La ventana para el despegue de Hera comienza el 7 de octubre a las 16:52 hora peninsular y durará hasta el día 27 del mismo mes. “La base sobre la que trabajamos en estos momentos, hasta que llegue la comunicación oficial (de SpaceX), es el día 7; estamos listos para lanzar el lunes”, ha dicho en rueda de prensa virtual Ignacio Tanco, director de vuelo de la ESA.

El pasado fin de semana SpaceX anunció que tras el exitoso lanzamiento de la misión tripulada Crew-9, que traerá de vuelta a la Tierra en febrero de 2025 a los dos astronautas ‘atrapados’ en la Estación Espacial Internacional, el cohete Falcon 9 sufrió una anomalía.

En concreto, tal y como relató la compañía en su cuenta de X, la segunda etapa del Falcon 9 se desechó en el océano como estaba programado, pero, debido a una combustión anormal, lo hizo fuera del área prevista.

Por eso, SpaceX paralizó las actividades de estos lanzadores —acumulan tres incidentes en los últimos meses— y anunció que se reanudarían después de estudiar y comprender mejor la causa detrás del último problema —la Administración Federal de Aviación (FAA) estadounidense tiene ahora que dar luz verde a SpaceX—.

En un “compás de espera”

La ESA está por tanto en un “compás de espera”, pero se muestra optimista acerca de que Hera pueda lanzarse dentro de la ventana de 21 días e incluso el mismo lunes 7 —si no, habría que esperar dos años—.

Para este calendario está lista, “los planes no han cambiado”, ha confirmado Ian Canelli, director del proyecto Hera.

Esta es la primera misión de defensa planetaria de la ESA y realizará un estudio detallado tras el impacto de una nave contra el asteroide Dimorphos, que orbita a uno mayor conocido como Didymos y con el que forma sistema binario.

En 2022, Dimorphos, con un diámetro de unos 150 metros, fue el primer objeto del Sistema Solar cuya órbita alrededor del cuerpo principal fue modificada -en una media hora- por la actividad humana, tras el impacto de la misión DART de la NASA.

El objetivo ahora de Hera, que llegará al sistema de asteroides a finales de 2026, es reunir datos cruciales que faltan para demostrar que la desviación cinética es una técnica de defensa planetaria fiable.

Para llegar hasta el asteroide, la nave tendrá que realizar en 2025 una maniobra gravitacional en Marte para acelerarse y alcanzar su destino final, donde averiguará cómo de eficiente fue el impacto de DART, ayudará a comprender mejor la física de este choque o las propiedades internas de los asteroides, según Michael Kueppers, científico del proyecto.

Para esto último, la sonda Hera también desplegará un par de CubeSats del tamaño de una caja de zapatos: Milani realizará observaciones espectrales de la superficie, mientras que Juventas realizará los primeros sondeos de radar que se hayan realizado nunca en un asteroide.

Al recabar información sobre la masa, la composición y el cráter que DART dejó en Dimorphos, los científicos podrán evaluar de la forma más completa posible la efectividad de la técnica de desviación empleada.

Los datos de Hera, bautizada en honor de la diosa griega del matrimonio, permitirán por primera vez validar o perfeccionar los modelos numéricos de impacto a escala de asteroides, dejando así lista para su uso esta técnica de defensa planetaria si en algún momento fuera necesaria para salvaguardar la Tierra, resume la ESA.

Y es que el sistema de asteroides que analizará es prototípico de los miles que podrían suponer un riesgo de impacto para la Tierra; un asteroide de 150 metros —conocidos como ‘city killers’ (asesinos de ciudad)— podría acabar, si impactara, con una ciudad como Madrid, aunque no es tan grande como para afectar al país entero, según Tanco.

La nave espacial Hera, con 12 instrumentos y con un presupuesto de 363 millones de euros, la construyó OHB en Alemania y contó con la intervención de 18 países europeos, además de Japón.

Por ejemplo, el sistema preciso de guiado, navegación y control, esencial para volar esta nave espacial del tamaño de un escritorio alrededor del asteroide doble, lo desarrolló GMV en España.

EFE