En octubre de 2021 la Intendencia de Montevideo (IM) reconoció como ciudadanas ilustres a Cecilia Fernández, Susana Andrade, y Clara Fassler, por sus aportes “a la construcción de una ciudad más igualitaria, justa e innovadora”. Fernández, que es prorrectora de Investigación en la Universidad de la República (UdelaR), considera que este reconocimiento es “a la universidad” y “al rol de las mujeres en la ciencia”.
En diálogo con Montevideo Portal, la investigadora habló sobre el rol de la UdelaR en pandemia, los desafíos de la institución para el 2022 y el futuro, el reconocimiento de la IM, entre otros temas.
Montevideo Portal: ¿Cuáles fueron las sensaciones al ser reconocida como ciudadana ilustre de Montevideo?
Cecilia Fernández: Fue una sorpresa. Lo entiendo como un reconocimiento a la institución, aunque entiendo que desde la IM trataron de buscar con el reconocimiento a tres mujeres que nos hubiéramos desempeñado en áreas distinta sy representar a su vez a colectivos diferentes cada una. Sentí que el reconocimiento tuvo que ver con reconocer el papel de las mujeres en la ciencia y de las mujeres universitarias, y espero que las mujeres que no son universitarias se hayan sentido representadas. Ojalá haya servido como una contribución a darle visibilidad a la unviersidad. Entiendo que desde la intendencia se buscó reconocer el aporte de la universidad en este tiempo a toda la sociedad uruguaya. Fue algo muy lindo y el evento fue muy cálido, me conmovió mucho.
MP: ¿Qué análisis hace del trabajo de la UdelaR en casi dos años de pandemia en Uruguay?
CF: La UdelaR tenía el compromiso con el país de tratar de aportar de la mejor manera posible para mitigar los problemas que cayeron junto con la pandemia, como pasó en todo el mundo y con un montón de instituciones académicas del mundo. La universidad tiene la peculiaridad de que es una institución grande en un país pequeño y en los hechos es la institución de generación del conocimiento más importante que tiene el país y hace producción de conocimiento en todas las áreas. Entonces es lógico que de alguna manera los aportes se hayan dotado en muchas áreas. Lo que para nosotros tuvo de interesante el proceso, más allá de los aspectos que institucionalmente se promovieron, fue que de alguna manera la comunidad universitaria de forma natural y espontánea se puso a trabajar cada uno desde su lugar, poniendo su conocimiento y experiencia a tratar de contribuir en lo que pudiera a mitigar los problemas. Sobre todo, en el primer momento donde entendíamos poco lo que estaba pasando. Después, con el paso de los meses, nos ordenamos un poco más y se pudo formar algún programa, se consiguieron fuentes de financiación, algunas donaciones, para apoyar algunos proyectos.
Parte de los programas regulares de la universidad se enfocaron a tratar de contribuir a solucionar problemas de la pandemia. También pasó que un montón de estudiantes de posgrado abandonaron sus trabajos de tesis y se pusieron a trabajar en aspectos vinculados a la pandemia. Ni hablar de que se tuvo que transformar la oferta curricular de la institución a una modalidad que fuera compatible con la no presencialidad. Algunas clases experimentales también se pudieron adaptar a una modalidad compatible con la no presencialidad, eso también demandó un esfuerzo enorme de todo el equipo docente. Por supuesto que cometimos errores y hay cosas que podíamos haber hecho mejor, pero pensamos que la universidad estuvo a la altura de lo que el país precisaba.
MP: ¿Cómo fue mostrar las distintas áreas de la facultad y su visibilidad en este período?
CF: Fue interesante por un lado para el ciudadano común, porque muchas veces algunas personas pueden no saber lo que se hace en la universidad. Eso se dio en un momento muy particular, donde muchas de las cosas que se pudieron hacer sirvieron porque había una falta completa de insumos de todo tipo en el planeta. Por ejemplo, en un momento teníamos kit para hacer test PCR, pero no teníamos hisopos para no tomar la muestra. Eso quizás se sabe menos, pero también para eso se hicieron un montón de desarrollos. Es importante que se haya visto de manera genuina que en el país hay gente formada para hacer desarrollos y ver que estuvimos trabajando a la altura de países del mundo. Eso fue posible por tener gente formada, con vinculación internacional para comunicarse con colegas y adaptar lo que se desarrollaba en otros lados. De alguna manera pudimos tener de parte del sector empresarial empresarios que pudieron hacerse cargo del escalado de la tecnología, como por ejemplo del kit de PCR. También hay que sumar la pertinencia que tuvo una convocatoria que hizo la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) a mediados de marzo de 2020 y eso involucró a un actor del sector académico y a uno del sector empresarial, y se hizo para el desarrollo del kit. Eso posibilitó que se hiciera el desarrollo y se pudiera implementar la producción de ese reactivo.
