Elegir a quién votar puede insumir largo tiempo de sopesar y meditar opciones. Sin embargo, el acto de votar en sí mismo es breve y simple: basta con entregar la credencial en la mesa, tomar el sobre, cortar la tirilla y entregarla. Luego se pasa al cuarto secreto para ensobrar la lista y se regresa a la mesa para introducir el sobre en la urna y —a no olvidar— recoger la credencial y el comprobante de voto.
Sin embargo, algunos agregan un paso extra: pasar la lengua por el borde del sobre con el fin de humedecer su inexistente adhesivo y así sellarlo. Las personas veteranas son más propensas a esta acción, quizá porque en su juventud era corriente enviar correspondencia en papel y de ese modo se sellaban los envoltorios.
En el caso del sobre votación, es innecesario, no recomendado y hasta prohibido hacerlo. Ahora, al igual que en las elecciones de octubre —y que en las de 2019—, los funcionarios que se ocupan de las mesas de votación en todo el país insistieron con un mensaje acerca del asunto. Y a pesar de colocar carteles a mansalva, no consiguen desterrar la antihigiénica y fastidiosa práctica.
En la presente jornada electoral, el presidenciable Álvaro Delgado, el expresidente Julio María Sanguinetti y el ministro Nicolás Martinelli fueron captados en pleno “lengüetazo a la lengüeta” y eso los puso en la mira de los tuiteros.