Es un fenómeno que todos hemos observado alguna vez: mientras en ocasiones el excremento flota airosamente sobre las aguas del inodoro, en otras se va a pique como si estuviera lastrado con una piedra de molino. La cuestión generó desde siempre cierto interés en la comunidad científica, y ahora un nuevo estudio parece haber dado con la causa de tales diferencias excrementicias.
Décadas atrás se había establecido que el nivel de grasa —más ligera que el agua— en las heces era la causa de que estas sobrenadaran o se sumergieran. Sin embargo, ya en 1972 un estudio publicado en The New England Journal of Medicine refutó esa hipótesis.
Al descartar la responsabilidad del contenido graso, los autores de aquel estudio de hace 50 años señalaban que era el contenido de gas lo que podía hacer la diferencia.
En dicho estudio se examinaron las heces de 33 personas sanas, nueve con cacas flotantes, 24 con heces que se hundían y seis pacientes con heces grasas. Lo que descubrieron los investigadores fue que todas las cacas flotantes se hundían cuando el gas dentro de sus heces era “comprimido por presión positiva”, es decir, que se aplastaba la caca.
“Tras la desgasificación, las heces que antes flotaban y las que se hundían tenían gravedades específicas similares, lo que indica que la propensión a flotar o hundirse de dichas heces depende de las diferencias en el contenido de gas y no de grasa”, escribió el equipo, añadiendo que las cacas grasas eran menos densas que las otras, aunque esto se debía a un aumento del contenido de agua y no de grasa.
“Por lo tanto, las heces flotan debido a un mayor contenido de gas o de agua (o ambos); las heces flotantes no deben considerarse un signo de esteatorrea (mayor contenido de grasa en las cacas)”, escribieron en su momento. Aunque los resultados puedan tener cierto interés, no explican realmente la causa de la diferencia en el contenido de gas y agua, concluían los autores.
Sin embargo, un trabajo reciente da un nuevo giro al asunto.
Según informa la revista de divulgación Muy interesante, un grupo de científicos que estaba estudiando ratones criados para estar libres de todo tipo de gérmenes, notó algo inusual en las defecaciones de estos animalitos. Mientras que alrededor del 10% de los humanos sanos producen cacas flotantes de forma constante, este porcentaje es mucho mayor en los ratones, alrededor del 50%. El equipo, que publicó su trabajo en Scientific Reports, observó que las cacas de los ratones sin gérmenes tendían a hundirse.
“Nuestro hallazgo fortuito de heces ‘hundidas’ y ‘flotantes’ en TFS (solución fosfatada fijadora de Trump) en ratones sin gérmenes y colonizados por el intestino, respectivamente, nos llevó a preguntarnos si los colonizadores intestinales estaban fundamentalmente relacionados con la génesis del fenómeno de la flotación fecal”, se lee en el reporte.
Para investigar el asunto más a fondo, el equipo tomó bacterias intestinales de ratones sanos y las introdujo en el estómago de los ratones sin gérmenes. Desde entonces, la caca de estos últimos se transformó en flotante.
“Al introducir microorganismos en el intestino de ratones sin gérmenes, hemos demostrado de forma concluyente que la colonización intestinal de la microbiota es un requisito previo para que las heces floten”, detallan los investigadores.
En el informe, los científicos involucrados en trabajo aclaran que se necesitan más estudios para determinar qué bacterias intestinales causan la flotación (introduciéndolas individualmente en ratones libres de gérmenes) y también es necesario pasar a analizar las heces humanas. Sin embargo, ya identificaron varias especies de bacterias asociadas al excremento flotante.
“Identificamos a Bacteroides ovatus como la especie más enriquecida en nuestro análisis, que se ha correlacionado positivamente con la flatulencia y la evacuación de gases anales en pacientes humanos. Además, también identificamos el Bacteroides fragilis, conocido por producir gas hidrógeno en el intestino”, enumeran.