Durante una expedición arqueológica realizada en 2017 en la ciudad italiana de Pompeya, una curiosa imagen dio la vuelta al mundo tras ser compartida en el perfil oficial de Instagram del Parque Arqueológico del lugar. Se trataba de la imagen de un hombre petrificado, que murió acostado, con las piernas abiertas y supuestamente agarrándose los genitales con fuerza, durante célebre erupción volcánica que sepultó la ciudad en año 79 de nuestra era.
La imagen del hombre que habría sido sorprendido por la muerte “justo en ese momento”, fue comentada por miles de internautas en todo el mundo, quienes reflexionaron e ironizaron acerca de que aquella quizá fuera la peor manera de quedar inmortalizado.
Esa atención por parte del publico derivó asimismo en intervenciones desde la ciencia, con la intención de saber más sobre las circunstancias de la muerte de ese pompeyano y en especial averiguar si la parca lo había encontrado con las manos en la masa.
-comentada por muchos en la publicación como la peor forma de ser inmortalizado-, el hallazgo recibió una investigación especial por parte de expertos invitados por el parque, tratando para confirmar si, en el momento de su muerte, estaba logrando una erección o, al menos, practicando el onanismo.
En un artículo publicado días atrás en The Conversation, se señala que por muy atractivo que resulte el caso para la curiosidad del lector, es improbable que el hombre muriera en pleno acto masturbatorio. De hecho, si bien la erupción del Vesubio provocó muerte y destrucción de manera rápida, no se trató de algo fulminante al punto de “congelar” a los ciudadanos de manera instantánea en lo que estaban haciendo antes del estallido.
Como tantos infortunados pompeyanos, el sujeto de la foto pereció a consecuencia de una ola piroclástica. Es decir, fue cubierto por lava cuando probablemente ya estaba inconsciente debido a las emanaciones del mismo volcán. De hecho, es posible que el magma lo alcanzara cuando ya era cadáver. El efecto del calor en el cuerpo humano provoca la flexión de las extremidades, y es improbable que el hombre permaneciera inmóvil durante el momento de la muerte, incluso si estaba manipulando el pene.
Dada la temperatura continua, el efecto también continúa después de la muerte, lo que también explica que muchos de los cuerpos petrificados de personas muertas en esa catástrofe hayan sido encontrados en posturas extrañas.
En un estudio publicado en 2021 por investigadores del Departamento de Ciencias de la Tierra y Geoambientales de la Universidad de Bari, Italia, en asociación con el Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología, se devela una antigua duda sobre el momento de la famosa erupción.
El análisis concluyó que la mayoría de las personas que estaban en ese momento en Pompeya habrían muerto en cuestión de quince minutos, la mayoría asfixiados por gases tóxicos. Posteriormente, la lava llegó como una ola y cubrió a los cadáveres y a la ciudad toda.