La universidad y el resto de las instituciones académicas, como el Institut Pasteur tuvieron mucha visibilidad, al igual que el Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable (IIBCE) y otros actores que no estuvieron directamente relacionados con su trabajo, pero aportando reactivos o equipamiento que sacaron de sus laboratorios y trasladaron a lugares donde hacía falta y se podían usar. También destacar la colaboración con el sector público y privado de salud, y el hecho de que se puedan montar laboratorios de diagnóstico en los hospitales públicos, por ejemplo, en el Hospital Maciel, en el Hospital de Clínicas y en el interior del país. En el interior fue muy bueno el despliegue de la universidad, ya que tuvimos un laboratorio de diagnóstico en Salto, en Tacuarembó y Rocha, todos ubicados en lugares donde hay docentes y sedes de la universidad. Ese entramado se fue armando rápidamente porque estaba la energía de todos los actores claves en tratar de sumar para contribuir al problema nacional. En todo este asunto vinculado con el diagnóstico fue muy importante el apoyo del Ministerio de Salud Pública y de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE).
Muchas veces está la discusión de si un país como el nuestro tiene que tener o no científicos, si tiene que hacer o no investigación o qué tipo de investigación. Hay una cuestión de soberanía que está asociada con la posibilidad de tener gente bien formada, que tiene la competencia para tomar la posta y hacer un desarrollo de este tipo. Eso pasó también con los reactivos que se generaron para hacer la determinación de anticuerpos, que tal vez tuvieron menos visibilidad y se han usado sobre todo para seguimiento. Hubo otros desarrollos como los hisopos o cuando hubo escases de las mascarillas N-95, que son insumos descartables, de uso único, y hubo un equipo de universitarios que desarrollaron una cámara que con luz ultravioleta sirve para desinfectar las máscaras, esto se llegó a utilizar en el Centro Covid del Hospital Español. Lo que todos nos preguntamos es qué va a pasar con la ciencia uruguaya después de esto, qué apoyo va a tener. Mejor demostración de la que tuvimos en estos últimos dos años de que el país tenga ciencia de buena calidad no podemos tener.
Por otro lado, hay que destacar a las ciencias sociales, que en una primera etapa estuvieron un poco menos presentes en la visibilidad pública, pero son muy importantes y vamos a precisar mucho de ellas, sobre todo en estos tiempos con respecto a los aspectos socioeconómicos, las secuelas sociales y laborales, y la importancia de comunicar bien (sobre todo, por ejemplo, con respecto a la campaña de vacunación).
MP: De alguna manera se dio a conocer una preparación que el sistema científico tenía hace mucho tiempo.
CF: Todo lo que se pudo hacer es un acumulado de los últimos años, por lo menos 30 años, donde ha habido sin duda en los últimos años un desarrollo que todavía es absolutamente escaso por los parámetros que se usan habitualmente para comparar la cantidad de investigadores que tiene el país y la inversión en cuanto al porcentaje del Producto Bruto Interno en ciencia y tecnología. Igual hay algunas áreas en las cuales el país tiene fortalezas y está bien saber que surgió por una construcción de largo plazo, y también está bien saber que es una preocupación que es un sistema que es frágil y si no se lo cuida es muy fácil que se debilite, por más que tiene sus fortalezas. Eso tiene que ver con dar lugar a los jóvenes, que el país demande la gente bien formada que hemos generado en los últimos años, que los investigadores formados encuentren lugares en el país dónde insertarse, también fuera del ambiente académico. Ese es un desafío, ya que la mayoría de los investigadores que tiene el país se desempeñan en el sector académico o en el público.
