Aunque la presencia en el país del puma (Puma concolor), el mayor carnívoro viviente de Uruguay, fue objeto de controversia durante muchos años, no caben dudas de que aún no está extinto en nuestro territorio. Por el contrario, el puma parece estar volviendo lentamente. Al menos eso consideran algunos trabajos de investigadores publicados en los últimos tiempos, que aportan registros probatorios de su presencia, como por ejemplo huellas o videos.
La última publicación extra del Museo Nacional de Historia Natural, por ejemplo, contiene un trabajo realizado por el zoólogo Carlos Prigioni, junto a Juan Villalba, Julio González, Ademar Pla y Álvaro Sappa, que documenta el registro más austral de un puma hasta ahora en la historia del Uruguay.
Según el documento, en julio de 2016 un puma adulto fue observado y registrado en video por un cazador profesional de jabalíes (coautor del trabajo, además). El avistamiento ocurrió aproximadamente a la hora 1 AM en la ruta 109, departamento de Maldonado, proximidades de Aiguá. El animal fue filmado durante algunos minutos mediante mira térmica Pulsar Apex 50, como se aprecia en el video adjunto.
Según narra el trabajo, el felino fue observado en una zona serrana donde varios estancieros, desde tiempo atrás, habían tenido encuentros visuales con el felino y denunciado posibles ataques a las ovejas. Sin embargo, "no existen datos forenses veterinarios que avalen que los ovinos fueron muertos por este depredador".
Uno de los autores del trabajo, Carlos Prigioni, explicó a Montevideo Portal que esta es la primera vez que hay un registro en video de un puma vivo en la naturaleza en Uruguay (aunque sí había una filmación de restos de uno de estos animales luego de ser cazado). Además, nunca hasta ahora se había registrado un puma tan al sur del país, algo para lo que Prigioni y sus colegas ensayan varias explicaciones.
Agárrense de las manos
La aparición de este puma no es casual. Desde 1996, cuando el propio Prigioni documentara un ejemplar cazado en Paso Aguiar, Tacuarembó, "las referencias y avistamientos se han hecho más comunes, lo que permite suponer la presencia de varios ejemplares en territorio uruguayo", señala el trabajo. Recordemos que la especie se encuentra protegida por ley y su caza está penada.
El registro que da origen a este trabajo "permite inferir que los sistemas de altura de la Cuchilla Negra y de Haedo así como la Cuchilla Grande estarían oficiando de corredores biológicos conectando elencos faunísticos de las llamadas Sierras del Sudeste brasileño con el territorio uruguayo, incluyendo al puma y otras especies que alcanzan latitudes más australes en los últimos años". No solo el puma se está corriendo más al sur, a medida que los efectos del cambio climático se hacen sentir. Lo mismo sucede con otras especies de mamíferos como el tamanduá (Tamandua tetradactyla) o el tatú de rabo molle (Cabassous tatouay).
"Varios expertos coinciden en que el puma puede llegar a reconquistar parcialmente el Uruguay y que van a aparecer más registros, porque entre los felinos grandes es muy adaptable y puede morar en lugares cercanos a viviendas", explicó a Montevideo Portal Juan Villaba, otro de los autores del trabajo. El especialista aclaró también que el puma utiliza corredores biológicos naturales y artificiales, por lo que puede beneficiarse inclusive de la forestación, que suele afectar negativamente a las especies de pradera.
El biólogo británico Peter Crawshaw, uno de los mayores especialistas en felinos del mundo, le comentó incluso a Villalba que es un hecho que comenzarán a aparecer más pumas en Uruguay en los próximos años, porque están usando más los corredores biológicos (franjas de vegetación que conectan al menos dos regiones).
"El puma todavía está en pequeños números en el país y es previsible que pueda aumentar en los próximos años", dijo Villalba, que dirige además el bioparque Mbopicuá. Que no se lo vea muy frecuentemente no significa que no esté allí. "El puma es un animal elusivo. He estado en lugares donde hay muchísimos pumas, donde son abundantes, y he visto muy pocos", apuntó Villalba. Prigioni, que en 1982 tuvo el privilegio de observar un puma durante unos diez minutos en Durazno, se mostró de acuerdo: "Ya hay una población de pumas hoy en el país".
