divulgar públicamente los pagos que reciben por estos anuncios. En 2018, Mayweather pagó más de 600.000 dólares para resolver los cargos impuestos por la SEC que lo acusaban de no divulgar debidamente la remuneración que recibió por publicitar ofertas iniciales de monedas, el equivalente en la criptoindustria para una oferta pública inicial en Wall Street. Pero la norma que él contravino solo aplica a valores, como las acciones de una empresa, y no está claro qué criptoproductos encajan en ese perfil jurídico.
Los promotores de criptomonedas también podrían infringir el reglamento de la Comisión Federal de Comercio, que exige que todos los anunciantes declaren si tienen una participación financiera en los proyectos que promocionan.
“Las empresas y los influentes de redes sociales de todo el mundo consideran esto como el salvaje Oeste”, comentó David Klein, abogado de Nueva York especializado en normas de comercialización. “Las leyes del viejo mundo siguen vigentes y se deben acatar esas pautas. De lo contrario, los reguladores tocarán a tu puerta”.
Incluso las celebridades que dieron a conocer los pagos que recibieron por promocionar criptomonedas se han metido en problemas legales. El verano pasado, Kardashian anunció EthereumMax en una publicación de Instagram con un breve descargo de responsabilidad al pie: “#Publicidad”. Pocos miembros de la criptoindustria habían escuchado hablar de EthereumMax, que es distinta de Ethereum, una de las criptoplataformas más populares.
El anuncio desencadenó una ola de transacciones, pero el precio de EthereumMax pronto colapsó. Este año, nueve operadores que habían comprado EthereumMax demandaron a Kardashian, así como a los fundadores del proyecto y otros promotores, entre ellos Mayweather y la otrora estrella del baloncesto Paul Pierce, acusándolos de encubrir su control sobre los tókenes de EthereumMax y difundir anuncios “engañosos”.
Según establece la demanda, Pierce recibió más de 15 billones de tókenes de EthereumMax a cambio de publicar tuits de promoción para la moneda. Ninguno de los tuits citados en la demanda mencionaba una relación comercial con los creadores del token. Según se lee en la demanda, poco después de promover el proyecto, Pierce vendió sus tókenes —al parecer en una operación conocida como “inflar y botar”, en la que se benefició de instar a sus seguidores a comprar los tókenes para luego vender los suyos a un precio más elevado.
Un abogado de Kardashian declaró que las acusaciones de la demanda muestran “falta de mérito”. Mayweather, Pierce y los fundadores del proyecto no respondieron a las solicitudes de comentarios.
Ahora que los precios de las criptomonedas se desploman, los inversionistas también se han puesto en contra de influentes de más bajo perfil que publican contenido patrocinado en redes sociales. Ben Armstrong, un criptoinfluente con casi un millón de seguidores en Twitter, tiene un canal de YouTube donde habla sobre las tendencias del mercado y promueve sus proyectos favoritos. Solía cobrarles a los fundadores de empresas emergentes 40.000 dólares por una entrevista en YouTube, pero suspendió ese servicio este año, luego de que detective influente en el criptomundo diera a conocer su lista de precios.
Algunos de los proyectos que Armstrong promovía eran iniciativas experimentales de criptoaficionados que al poco tiempo se topaban con problemas. En esos casos, él también se consideraba una víctima, según comentó.
“Se están aprovechando de los influentes novatos de la criptoindustria que acaban de alcanzar cierta popularidad e intentan descifrar qué es lo que deben o no hacer”, expresó. “Es difícil pasar de 12.000 seguidores a 1 millón en un año y tomar todas las decisiones correctas”. Poco después del colapso de Dink Doink, Paul inició una colección de NFT llamada CryptoZoo, que fue objeto de burlas generalizadas por constar de imágenes de archivo de animales. Paul culpó al personal que le ayudaba con la operación del proyecto por todos los problemas de CryptoZoo. Ahora, está trabajando con un nuevo equipo en un criptoproyecto llamado Liquid Marketplace, que usa tecnología de cadena de bloques para permitir a los inversionistas comprar fracciones de objetos físicos.
El reciente declive de precios de las criptomonedas “sin duda extirpará a los débiles”, comentó Paul. Pero agregó que también lo hizo reflexionar sobre algunas de las promociones que ha hecho, después de haber perdido 750.000 dólares de su propio capital.
“No quiero que nadie se sienta estafado por una decisión que tomó debido a algo que yo dije”, concluyó. Logan Paul, boxeador e influente de redes sociales de 27 años, se interesó por las criptomonedas el año pasado, luego de que algunos socios de negocios le hablaron sobre el mundo de los NFT. (Sinna Nasseri/The New York Times) Kim Kardashian enfrenta una demanda de inversionistas por haber promocionado una criptomoneda desconocida llamada EthereumMax. (Hunter Abrams/The New York Times)