MP: ¿Cuáles son los desafíos de la universidad con respecto a la paridad de género?
CF: Tenemos desafíos, pensamos que en los últimos años hemos avanzado bastante en eso. Sobre todo en la conciencia de algunos problemas y en el hecho de que si se analizan los datos, en el correr de los años hay cada vez más mujeres docentes e investigadoras en cargos de más jerarquía. Sigue ocurriendo todavía que en el caso de la UdelaR la matrícula es mayoritariamente femenino y la mayoría de docentes son mujeres en los grados 1 y 2, los 3 están igualados o los 4 y 5 son mayoritariamente hombres todavía. Eso se está corriendo porque las mujeres están progresando en su carrera. Tambien hay diferencias entre las áreas, las más biológicas o en el sector salud el predominio es importante, como en lo que involucra la enfermería, por ejemplo. Química es pareja, y en física y matemática la relacion se invierte, por ejemplo. Hay mucho trabajo para hacer en distintas cosas, por un lado lo que tiene que ver con la educación y formación en ciencia en primaria y secundaria. También está el desempeño profesional de docentes de la UdelaR y las políticas de cuidado para atender casos en los que mujeres pueden retrasar su carrera, por ejemplo en el momento del embarazo. Tenemos que encontrar la manera para que la mujer disfrute de su maternidad, pero que eso no sea en contra de su carrera. Falta mucho trabajo por hacer en ese sentido. Algo similar ocurre en el Sistema Nacional de Investigadores (SIN), donde en el nivel 1 hay mayoría de mujeres y se invierte en nivel 2 y 3. También pasa lo mismo en la Academia Nacional de Ciencias del Uruguay (ANCiU), donde hay pocas mujeres.
MP: Y con respecto a otras áreas, ¿cuáles deben fortalecerse o no descuidarse?
CF: La universidad es la principal institución de creación de conocimiento que tiene el país, ojalá esa proporción vaya disminuyendo y vaya surgiendo otras instituciones de generación de conocimiento y que puedan servir como lugares de inserción, no solamente instituciones de formación, sino de investigación. La unviersidad ahora tiene un despliegue en todo el territorio, es importante fortalecer los vínuculos con el resto de las instituciones de investigación y académicas del pais. Somos fuertes en la medida que podamos actuar como sistema, también con el Institut Pasteur, el Clemente Estable, con el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), la Universidad Tecnológica del Uruguay (UTEC), por ejemplo.
La universidad es muy heterogénea y tenemos el desafío de fortalecernos en otras áreas, donde debemos emparejar hacia arriba. Tenemos sectores de la universidad donde se invertía en áreas de frontera del conocimiento y otras donde tenemos un desarrollo bastante menor. La idea es fortalecer las áreas con menor desarrollo relativo. Algunas son disciplinas que se integraron hace relativamente poco a la universidad, como puede ser el Instituto Superior de Educación Física o la Facultad de Enfermería, que es una facultad relativamente joven. Enfermería es una profesión que adquirió una visibilidad enorme durante la pandemia y toda la población tomó conciencia del trabajo de los enfermeros para la atención de los centros de salud.
Es importante también reforzar los vínculos internacionales, principalmente con los países de la región. Pero en general, los investigadores uruguayos tienen buenas conexiones con sus colegas de otra parte del mundo. Eso no hay que descuidarlo y hay que fortalecerlo.
Está además el desafío de promover aún más de lo que se ha hecho en los últimos años lo que es la investigación interdisciplinaria, el abordaje de distintos problemas complejos desde múltiples disciplinas. La unviersidad hizo un esfuerzo en ese sentido, en los últimos 10 años, con la creación de lo que se llama el espacio interdisciplinario y convocatorias a programas que tienen como base el requisito de la interdisciplina. También hay que fortalecer los vínculos entre las distintas facultas, en ese también está mejor y hay mucha menos barreras, por ejemplo que cuando yo estudié. Debemos fortalecer el área clínica y otras donde el trabajo profesional es muy atractivo, en cuanto a retribución, pero el desarrollo en la parte académica de esa área es comparativamente menor. Es importante tener equipos que hagan producción de conocimiento en esas áreas para mejorar la calidad de la enseñanza y la formación de posgrados y demás.