Por The New York Times | Shira Ovide
Caitlin Mooney tiene 24 años y le fascina la tecnología que data de la era del Sputnik.
Mooney, que hace poco se graduó de la carrera de ciencias de la computación en el Instituto de Tecnología de Nueva Jersey, es fanática de las tecnologías que estaban en auge hace cincuenta años, como los servidores centrales y el software llamado COBOL que las hace funcionar. Ese tipo de aficiones no están en onda en Silicon Valley, pero se trata de tecnología esencial para los grandes bancos, las aseguradoras, las agencias gubernamentales y otras instituciones de gran importancia.
Mientras Mooney buscaba empleo, muchas empresas notaron sus habilidades y quisieron entrevistarla para puestos más altos que aquellos para los que había aplicado.
“Los empleadores se emocionaban mucho”, me contó Mooney, quien ahora está intentando elegir entre varias ofertas de empleo.
La resiliencia de las tecnologías informáticas con décadas de antigüedad y las personas que se especializan en ellas demuestran que las nuevas tecnologías suelen basarse en muchos programas y sistemas antiguos.
Cuando depositas tu dinero por medio de la aplicación móvil de tu banco, es probable que detrás de esa acción haya computadoras descendientes de las que se utilizaron en las misiones lunares del Programa Apolo. (También hay código informático de medio siglo de antigüedad en el software que usa el iPhone).
A menudo se considera un problema o un chiste que todavía haya tanta tecnología rancia a nuestro alrededor. Pero no tiene por qué ser algo negativo.
“Si no está roto, no lo arregles”, bromeó Ellora Praharaj, directora de ingeniería de la confiabilidad en Stack Overflow, un foro en línea popular entre los trabajadores del sector tecnológico. “Desde luego, los estudiantes que egresan hoy en día no quieren trabajar en lenguajes informáticos más antiguos y poco llamativos. Pero la realidad del mundo es que eso es lo que sustenta muchos de nuestros sistemas existentes”.
Praharaj relató que aprendió el lenguaje de software COBOL en la universidad a mediados de los años 2000 y “lo odié”. Pero hasta hace unos cinco años, solía utilizar una tecnología de programación informática llamada Fortran en un empleo anterior en la industria de servicios financieros. El código antiguo está por todas partes.
El latín ha muerto, pero los antiguos lenguajes de programación informática como el COBOL siguen vivos.
El salario típico para un programador de COBOL aumentó un 44 por ciento en el transcurso del año pasado a casi 76.000 dólares, según una encuesta salarial de Stack Overflow. La compensación que los trabajadores declararon de manera independiente está por debajo que la percibida por personas que usan lenguajes de software modernos como el Rust, que ganan 87.000 dólares, pero fue el incremento más significativo en dólares que se vio en la encuesta. (Para los que somos fanáticos de los datos: Stack Overflow declaró que el tamaño de la muestra de su encuesta era considerable, pero que no era necesariamente representativa). Todo esto también demuestra que los nerdos de las computadoras están sujetos a una dinámica básica de oferta y demanda. No existen muchas personas como Mooney que quieran trabajar con servidores centrales y software COBOL; la continua demanda de sus habilidades les concede poder. Un trabajador en busca de empleo que quería adquirir experiencia en COBOL en “el mundo real” hace poco escribió en el foro tecnológico Hacker News: “Los desarrolladores de COBOL hoy en día son un nicho especializado y se les paga como corresponde”.
Claro que sería muy difícil encontrar a alguien que crea que las tecnologías de la generación “boomer” son la próxima gran novedad. La mayoría de los planes de estudios universitarios de ciencias de la computación no se enfocan en servidores centrales, COBOL ni Fortran.
Year Up, una organización que capacita a adultos jóvenes para puestos en campos tecnológicos, me dijo que dejó de ofrecer capacitación en COBOL. Los empleadores potenciales le pidieron a Year Up que enfocara su currículo en lenguajes de programación nuevos y más utilizados como Java y Python.
Algunas personas con años de experiencia en tecnologías más antiguas dicen que les preocupa haberse encasillado lejos de puestos con más potencial.
Sin embargo, especialistas en ciencias de la computación me dijeron que, si bien no les recomendarían a los jóvenes dedicarse por completo a las viejas tecnologías, estas pueden ser una base útil. Es un hecho inevitable que las modas de codificación actuales serán remplazadas por algo nuevo. La habilidad más importante es aprender cómo seguir aprendiendo, comentó Jukay Hsu, director ejecutivo de Pursuit, una empresa de formación profesional en el sector tecnológico.
La curiosidad de Mooney por la programación informática despertó mientras tomaba cursos de negocios en una universidad comunitaria. Relató que empezó a hacer sus tareas de contabilidad en Python “por pura diversión”. Cuando tomó un curso impartido por un profesor especializado en COBOL, Mooney descubrió que le gustaba. También se sintió acogida por una comunidad de fanáticos de servidores centrales dispuestos a ayudar a una novata joven.
“Fue una experiencia increíble para fortalecer la seguridad en mí misma y mis capacidades”, afirmó Mooney.
La ironía es que los diseñadores de COBOL jamás esperaron que el software prevaleciera durante tanto tiempo. Como escribió mi colega de The New York Times Steve Lohr en un obituario para Jean Sammet, un diseñador de COBOL, los pioneros del software esperaban que este fuera una solución provisional útil hasta que llegara algo mejor.
Eso sucedió unos 40 años antes de que naciera Mooney. Es probable que la tecnología antigua siga vigente hasta después de los próximos 40 años. La próxima vez que te burles de la tecnología rancia, recuerda que las nuevas tecnologías suelen basarse en ella. (James Kerr / Scorpion Dagger/The New York Times).