Desde la reciente compra de Twitter por Elon Musk, el multimillonario no ha hecho otra cosa que tomar decisiones radicales y polémicas, cuyas consecuencias están a la vista: falta de personal (por despidos y renuncias), demandas por cuentas verificadas que no deberían ser tales (por causa del nuevo sistema de pago) y una gran incertidumbre.
Esta errática deriva de la red social ha hecho que analistas y usuarios en general se planteen numerosas interrogantes sobre el futuro de la popular red social. La gran cuestión es si Musk sabe lo que hace y conoce el baile en el que se metió, dado que sus resoluciones permiten dudar de ello.
Tal como informamos, en las últimas horas Musk tomó una de esas decisiones controvertidas: envió un ultimátum en el que instaba a todo el personal de la empresa a firmar un formulario para convertirse en artífices del “nuevo Twitter”, lo que implicaba trabajar sin tasa ni medida para sacar adelante el proyecto. Quien no suscribiera el documento, sería despedido de inmediato y cobraría tres meses de sueldo como indemnización.
Esta exigencia llegó tras el despido fulminante de casi la mitad de la plantilla que el magnate dispuso nada más ocupar el sillón de director.
La reacción de los trabajadores al ultimátum quizá no fue la esperada por el amo de la red: la mayoría prefirió el portazo y salir a buscar un nuevo empleo. Así las cosas, se disparan los rumores acerca de un posible cierre —temporal o definitivo— de la red por falta de soporte técnico.
El ambiente de incertidumbre se profundizó luego de que el propio Musk se despachara con un tuit enigmático, cuyo único contenido era un muy elocuente meme.
Ahora, y mientras Twitter arde, varios de sus usuarios se dedicaron a hacer lo que les sale mejor: humor y sátira acerca del tema que fuere, aunque se trate del eventual fin de la red en la que publican esas mismas bromas y humoradas.