El cambio global explica el aumento de la frecuencia de inundaciones, señala investigador

En la ciudad de Petrópolis (Brasil), las fuertes lluvias han causado al menos 120 muertos y decenas de desaparecidos. Unas 850 personas fueron desalojadas de sus hogares y al menos 24 personas han sido rescatadas con vida, según datos oficiales que informa la agencia EFE.

Este tipo de eventos extremos se da por un conjunto de factores y su período de aparición varía en el tiempo.

En diálogo con Montevideo Portal, Marcel Achkar, investigador del área Geociencias del Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas (Pedeciba) y docente del Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales, de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República, explicó las causas de este tipo de fenómenos que se dan a nivel global.

“Estos eventos de máximas precipitaciones tienen un período de aparición que varía en el tiempo. No son cosas que nunca pasaron en la vida del planeta, lo que se ve es que con el cambio ambiental global está aumentando la frecuencia de estos fenómenos”, sostuvo Achkar.

Por otro lado, el investigador dijo que “los cambios de uso del suelo, ocupación del territorio en zonas adecuadas, hacen que los efectos de estos eventos extremos se magnifiquen”. Además, comentó que “la ocupación de población en zonas no adecuadas para uso residencial hace que los efectos de estos eventos sean desde el punto de vista social muy costosos en vidas y recursos”. “Es una conjunción de factores, donde también están los efectos de la intensificación en los usos del suelo”, afirmó.

Por lo tanto, Achkar contó que “eso lleva a que cuando llueve hay una relación entre el agua que infiltra y la que escurre superficialmente. La intensidad en el uso del suelo lleva a que disminuya la infiltración y aumente la posibilidad de escurrir superficialmente el agua de la lluvia. Eso hace que esa agua, que están en volúmenes muy grandes, aumente su capacidad de trabajo y sea capaz de generar coladas de barro y arrastrar todo lo que encuentre a su paso”. “Lo que estamos viviendo es ese proceso, el cambio ambiental global conduce al aumento de la frecuencia de eventos extremos, que ya se habían dado en la historia del planeta, pero no con tanta frecuencia”, agregó.

El licenciado en Geografía expresó que “la probabilidad de que aumente la frecuencia de los eventos extremos es cada vez mayor” y “los efectos de esos eventos cada vez va a ser más grande, sobre todo en las poblaciones vulnerables”. “Es decir, a poblaciones que por no poder acceder a terrenos de buena calidad se instalan para uso residencial en terrenos que no tienen las condiciones o para tener máxima pendiente, o por ocupar una planicie que cuando se desbordan los cursos de agua se inundan”, afirmó.

Achkar consideró que “es muy difícil saber cuándo va a volver un evento de estas características y dónde va a ocurrir”. “Lo que nos indican las series temporales es que estos eventos aumentan en frecuencia. Al momento, con los modelos que trabajamos, es imposible decir si este año va a haber otro evento de estas características y en determinado lugar”, sostuvo.

Inundaciones en Uruguay y la acción del ser humano

Un evento extremo, excepcional, ocurrió en el mes de enero en la ciudad de Montevideo y algunas zonas de Canelones que no estaban preparadas para afrontar ese tipo de situaciones. “Quizás el próximo ocurra en 100 años o el año que viene, es impredecible. Sabemos que la frecuencia está aumentando, pero hay niveles de incertidumbre”, dijo Achkar.

“Se trata de un problema global que ocurre en diferentes partes del mundo con distintas manifestaciones: olas de calor, aumento de la sequía, precipitaciones extremas u olas de frío. Hay un sistema que está cambiando y se está acomodando”, añadió.

El investigador explicó que “uno de los elementos más fuertes que se está consolidando en la comunidad científica es que las causas de ese cambio tan acelerado es antrópico, es decir, debido a las actividades humanas”.

“Si uno ve en perspectiva de millones de años el planeta Tierra siempre cambió, nunca permaneció estable. Lo que preocupa es la velocidad con la que está cambiando en estas últimas décadas, que no da tiempo a un reajuste del sistema”, concluyó.