El reconocido analista norteamericano de tecnología y medios Ben Thompson escribió una larga editorial en la que elogió la última decisión tomada por el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, sobre acabar con el programa de verificación en Meta, multinacional propietaria además de la red social Instagram y WhatsApp.
Para Thompson, la implementación de los verificadores de verdad que llevó adelante la red social Facebook a partir de 2016 fueron “demasiado parciales políticamente” y la decisión adoptada actualmente por la empresa, es una medida que va en la dirección de la libertad de expresión, ante la “censura” que implicó aplicar este tipo de herramientas.
En esta línea, Thomspon cuestionó la forma en que Facebook manejó dichos “verificadores de verdad” y expresó que implicaron “una severa censura (fuertes sugerencias, respaldadas por la amenaza implícita de una acción regulatoria (o inacción), si se quiere ser preciso).
“La pendiente es resbaladiza, y el hecho es que, al menos en términos de la cultura de élite dominada por los medios estadounidenses, estamos al pie de la colina. Sí, la Primera Enmienda todavía existe como ley, pero es difícil argumentar que la libertad de expresión todavía existe como valor. En otras palabras, si bien antes bastaba con declarar que uno estaba a favor de la libertad de expresión para apaciguar la mayoría de las controversias, en particular en lo que respecta a El error original de Mark Zuckerberg sobre la libertad de expresión, según analista
Ben Thompson defendió en una extensa editorial el cambio anunciado por Meta sobre la eliminación de los “verificadores de verdad”.
los comediantes o las personalidades atrevidas, hoy uno se ve rápidamente atrapado en el mismo tipo de lodo que señalé antes, tratando de defender principios generales mientras se distancia de ejemplos específicos”, argumentó el analista.
Con respecto a esto, Thompson señala que no se logró interiorizar por completo los costos a largo plazo que tendría no aceptar “la libertad de expresión”, al utilizar “verificadores de verdad”.
Las empresas de tecnología en general dedicaron enormes cantidades de recursos a construir enormes aparatos de moderación y se volvieron dramáticamente más agresivos a la hora de censurar la supuesta desinformación; este esfuerzo alcanzó su apoteosis durante la covid y las elecciones de 2020.
“El problema fundamental de culpar a Facebook de la desinformación por Trump es que fue, para usar las palabras de Zuckerberg, ‘una idea bastante loca’. Es por eso que todos los esfuerzos de los últimos ocho años para contener la desinformación han fracasado por completo; peor aún, en realidad han hecho que todos se enfaden con la tecnología, no solo los demócratas”, agregó Thomspon.
En resumen, el analista cuestiona que con la creación de los verificadores de verdad se convirtieron en “los árbitros” de lo que es la verdad, convirtiendo a la tecnología en el chivo expiatorio de Trump y rompiendo “el acuerdo” que unía a la tecnología y a los demócratas.
El columnista recuerda un discurso de Zuckerberg realizado en 2019, cuando el empresario sostuvo que “impulso de censurar era, en última instancia, contraproducente”
“Ante estas tensiones, una vez más, un impulso popular es dar marcha atrás en la libertad de expresión. Estamos en otra encrucijada. Podemos seguir defendiendo la libertad de expresión, entendiendo su desorden, pero creyendo que el largo camino hacia un mayor progreso requiere enfrentar ideas que nos desafían. O podemos decidir que el costo es simplemente demasiado alto”, reflexionó el especialista.
No obstante, además del análisis Thompson también subraya el interés comercial y económico de Zuckerberg al cambiar su política y criterio editorial de contenidos, también marca una posición de reconciliación y más cercana hacia la figura del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump.
“No fue casualidad que Meta Platforms Inc. eligiera el programa de noticias de televisión favorito de Donald Trump, Fox and Friends, para hablar sobre su decisión de abandonar la verificación externa de datos. La medida, que afectará el contenido que se ofrece a cientos de millones de usuarios estadounidenses en plataformas como Instagram y Facebook, estaba dirigida en efecto a una audiencia de una sola persona. Fue el último cálculo de un esfuerzo de meses del fundador y director ejecutivo Mark Zuckerberg para reposicionar al gigante de las redes sociales como una organización más favorable a Trump después de años de conflicto y tensión…”, graficó Thomspon.