Los autores del trabajo consideran que también pueden incidir en la reaparición de este carnívoro el despoblamiento rural y la disponibilidad de especies introducidas, tanto silvestres como domésticas. En Argentina se ha comprobado que las vías ferroviarias abandonadas, llenas de vegetación, facilitan los movimientos de este felino, por lo que el trabajo especula que podría ocurrir algo parecido en Uruguay, donde hay grandes tramos ferroviarios sin actividad desde hace más de 20 años.
Que no panda el cúnico
Esta reaparición del puma debería ser un motivo de celebración y no de preocupación. "Es el felino menos agresivo para el hombre", dijo Villalba sobre el puma, cuya condición de manso, al menos para el hemisferio sur, le valió el mote de "amigo del cristiano".
"No hay prácticamente registros de ataques de pumas a humanos, salvo excepciones en Estados Unidos", agregó. En 1997, un puma dio muerte al hijo bebé del guardaparques de las cataratas de Iguazú, pero el episodio fue catalogado como un comportamiento anormal y "difícil de explicar", según la Administración Nacional de Parques. En los 17 parques nacionales ubicados en el área de distribución de la especie, en Argentina, no se había producido un caso similar en los últimos 60 años.
La presencia del puma sí puede desatar conflictos por la depredación de ganado doméstico, pero Villalba puntualizó que si bien en los últimos tiempos se registraron varios pumas en territorio uruguayo no tuvieron incidencia importante sobre las especies domésticas.
Prigioni también recordó que si bien algunos productores denuncian con cierta frecuencia mortandad de ovinos, creyendo que es obra del puma, en la mayoría de los casos suelen ser producto de otros depredadores (como los zorros). En el capítulo dedicado a Uruguay del libro Conflictos entre felinos y humanos en América Latina (2017), realizado por Enrique González, Alexandra Cravino, Ramiro Pereira y Nadia Bou, consta que en las denuncias de ataques de puma al ganado de los últimos 10 años, de 13 denuncias solo cinco pudieron ser corroboradas por el hallazgo de huellas correspondientes a puma y por el patrón de ataque y mordida.
Contar ovejitas
La reaparición del puma en estos últimos 20 o 25 años queda patente en la cantidad de avistamientos y pruebas. El trabajo de Prigoni y Villalba cita varios registros visuales no confirmados para el departamento de Lavalleja y otros con más precisión. En Río Negro hubo registros en los años 1993, 1997 y 2006 (huella de puma; esqueleto post craneal; y tres huellas y escucha de vocalización). Villalba contó a Montevideo Portal que en el caso de 1997 el animal fue matado en el campo y solo se pudo rescatar el cuerpo decapitado (el cazador furtivo se llevó la piel y el cráneo). Prigioni también suma el registro de una huella en Treinta y Tres en el 2006. En el mismo año, otra foto de una huella, esta vez en Cerro Largo, fue aportada por Enrique González.
Julio González, coautor del trabajo, cita varios avistamientos o referencias de pumas cazados en el norte del país. En ruta 30, en Rivera, dos pumas que dieron muerte a cuatro ovejas; en ruta 5, otros dos pumas avistados que ataron un ternero; en Cuchilla Negra, un ejemplar capturado por un productor con ayuda de perros; en Artigas, un registro visual del propio González.
Más allá de la precisión o confirmación de estos registros, los trabajos coinciden en que el "león bayo" está reapareciendo. No es casual. En el 2009, una investigación de Juan A. Martínez, Juan C. Rudolf y Diego Queirolo concluía que la aparente recuperación de las poblaciones de este felino en varias áreas de las que habían sido extirpadas en Patagonia y en Corrientes "indicarían que la eventual recolonización y restablecimiento del puma en Uruguay y en la región es posible". Que prospere o no dependerá de la reacción del ser humano ante las posibles interacciones con el "león bayo", en un territorio que tiene cada vez menos espacio para los felinos de gran porte.
Martín Otheguy/ motheguy@montevideo.com.uy
Aclaración: se reporta el lugar del avistamiento del puma por tratarse de una parte central del trabajo científico (divulgado públicamente por el Museo Nacional de Historia Natural y por los investigadores del artículo) y bajo la certeza de que no implica ningún riesgo para el animal por la posible acción de cazadores, ya que el avistamiento es de hace dos años y estos animales, de los que no hay poblaciones estables registradas en el país, recorren varios kilómetros por jornada.